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La compleja relación de matrimonio y demencia: ¿puede prevenirla o puede inducirla?

El matrimonio no siempre es lo que parece: lo que pasa dentro de casa puede influir, y mucho, en el deterioro cognitivo

La compleja relación de matrimonio y demencia: ¿puede prevenirla o puede inducirla?

Una pareja madura. | ©Freepik.

La vida en pareja puede ser una fuente constante de apoyo o un foco inagotable de conflicto. No hay término medio cuando se trata de convivencia a largo plazo. El matrimonio, que a menudo se presenta como la meta del bienestar emocional, puede esconder realidades más complejas. De puertas para afuera, una pareja puede parecer equilibrada, pero en la intimidad se pueden reproducir dinámicas que afectan directamente a la salud física y mental. No todo lo que reluce es oro y, en ocasiones, lo que no se ve pesa más que lo que se muestra. Tanto como para que matrimonio y demencia puedan estar en el mismo renglón en algunas ocasiones.

En los últimos años, distintas investigaciones han comenzado a explorar cómo la vida conyugal influye en la salud, especialmente en edades avanzadas. Las ventajas de una relación estable y satisfactoria son evidentes en ciertos aspectos, como una mayor esperanza de vida o una mejor gestión de enfermedades crónicas. Sin embargo, más allá de estos factores visibles, existen indicadores menos evidentes que podrían tener un impacto igual o mayor. Es el caso de la salud cognitiva, un área donde el matrimonio podría jugar un papel más ambivalente de lo que se suele pensar.

Un reciente estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Florida State, en Estados Unidos, apunta a una posible relación entre el estado civil y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer. La hipótesis que exploran es clara, aunque las conclusiones son dispares. No obstante, más allá del vínculo emocional, la calidad del matrimonio y las dinámicas sociales de cada persona casada podrían tener efectos directos sobre el deterioro cognitivo. Este enfoque no se centra solo en estar o no casado. Sugiere además a cómo se vive esa unión, y lanza nuevas preguntas sobre un tema que aún tiene muchas zonas grises.

Demencia y matrimonio: un arma de doble filo

El estudio publicado en la revista Alzheimer’s & Dementia ha revelado resultados sorprendentes. A partir del análisis de más de 24.000 personas mayores de 70 años, se ha descubierto que las personas casadas presentan un mayor riesgo de desarrollar demencia en comparación con las personas solteras o viudas. Esta investigación rompe con la idea común de que la compañía conyugal protege siempre frente al deterioro cognitivo. La realidad, al parecer, es mucho más matizada si se habla de matrimonio y demencia.

La clave estaría en la calidad del matrimonio. Según los datos analizados, solo aquellos vínculos considerados saludables o satisfactorios ofrecerían un verdadero efecto protector frente a la demencia. En cambio, las personas que se mantienen en matrimonios de baja calidad emocional no solo no se benefician, sino que pueden ver su salud mental resentida. La rutina, el aislamiento afectivo o el estrés continuo dentro del hogar podrían contribuir a acelerar procesos de deterioro cognitivo.

Llama también la atención que tanto las personas viudas como las solteras presenten mejores resultados en cuanto a su salud cerebral. Esto se ha relacionado con una mayor autonomía social y emocional, así como una red de apoyo más diversa fuera del entorno conyugal. Vivir sin pareja, lejos de ser un factor de riesgo, podría estar vinculado con hábitos más saludables y una vida social más rica, ambos factores asociados con una menor incidencia de enfermedades como el Alzhéimer.

Cómo el matrimonio podría afectar a la demencia

Una de las hipótesis que plantea este estudio es que las personas solteras tienden a mantener una vida social más activa. Tienden a tener más contacto con amigos, vecinos y familiares, y eso repercute positivamente en su salud cognitiva. Además, suelen asumir con más frecuencia hábitos saludables, como la actividad física regular o una dieta equilibrada. Elementos de los que hemos hablado a menudo en THE OBJECTIVE. Este estilo de vida activo y autónomo actuaría como barrera protectora frente al deterioro mental.

Por el contrario, muchas personas casadas —especialmente en relaciones longevas— presentan una integración social menor. Sus redes de apoyo son más reducidas y sus interacciones sociales, tanto en frecuencia como en calidad, suelen ser más limitadas. Esta tendencia al aislamiento, cuando se combina con una convivencia insatisfactoria, puede tener consecuencias negativas en el estado de ánimo y en la estimulación cognitiva diaria. Y esto, a medio o largo plazo, puede traducirse en un mayor riesgo de demencia dentro del matrimonio.

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El estudio apunta a que un matrimonio de calidad sí podría tener un factor protector contra el deterioro cognitivo. ©Freepik.

Cuando el matrimonio podría reducir el deterioro cognitivo

Otro elemento clave es la calidad del matrimonio. La ciencia ha demostrado que los beneficios del matrimonio solo se hacen evidentes cuando la relación es positiva y enriquecedora. Las parejas con altos niveles de satisfacción emocional presentan una salud mental más sólida y un menor riesgo de deterioro. Por el contrario, quienes arrastran años de conflictos o apatía en la relación muestran un estado de salud comparable, o incluso peor, que quienes han enviudado o nunca se han casado. Así pues, no es el hecho de estar casado lo que protege, sino cómo se vive ese matrimonio.

No obstante, hay otros estudios que apuntarían a que el matrimonio podría reducir el riesgo de desarrollar demencia. En ese supuesto, por ejemplo, apuntan a que las personas casadas tendrían una mejor situación económica, algo que se vincula mucho con el manejo de la salud. Del mismo modo, indican que este binomio podría fomentar hábitos saludables o que ambos miembros de la pareja velasen por el otro, además de proporcionar apoyo social.

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