Boticaria García revela el curioso vínculo entre las bacterias de tus pies y el queso
La flora microbiana del cuerpo humano y la usada en fermentación son más parecidas de lo que parece

Boticaria García | @boticariagarcia
Lo que parecía una broma en horario de tarde ha terminado siendo una curiosa lección de microbiología. La farmacéutica y divulgadora Boticaria García sorprendió recientemente a la audiencia del programa Y ahora Sonsoles con una afirmación que no dejó a nadie indiferente: “Tenemos las mismas bacterias en los pies que se usan para fermentar algunos quesos”. Más que una ocurrencia pintoresca, se trata de un hecho avalado por la ciencia.
Las mismas bacterias de pies se usan en quesos
Lejos de ser una simple comparación olfativa, esta conexión entre pies y queso tiene fundamento en estudios universitarios. En particular, uno realizado por la Universidad de Westminster (Reino Unido) demostró que bacterias del género Brevibacterium, las mismas responsables del característico olor de pies, también están presentes en la elaboración de quesos como el Limburger, el Munster o incluso el Époisses. Estas bacterias tienen la peculiaridad de alimentarse de la humedad y la piel muerta. En nuestros pies, lo hacen del sudor; en la leche fermentada, de los nutrientes lácteos. El resultado en ambos casos es la liberación de compuestos volátiles sulfurados, que generan ese potente aroma que, para algunos, es insoportable, y para otros, pura delicia gastronómica.

Del laboratorio al plato
Uno de los datos más llamativos revelados por Boticaria García es que, en algunos experimentos, se han llegado a fabricar quesos con bacterias recolectadas directamente de los pies humanos. Lejos de tratarse de una extravagancia culinaria, estos ensayos buscaban demostrar que la diferencia entre la flora microbiana del cuerpo humano y la usada en procesos de fermentación no es tan grande como podríamos pensar. Aunque este tipo de quesos no se comercializa, el experimento evidenció que, al menos en términos microbiológicos, la distancia entre un pie sudado y una tabla de quesos no es tan abismal.
Un proceso bajo control
Para quienes ahora observan su nevera con cierta aprensión, Boticaria García quiso lanzar un mensaje de calma: los quesos que consumimos están sometidos a estrictos procesos de seguridad alimentaria. Aunque las bacterias utilizadas en su fermentación puedan ser similares a las que habitan en nuestra piel —y particularmente en nuestros pies—, estas son cuidadosamente seleccionadas, cultivadas y manipuladas en entornos controlados, garantizando la salubridad del producto final. No hay riesgo alguno para la salud. Sin embargo, el dato no deja de ser curioso y algo perturbador para algunos. “Eso no quita que la próxima vez que alguien huela a queso, cueste no pensar en unos pies después del gimnasio”, ironizó entre risas la presentadora Sonsoles Ónega, reflejando el asombro general del plató ante esta revelación científica.
Una técnica explorada por la ciencia
Este tipo de conexiones inusuales entre biología humana y alimentación no es nueva. Desde hace años, la ciencia explora cómo nuestro cuerpo comparte microorganismos con distintos entornos, incluyendo alimentos fermentados como el yogur, el kimchi o el miso. El caso del queso y el olor de pies, sin embargo, pone en evidencia hasta qué punto lo que consideramos desagradable o exquisito depende más del contexto cultural que de la biología. Así, la próxima vez que disfrute de un queso curado con un aroma particularmente intenso, recuerde que ese olor puede tener más en común con sus zapatillas que con la leche. Y si le parece inquietante, siempre queda el queso fresco.