No es un asiento, es salud: este es el tiempo que debes estar sentado en el retrete si todo va bien
Este gesto cotidiano no debería convertirse en un momento de introspección; solo es una necesidad fisiológica

Un hombre sentado en el baño. | ©Freepik.
Entras al baño con una intención clara: evacuar. Pero algo pasa. Te sientas, abres el móvil, quizá echas un vistazo a las noticias, respondes algún mensaje, incluso te detienes en un vídeo. El tiempo empieza a correr y ya no estás allí por necesidad fisiológica, sino por inercia o distracción. Pasan cinco, diez, quince minutos. No parece grave. Estás solo, nadie te molesta, es un respiro del día. Pero tu cuerpo no entiende de excusas tecnológicas. De lo que tampoco entiende es de que pases más tiempo en el retrete de la cuenta.
Alargar tu estancia en el retrete puede parecer inofensivo. Has convertido una rutina sanitaria en una suerte de pausa vital. Pero lo que puede parecer un momento para ti mismo se convierte, sin darte cuenta, en un hábito que va más allá de lo recomendable. Sentarse en el inodoro más tiempo del necesario no solo no tiene sentido, sino que puede tener consecuencias negativas. Especialmente si no estás experimentando ningún problema real de evacuación.
Y si los tienes, quedarte allí más de diez minutos tampoco es una buena idea. Porque si necesitas ese tiempo para conseguir ir al baño, tu cuerpo está dando señales que no deberías ignorar. Ni los problemas de estreñimiento ni la distracción con el teléfono justifican pasar un cuarto de hora sentado. Esa postura prolongada afecta a la circulación, al suelo pélvico y puede favorecer la aparición de hemorroides. El retrete no es un asiento de descanso: es un lugar de paso.
¿Cuánto tiempo deberías estar sentado en el retrete?
En una persona sana, la evacuación debería producirse de forma rápida tras sentir la necesidad. El cuerpo avisa y el sistema digestivo responde. No hace falta sentarse y esperar a que “ocurra”. De hecho, lo ideal es que el gesto de ir al baño sea casi automático: se nota la urgencia, se va, se evacua. Alargar este proceso, ya sea por un hábito o porque se cree que forzar ayudará, es contraproducente.
Más de diez minutos sentado no es lo normal. Y si ocurre, conviene preguntarse por qué. A veces el problema es físico: dificultad para evacuar, lo que puede relacionarse con una dieta pobre en fibra, poca hidratación o falta de movimiento. Pero otras veces no es una cuestión fisiológica, sino de comportamiento. Sacar el teléfono en el baño ha convertido una acción concreta en una excusa para hacer otra cosa, y eso tiene efectos indeseados, empezando por los posturales.
A nivel higiénico, además, usar el móvil en el baño es una mala idea, más aún cuando pasas más tiempo de la cuenta en el retrete. En el ambiente existen bacterias fecales que pueden depositarse sobre el dispositivo, y después llegar a tus manos, tu cara o incluso a lo que comes. El retrete es un lugar para evacuar, no para leer o ver las redes sociales. La recomendación médica es clara: si te sientas y no pasa nada en unos pocos minutos, levántate. Volverás cuando de verdad lo necesites. Especialmente cuando son servicios públicos con una gran afluencia de tráfico.
El retrete no es un salón de lectura
Estar sentado en el retrete no es igual que estar sentado en una silla. El diseño del inodoro y la postura que adoptamos ejercen presión sobre zonas delicadas del cuerpo. Las piernas quedan ligeramente comprimidas, la circulación sanguínea se ralentiza y el retorno venoso desde las extremidades inferiores se ve afectado. Esa es una de las razones por las que quedarse allí más tiempo del necesario no es inocuo.
La presión sobre los músculos de los muslos y la zona perineal aumenta. Esa compresión mantenida puede contribuir a la aparición de hemorroides, especialmente si además se hace fuerza para intentar evacuar. De ellas, además, te hemos hablado varias veces en THE OBJECTIVE. También puede influir en la presión arterial, ya que el esfuerzo repetido o prolongado puede elevarla momentáneamente. La sensación de relax que uno asocia al baño no se corresponde con lo que el cuerpo realmente está experimentando, así que abrevia el tiempo que pases en el retrete.
Además, si necesitas más de diez minutos de forma habitual para evacuar, es posible que estés ante un problema médico. El debilitamiento del suelo pélvico, estreñimiento crónico o incluso disfunciones digestivas deberían ser evaluadas por un profesional. No normalices lo que no es normal. El retrete no es un salón de lectura ni un segundo sofá. Tu cuerpo necesita que lo uses con la misma precisión con la que está diseñado para responder: de forma breve, eficiente y saludable.