Ozempic abre una nueva esperanza más allá de la obesidad: podría combatir el alcoholismo
Aparte del sobrepeso, la semaglutida quizá sea también una aliada para tratar determinadas adicciones

Un hombre sujetando un vaso con alcohol. | ©Freepik.
No hay prácticamente día que Ozempic no salga a la palestra. Los diarios económicos hablan de un milagro que ha puesto en el cielo a la farmacéutica Novo Nordisk, pero el mundo del bienestar –y de la medicina– también aplaude a manos llenas su alumbramiento. De ser un fármaco desconocido ha pasado a ser la estrella de la medicina moderna, utilizado principalmente en el tratamiento de la diabetes tipo 2, para convertirse en una solución popular para combatir el sobrepeso y la obesidad.
Desarrollado por la empresa farmacéutica danesa Novo Nordisk, fue aprobado inicialmente en 2017 para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Sin embargo, su capacidad para reducir el apetito y promover la pérdida de peso ha ampliado su uso aparte de su indicación original. La cuestión es que son cada vez más las intenciones médicas y científicas de ver si Ozempic puede ir más allá. En este caso, más que el nombre comercial, interesa la semaglutida, que es el componente activo de Ozempic, tratándose de un agonista del receptor del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1).
Este compuesto imita la acción de la hormona GLP-1, que se libera en el tracto gastrointestinal en respuesta a la ingesta de alimentos. Una de las funciones del GLP-1 es incitar al organismo a producir más insulina, lo que reduce la glucosa en sangre. Además, en cantidades más elevadas, interactúa con las partes del cerebro que reducen el apetito y producen sensación de saciedad. Por este motivo, la popularidad de Ozempic ha crecido notablemente debido a su eficacia en la pérdida de peso. Estudios clínicos han demostrado que los pacientes que utilizan semaglutida experimentan una reducción significativa en su peso corporal.
Ozempic: ¿el fármaco total?
Más allá de su uso en la diabetes tipo 2 y la pérdida de peso, Ozempic y otros fármacos que contienen semaglutida están siendo investigados por sus posibles beneficios en otras patologías. Por ejemplo, se están realizando estudios para evaluar su eficacia en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. En este sentido, ya se ha observado que pueden reducir el riesgo de eventos como infartos o accidentes cerebrovasculares. Especialemente en pacientes con diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas confirmadas.
Además, investigaciones recientes apuntan a que la semaglutida podría tener un papel en la mejora de la función renal en pacientes con diabetes tipo 2. De tal modo, se ha observado que ayuda a ralentizar el deterioro de la función renal mediante un mecanismo aparte de la reducción de la glucemia.
Eso no quita que se tengan en cuenta las posibles contraindicaciones y efectos secundarios asociados con el uso de Ozempic. Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran las náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal. Estos síntomas suelen disminuir con el tiempo a medida que el cuerpo se adapta al medicamento. No obstante, en personas con problemas renales, estos síntomas pueden agravar la condición, especialmente si causan deshidratación.
Ozempic contra el alcoholismo
Recientemente, un estudio publicado en Jama Psychiatry ha explorado el potencial de Ozempic en el tratamiento del alcoholismo. Del mismo modo, no se trata del único ejemplo que habla del potencial de la semaglutida en este tipo de patologías. Además, no es el único trabajo que apunta a cómo este fármaco, al igual que Wegowy, podría vincularse a esta reducción de la ingesta alcohólica.
El estudio sugiere que la semaglutida de Ozempic, del que habla el Centro de información de medicamentos, podría influir en las áreas del cerebro relacionadas con el control de impulsos y la recompensa. De este modo, reduciría el deseo de consumir alcohol. Esta hipótesis se basa en la observación de que los agonistas del receptor GLP-1, como la semaglutida, pueden modular los circuitos neuronales implicados en la adicción.
Es cierto que estos hallazgos son prometedores. No obstante, los autores del estudio enfatizan la necesidad de realizar ensayos clínicos específicos para confirmar la eficacia de Ozempic en el tratamiento del alcoholismo. La realidad es que, al mismo tiempo, la literatura médica avala que los pacientes bajo el tratamiento de Ozempic para la obesidad también veían modulado el deseo de ingerir alcohol.
Es importante destacar que, aunque estos resultados abren nuevas perspectivas para el uso de Ozempic, su aplicación en el tratamiento del alcoholismo aún se encuentra en fases iniciales de investigación. Como es lógico, hasta que no se disponga de más evidencia, es prematuro considerar la semaglutida como una opción terapéutica para el alcoholismo.