El hábito de tu rutina diaria que te causa dolor lumbar, según los reumatólogos
Este malestar no debe considerarse una consecuencia del envejecimiento, sino un problema de salud prevenible

Dolor lumbar | Canva
El dolor lumbar, también conocido como lumbalgia, se ha convertido en una de las principales causas de consulta médica y derivación a Servicios de Reumatología en España. Su prevalencia no deja de aumentar y, según expertos reunidos en el 51º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología celebrado en Madrid, esta tendencia seguirá al alza en las próximas décadas. El Dr. Julio Sánchez, especialista del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander), advierte que la lumbalgia es “una afección cuya incidencia va en aumento progresivamente”, y apunta como factores principales al envejecimiento de la población, los hábitos posturales inadecuados, el sedentarismo y la obesidad. Un cóctel que amenaza con tensionar aún más los recursos sanitarios del país.
Una dolencia de alta carga sociosanitaria
A escala global, se estima que en tan solo 30 años más de 800 millones de personas sufrirán dolor lumbar, una cifra que evidencia el peso de esta patología tanto a nivel individual como colectivo. En palabras del Dr. Sánchez, “la lumbalgia supone un coste sociosanitario muy alto, ya que representa la principal causa de incapacidad laboral en personas menores de 50 años”. Lejos de tratarse de una única causa, el dolor lumbar tiene un origen multifactorial. “Su patogenia es muy variable, y la mayoría de las veces sigue siendo inespecífica”, explica el reumatólogo. Esto significa que, aunque en algunos casos pueda haber un diagnóstico claro —como una hernia discal o una artrosis avanzada—, en la mayoría no se identifica una causa única, lo que complica su tratamiento.
Prevención: clave para reducir el impacto
Los especialistas coinciden en que la mejor forma de hacer frente a la lumbalgia es a través de la prevención y la educación sanitaria. “La edad es irreversible, pero no todas las espaldas llegan igual a la vejez”, señala Sánchez. Y la diferencia está, en buena parte, en el estilo de vida: mantener un peso saludable, evitar el sedentarismo y adoptar hábitos posturales correctos son medidas esenciales. El ejercicio físico adaptado se ha convertido en el pilar fundamental del tratamiento. “Realizar ejercicios para fortalecer la musculatura de la espalda y el abdomen, y cuidar la postura al sentarse o al levantar objetos, puede reducir significativamente la probabilidad de padecer dolor lumbar”, apunta el experto. La Sociedad Española de Reumatología impulsa desde hace años el proyecto Reumafit, que ofrece recursos en vídeo y materiales educativos para ayudar a prevenir y mejorar los síntomas de esta afección.
Las principales causas del dolor lumbar
Esta dolencia, que ya representa la causa número uno de discapacidad en personas menores de 50 años, muestra una tendencia creciente que preocupa a la comunidad médica. Según el Dr. Julio Sánchez, esta elevada incidencia está directamente relacionada con diversos factores de riesgo que se intensifican con los años. Entre ellos destacan:

- El aumento de la esperanza de vida, que expone más tiempo a la columna vertebral a procesos degenerativos como la artrosis.
- Malos hábitos posturales, tanto en el entorno laboral como en la vida cotidiana.
- Estilo de vida sedentario, cada vez más extendido en la sociedad moderna.
- Alta prevalencia de sobrepeso y obesidad, que incrementa la presión sobre la estructura lumbar.
- Causas inespecíficas, ya que en la mayoría de los casos no se identifica una lesión concreta, lo que dificulta el diagnóstico preciso.
«Conseguir que la persona recupere su funcionalidad y calidad de vida»
El tratamiento eficaz del dolor lumbar crónico exige una visión integral. Para el Dr. Sánchez, el modelo ideal pasa por las Unidades del aparato locomotor multidisciplinares, en las que reumatólogos, fisioterapeutas, médicos rehabilitadores, neurocirujanos, psiquiatras y otros especialistas trabajen de forma coordinada. “El paciente debe estar en el centro del tratamiento. No se trata solo de aliviar el dolor momentáneamente, sino de conseguir que la persona recupere su funcionalidad y calidad de vida, evitando recaídas”, subraya el reumatólogo. En este sentido, los analgésicos y las infiltraciones deben considerarse apoyos temporales, y la cirugía solo una opción de último recurso.