Cuidar tu salud dental podría proteger tu salud cardiovascular y prevenir infartos
Aunque pueda parecer que las relaciones son nulas, recientes estudios han comprobado que tienen más que ver de lo que parece

Un hombre en el dentista. | Freepik
Cuando pensamos en nuestra salud, solemos dividirla en compartimentos: el corazón, los pulmones, el sistema digestivo, los huesos o la piel. Tanto como para, a veces, creer que no puede haber relaciones entre sistemas que creeríamos opuestos. Sin embargo, el organismo es una red interconectada donde los problemas en un área pueden repercutir en otra, a veces de manera sorprendente. Lo que sucede en la boca, por ejemplo, no se queda solo ahí, y su impacto puede ser mayor de lo que imaginamos.
Uno de los ejemplos más llamativos es la relación entre la salud dental y el sistema cardiovascular. A primera vista, parecen dos ámbitos sin conexión, pero los estudios recientes han empezado a desvelar un vínculo inesperado. Mantener una correcta higiene bucal podría influir en la probabilidad de padecer enfermedades del corazón e incluso reducir el riesgo de sufrir un ictus o una arritmia, algo de lo que hemos hablado en varias ocasiones en THE OBJECTIVE.
Esta conexión se basa en la inflamación sistemática y la respuesta del organismo a la acumulación de bacterias en la boca. Una mala higiene dental no solo afecta a dientes y encías, sino que puede desencadenar procesos inflamatorios que tienen repercusiones en arterias y órganos vitales. En este sentido, cepillarse bien los dientes y usar hilo dental con regularidad podrían ser hábitos con beneficios mucho más amplios de lo que se pensaba.
La salud cardiovascular, un caballo de batalla de la sanidad moderna
Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales preocupaciones de la medicina actual y una de las principales causas de muerte en los países desarrollados. Infartos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardiaca o arritmias afectan a millones de personas cada año y suponen una carga considerable para los sistemas sanitarios. Estas patologías no solo impactan la calidad de vida, sino que también pueden provocar discapacidades graves o fallecimientos prematuros.

La mayoría de estos problemas tienen un denominador común: su relación con los hábitos de vida. Factores como la alimentación, el ejercicio, el consumo de tabaco y alcohol, o el estrés juegan un papel crucial en su desarrollo. La acumulación de colesterol en las arterias, la hipertensión o la diabetes, que son desencadenantes de muchos eventos cardiovasculares, están estrechamente vinculadas a nuestro estilo de vida diario. Sin embargo, el factor de la salud dental puede influir también.
Por ello, los expertos insisten en la importancia de la prevención. Controlar la dieta, reducir el consumo de ultraprocesados y azúcares, realizar ejercicio con regularidad y evitar el sedentarismo son algunas de las medidas más recomendadas. Sin embargo, hay otro factor que hasta hace poco no se tenía en cuenta: la higiene bucal. Y las investigaciones más recientes sugieren que su impacto sobre la salud cardiovascular podría ser mucho mayor de lo que imaginábamos. Lo cierto, además, es que es un tema largamente estudiado. Incluso para comprobar la vinculación entre la pérdida de piezas dentales y los ictus.
La curiosa conexión entre salud dental y cardiovascular
Investigaciones recientes han empezado a mostrar una relación entre la salud dental y la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Un estudio publicado por la American Heart Association ha revelado que las personas que mantienen una higiene dental óptima y utilizan hilo dental con regularidad presentan un menor riesgo de sufrir ictus y arritmias. Estos hallazgos refuerzan la teoría de que la inflamación crónica de las encías podría estar vinculada a problemas en el sistema circulatorio.
La enfermedad periodontal, caracterizada por la inflamación y sangrado de las encías, es una de las principales vías por las que las bacterias bucales pueden pasar al torrente sanguíneo. Cuando esto sucede, el organismo reacciona con una respuesta inflamatoria que, con el tiempo, puede dañar las arterias y favorecer la formación de placas de ateroma. Estas placas estrechan los vasos sanguíneos y aumentan el riesgo de eventos cardiovasculares graves, como infartos o accidentes cerebrovasculares.
Todo parte de un estudio con 6.278 participantes que debían responder sobre el uso del hilo dental. A ellos se les realizó un seguimiento de 25 años para comprobar si habían desarrollado fibrilaciones auriculares o ictus isquémicos, además del tipo específico de ictus.
Del total del estudio, el 65% de los encuestados afirmaban usar hilo dental al menos una vez a la semana. Pues bien, comparado con los que no lo utilizaban, el grupo que hacía uso del hilo dental había tenido un 22% menos de riesgo de ictus isquémico, un 44% menos de riesgo de ictus cardioembólico y un 12% menos de riesgo de sufrir fibrilaciones auriculares.
Por tanto, más allá del cepillado diario, el uso del hilo dental cobra una importancia clave. Según los datos del estudio, las personas que lo usan con frecuencia presentan una menor incidencia de obstrucciones arteriales y alteraciones del ritmo cardiaco. Y todo ello podría, en cierto modo, combatirse con gesto tan simple como pasarse el hilo dental cada noche.