El consejo de autocuidado de la psicóloga Clapés: «Reacciona a las bromas incómodas»
Aprender a reaccionar con tranquilidad y firmeza es clave para proteger nuestro bienestar emocional

Una mujer abrumada | Canva
En un mundo donde las bromas y los comentarios a menudo se mezclan con la ironía y el sarcasmo, es fundamental aprender a poner límites saludables para nuestro bienestar emocional. La psicóloga Elizabeth Clapés, experta en psicología y autocuidado, ofrece un consejo poderoso y liberador sobre cómo gestionar las situaciones incómodas y, sobre todo, cómo cuidar de uno mismo cuando otros traspasan esos límites. En sus palabras: «Si alguien te hace una broma y no te gusta, reacciona mal».
Este consejo puede parecer un tanto inusual o incluso radical para algunos, pero detrás de él se encuentra un profundo entendimiento sobre la necesidad de proteger nuestro espacio emocional y establecer límites claros. Elizabeth Clapés, en su enfoque psicoterapéutico, enfatiza la importancia de la autenticidad y la honestidad con uno mismo, animándonos a no disimular cuando algo nos molesta. Veamos cómo este consejo puede ser clave para nuestro bienestar emocional y cómo, en muchos casos, la incomodidad generada por estas reacciones puede ser algo positivo.
Cómo reaccionar ante una situación incomoda
Cuando alguien hace una broma que no nos hace gracia, una reacción común podría ser sonreír o reír para no hacer que la otra persona se sienta mal o incómoda. Sin embargo, Elizabeth Clapés nos invita a abandonar esa falsa cortesía que, a menudo, termina costándonos emocionalmente. En lugar de forzarnos a reaccionar de forma complaciente, la psicóloga sugiere que dejemos que se genere el silencio. En lugar de reír, podemos simplemente mostrar nuestra incomodidad a través de nuestro lenguaje corporal o, si lo consideramos necesario, a través de una respuesta directa y firme.
Este enfoque nos libera de la presión social, de tener que encajar, de complacer a los demás, y de sacrificar nuestro bienestar solo por evitar una situación incómoda. Al dejar que se produzca el silencio, estamos marcando una diferencia entre lo que es aceptable y lo que no lo es. La incomodidad que puede surgir de una situación como esta no es negativa per se; es una incomodidad saludable que nos permite expresar lo que realmente sentimos sin miedo al juicio.

La importancia de no disimular el dolor emocional
En el contexto de las bromas y comentarios ofensivos, Elizabeth Clapés también resalta un aspecto clave: no disimular el dolor emocional cuando alguien nos hace daño, aunque sea de manera indirecta. Muchas veces, la gente no tiene malas intenciones, pero eso no quita el hecho de que sus palabras o acciones puedan afectarnos. No es necesario minimizar el impacto de lo que sentimos para que los demás se sientan más cómodos o para proteger a quienes nos han herido.
Cuando reaccionamos de manera honesta y directa, estamos enseñando a los demás cómo queremos ser tratados. Si no nos sentimos bien con una broma o un comentario, es crucial que lo dejemos claro, sin temor a incomodar a los demás. Este tipo de reacciones no solo nos ayudan a cuidar de nosotros mismos, sino que también enseñan a los demás a ser más conscientes de sus palabras y acciones. Como menciona Elizabeth Clapés, “deja que el resto de personas se enfrenten a lo que provocan y no las protejas de sentir la incomodidad que ellas mismas han generado”. Es una invitación a la autodefinición y a la honestidad emocional.
Incomodar para crecer (con respeto)
Aunque a menudo buscamos evitar situaciones incómodas, Elizabeth Clapés nos anima a considerar que esas incomodidades pueden ser herramientas necesarias para el cambio. Cuando alguien nos incomoda y reaccionamos de forma honesta, esa incomodidad puede ser la chispa que genere una reflexión profunda, tanto en nosotros como en los demás. De hecho, no todas las incomodidades son negativas. A veces, aquellas situaciones que nos generan malestar son justamente las que nos empujan a crecer, a establecer límites más claros y a aprender a defendernos de manera respetuosa. Tomarse la libertad de incomodar, en este caso, no significa ser irrespetuoso ni buscar conflicto innecesario. Es simplemente entender que, al no ceder ante las bromas que nos afectan, estamos creando un espacio de respeto hacia nosotros mismos y hacia nuestras emociones.
Reaccionar con tranquilidad, pero con firmeza
El consejo de Elizabeth Clapés sobre cómo reaccionar cuando alguien nos hace una broma incómoda es liberador y valioso. Nos invita a no ignorar nuestra incomodidad, sino a vivirla de forma plena y auténtica, a expresar nuestros sentimientos sin temor al juicio y a no proteger a los demás de la incomodidad que han causado. Al hacerlo, estamos cuidando de nosotros mismos, estableciendo límites y fomentando una cultura de respeto y honestidad en nuestras relaciones.
En un mundo donde las bromas y los comentarios no siempre son bienintencionados, aprender a reaccionar con tranquilidad, pero con firmeza, es una habilidad clave para proteger nuestro bienestar emocional y vivir de manera más auténtica. Tal como nos recuerda Elizabeth Clapés, hay incomodidad saludable, y es esa incomodidad la que, cuando se maneja correctamente, puede abrir las puertas a relaciones más auténticas y al respeto mutuo.