THE OBJECTIVE
Lifestyle

Menor riesgo de demencia y Alzhéimer: la última ventaja que la ciencia apunta de Ozempic

Aun siendo estudios preliminares, abren una ventana a los posibles efectos sobre el deterioro cognitivo

Menor riesgo de demencia y Alzhéimer: la última ventaja que la ciencia apunta de Ozempic

Varios viales de Ozempic. | Flickr

En apenas unos años, Ozempic ha pasado de ser un fármaco conocido únicamente en las consultas de endocrinología a convertirse en un nombre habitual en la conversación pública. Su principio activo, la semaglutida, fue diseñado para controlar la diabetes tipo 2, pero pronto demostró efectos secundarios positivos, como una notable reducción del peso corporal. Este hallazgo propició una ola de prescripciones también con fines relacionados con la obesidad, catapultando al medicamento a una popularidad internacional que pocos tratamientos farmacológicos han alcanzado en tan poco tiempo. Razón por la que no faltan noticias y papers que quieren ver hasta qué punto parece un fármaco milagro. Como sucede ahora al relacionar Ozempic y la demencia o el deterioro cognitivo.

Desde entonces, la comunidad científica no ha dejado de indagar en sus posibles aplicaciones más allá del control glucémico. Distintas investigaciones han sugerido que, además de combatir la obesidad, la semaglutida podría tener implicaciones positivas en la prevención de enfermedades cardiovasculares. También, incluso, en el tratamiento de ciertas adicciones. Pero la última línea de investigación abre un campo aún más inesperado: la posibilidad de que este medicamento también influya positivamente en la salud cerebral. Concretamente en la prevención de enfermedades como la demencia o el Alzhéimer. Dos problemas de salud pública, especialmente en sociedades muy envejecidas, de los que ya hemos hablado en THE OBJECTIVE.

Aunque aún es pronto para sacar conclusiones definitivas, los datos preliminares son prometedores. Varios estudios recientes han observado que los pacientes tratados con agonistas del GLP-1, como la semaglutida, presentan un menor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo en el futuro. No obstante, se trata de hipótesis aunque estaríamos ante una auténtica revolución terapéutica. Sin embargo, no es el momento de lanzar las campanas al vuelo. Ahora con toda la atención puesta en sus virtudes, comprobar si la semaglutida de Ozempic y la demencia podrían vincularse cobra más importancia.

¿Ozempic: de enemigo de la diabetes a combatir la demencia?

Ozempic nació como un medicamento específicamente desarrollado para personas con diabetes tipo 2. Especialmente en un contexto farmacológico donde el control de la glucosa se volvía cada vez más complejo. Su mecanismo de acción imita la hormona GLP-1, que estimula la liberación de insulina cuando los niveles de azúcar en sangre son elevados. Esta estrategia no solo ha demostrado eficacia en el control glucémico, sino también una notable mejora en la calidad de vida de quienes lo utilizan. No es de extrañar que pronto se popularizara entre los especialistas en endocrinología.

Sin embargo, fue su impacto sobre el peso corporal lo que cambió por completo el rumbo del fármaco. Numerosos pacientes empezaron a experimentar una pérdida de peso sostenida y significativa. Esto abrió la puerta a su uso como tratamiento contra la obesidad, una patología que afecta a más del 20% de la población española y que está estrechamente relacionada con múltiples enfermedades crónicas. El cambio de enfoque fue tan profundo que muchos profesionales ya lo consideran más una herramienta contra el sobrepeso que un simple antidiabético.

Las posibilidades terapéuticas de la semaglutida no terminan ahí. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para patologías como las enfermedades cardiovasculares, la apnea del sueño o incluso ciertos tipos de cáncer. También se han observado beneficios en el tratamiento de conductas adictivas. Es el caso, por poner dos ejemplos, del tabaquismo o del alcoholismo, donde la relación con el sistema de recompensa cerebral juega un papel crucial. Así, lo que comenzó como un tratamiento para una sola enfermedad, podría convertirse en un aliado contra una larga lista de problemas de salud pública.

La letra pequeña de Ozempic y la demencia o el Alzhéimer

El entusiasmo por las posibles aplicaciones neurológicas de la semaglutida sigue en aumento. De hecho, dos estudios preliminares vinculan su uso con un menor riesgo de desarrollar demencia o Alzhéimer. En modelos animales, se ha observado una reducción de la inflamación cerebral y una mejora en la función sináptica. En humanos, los datos disponibles indican que quienes usan agonistas del GLP-1 parecen presentar tasas más bajas de deterioro cognitivo. Sin embargo, es crucial interpretar estos resultados con cautela.

Los estudios hasta ahora realizados presentan limitaciones importantes. En el primero de ellos, el porcentaje de población con demencia era demasiado bajo como para que el metaanálisis se pueda tener en cuenta. Algo de lo que hacen hincapié al mencionar sus limitaciones. En el segundo, parte de la problemática está en comprobar si la semaglutida reduciría directamente la demencia por sí misma o no se trata de otro efecto secundario asociado a la mejora de otras patologías. Como podría ser el riesgo cardiovascular, la hipertensión o los problemas renales.

A pesar de estas limitaciones, los expertos coinciden en que vale la pena seguir investigando. La posibilidad de contar con un medicamento que incida en múltiples frentes —glucemia, peso corporal, salud cardiovascular y ahora salud neurológica— resulta enormemente atractiva para la medicina del siglo XXI. No obstante, son buenas piedras de toque para comprobar si, con más análisis, este tipo de fármacos podrían del mismo modo actuar contra el deterioro cognitivo.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D