Implante coclear: la alternativa a los audífonos que no es apta para todos
A pesar de los avances, esta herramienta no restaura la audición normal, sino que la sustituyen parcialmente

Mujer con implante coclear | Canva
El implante coclear es una solución avanzada para aquellos que sufren de sordera severa o profunda. A diferencia de los audífonos, los cuales amplifican los sonidos para ayudar a las personas a escuchar mejor, el implante coclear tiene un enfoque completamente distinto y se convierte en una opción cuando los audífonos ya no ofrecen los resultados esperados. A pesar de ser una tecnología prometedora, esta herramienta no es adecuada para todas las personas, y su uso requiere cumplir con ciertos criterios específicos.
El funcionamiento del dispositivo
El implante coclear es un dispositivo electrónico que ayuda a las personas con sordera o dificultades auditivas a percibir sonidos, estimulando directamente el nervio auditivo con señales eléctricas. A diferencia de los audífonos, que amplifican el sonido, el implante coclear consta de dos partes: una interna, que se implanta quirúrgicamente en el hueso temporal y contiene un estimulador-receptor que convierte las señales sonoras en impulsos eléctricos enviados al cerebro, y una externa, que incluye un micrófono, un procesador de lenguaje y una antena para captar, procesar y transmitir los sonidos al implante interno.
Este dispositivo reemplaza la función del oído interno, convirtiendo las vibraciones sonoras en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo y envían la información al cerebro. Aunque el implante no restaura la audición normal, mejora la percepción de los sonidos, aunque de manera diferente a como lo haría un oído funcional.
Mejora la calidad de vida
Una vez que el implante coclear se ha integrado y se ha completado la rehabilitación, las personas pueden experimentar una mejora significativa en su calidad de vida. Muchos usuarios logran participar activamente en conversaciones, reconocer sonidos del entorno y, en algunos casos, comunicarse por teléfono. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el implante no restaura la audición normal, por lo que las expectativas deben ser siempre realistas.
En términos de actividades diarias, las personas con implantes cocleares generalmente pueden llevar una vida relativamente normal, con pocas restricciones. Sin embargo, los deportes de contacto pueden ser problemáticos, ya que existe el riesgo de dañar el dispositivo. Además, debido a que estos implantes contienen componentes metálicos, no se recomienda que los pacientes se sometan a resonancias magnéticas.
¿Qué individuos pueden usarlos?
Aunque el implante coclear ha sido una solución eficaz para muchas personas, no todos son candidatos para someterse a este tipo de cirugía. El proceso de selección está basado en varios factores que determinan si un individuo puede beneficiarse de esta tecnología.
Requisitos generales
- Sordera profunda: el candidato debe estar completamente sordo o casi completamente sordo en ambos oídos y no obtener mejoras significativas con el uso de audífonos.
- Motivación: la persona debe estar motivada para someterse a la cirugía y comprometerse con la rehabilitación necesaria después del implante. El proceso de adaptación puede llevar tiempo y esfuerzo.
- Evaluación médica: los candidatos deben someterse a una serie de evaluaciones médicas, incluidas audiometrías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas del oído y el cerebro. Además, en algunos casos, los niños pueden requerir una evaluación psicológica.
- Expectativas realistas: es importante que el candidato entienda que el implante coclear no restaurará la audición «normal». El dispositivo permite la percepción de sonidos, pero no reemplaza la audición perfecta.
Según la edad
- Los implantes cocleares pueden ser adecuados para niños y adultos. Incluso se han aprobado implantes cocleares para niños tan pequeños como de un año de edad, lo que permite que el lenguaje y la percepción auditiva se desarrollen más rápidamente. Sin embargo, los criterios de selección varían ligeramente entre adultos y niños.

¿Cuál es el procedimiento quirúrgico?
El procedimiento para implantar un dispositivo coclear es complejo y requiere una intervención quirúrgica bajo anestesia general.
- Incisión y preparación: se realiza una pequeña incisión detrás de la oreja, en el área del hueso temporal, para acceder al oído interno.
- Implante interno: utilizando un microscopio y herramientas quirúrgicas, el cirujano realiza un pequeño orificio en el hueso detrás de la oreja para insertar la parte interna del implante. El conjunto de electrodos se coloca en la cóclea para estimular el nervio auditivo.
- Colocación del receptor: el receptor se coloca dentro de una cavidad creada en el hueso, lo que garantiza su estabilidad. El dispositivo debe permanecer lo suficientemente cerca de la piel para transmitir las señales eléctricas sin interrupciones.
- Cierre y recuperación: después de la cirugía, la herida se sutura y se aplica un apósito sobre la zona operada. La persona es monitoreada y, dependiendo del caso, puede regresar a casa el mismo día o al siguiente.
Riesgos y complicaciones
Aunque el implante coclear es generalmente seguro, como cualquier cirugía, conlleva ciertos riesgos. Estos pueden incluir:
- Infecciones en el sitio de la cirugía.
- Daño a los nervios, como el nervio facial.
- Complicaciones con la cicatrización de la herida.
- Posibles malformaciones del dispositivo o fallos en su funcionamiento.
- Infección en el líquido cefalorraquídeo (meningitis).
Recuperación y rehabilitación
La recuperación después de la cirugía es gradual. Aunque la parte interna del implante se coloca de inmediato, la parte externa se ajusta entre una a cuatro semanas después de la intervención para permitir que la incisión cicatrice. Durante este tiempo, el paciente comienza a trabajar con audiólogos y logopedas para aprender a procesar los sonidos que el implante coclear transmite. La rehabilitación auditiva es esencial para maximizar los beneficios del dispositivo.
El proceso de adaptación puede llevar varios meses o incluso años. Algunas personas logran escuchar sonidos claros, mientras que otras solo aprenden a reconocer ciertos ruidos. Los avances dependen de varios factores, como la salud del nervio auditivo, el tiempo de sordera y la motivación del paciente.