Así debes proteger tus oídos en verano: estos son los peores enemigos de tu salud auditiva
Un concierto, un chapuzón o muchas horas de avión pueden pasar más factura de la que podría parecer

Una mujer buceando. | ©Freepik
El verano es la estación que muchos esperan con más ansia. Vacaciones, escapadas, playa, piscina, terrazas, festivales y todo tipo de planes que nos conectan con el descanso y el disfrute. Pero no por asociarlo a lo lúdico debemos perder de vista que también es una época en la que ciertos descuidos pueden pasarnos factura, especialmente en términos de salud. De hecho, es posible que en la última protección que pienses durante tus vacaciones de verano es en la salud auditiva.
Pero, como es evidente, deberías, aunque no sea tan ruidosa. No se trata solo de proteger la piel del sol o de vigilar los golpes de calor. Hay otros órganos más olvidados que también merecen atención, como los oídos. Aunque no lo parezca, el verano puede convertirse en una auténtica prueba para nuestra salud auditiva si no tomamos algunas precauciones básicas.
La humedad, los cambios de presión, la exposición continuada al ruido o los malos hábitos de higiene pueden provocar desde molestias pasajeras hasta daños que arrastremos durante meses. Cuidar de nuestros oídos en verano es, por tanto, un gesto de prevención que puede evitarnos complicaciones a medio y largo plazo. De hecho, puede que sea especialmente relevante si tenemos en cuenta que, según abundante literatura médica, la audición global actual es peor que hace décadas.
Cómo proteger tus oídos en verano: estos son sus enemigos
Uno de los problemas más frecuentes durante el verano es la otitis externa, una inflamación del conducto auditivo provocada, en muchos casos, por el exceso de humedad. La llamada otitis del nadador u oído del nadador aparece tras pasar mucho tiempo en el agua, ya sea en la piscina o en el mar, y se agrava si no se secan bien los oídos o se introducen objetos para hacerlo. Es dolorosa, molesta y, en ocasiones, requiere tratamiento médico. Motivos más que de sobra para prevenir y, sobre todo, comprender que no solo afecta a los niños, sino también a los adultos.

A la otitis se suman otros problemas comunes, como los tapones de cera. En verano, al mezclarse el sudor con el agua del baño, es frecuente que se reblandezca la cera y se acumule, provocando sensación de taponamiento, pérdida auditiva temporal o incluso vértigos. Intentar eliminarla en casa con bastoncillos no solo no ayuda, sino que puede agravar el problema al empujarla más adentro. Por este motivo, cuando se manifiesten los síntomas, conviene acudir a un centro médico para que descarten cualquier problema más allá y eliminen los tapones.
También hay que tener en cuenta los cambios de presión que pueden afectar al oído medio, especialmente durante vuelos o al practicar buceo. Estos barotraumas pueden provocar dolor intenso, zumbidos o pérdida momentánea de audición. Y, por si fuera poco, el verano trae consigo una sobreexposición a entornos muy ruidosos. Se suceden festivales, conciertos, bares o chiringuitos en los que la música supera con creces los decibelios recomendados. Como suena lógico, esto puede derivar en daños auditivos si no tomamos precauciones como el uso de tapones específicos. También puede pasar que la exposición a la música con dispositivos individuales, si se hace a más decibelios de los recomendados, influya negativamente.
Las señales de que tu salud auditiva se resiente en verano
El cuerpo avisa, y los oídos no son una excepción. La picazón persistente, el dolor agudo, la supuración o una sensación de oído lleno son síntomas claros de una otitis. Ignorar estas señales puede llevar a una infección más seria, por lo que ante la mínima molestia lo mejor es acudir al médico y no automedicarse ni usar remedios caseros sin control.
El tinnitus o acúfeno —esa especie de pitido o zumbido constante en uno o ambos oídos— es otra señal de alerta de la que ya te hemos hablado en THE OBJECTIVE. Puede estar relacionado con la exposición a ruidos fuertes, como los vividos en eventos veraniegos y ser temporal. otras, no obstante, puede llegar a cronificarse. De hecho, los músicos sufren a menudo esta patología que, incluso, puede llegar a ser incapacitante. Lo más recomendable es consultar con un especialista si el ruido se mantiene durante más de 24 horas.
En el caso de los barotraumas, las manifestaciones más frecuentes son el dolor repentino al cambiar de altitud o al descender bajo el agua. Suelen venir acompañados de pérdida auditiva o chasquidos internos. Si estos síntomas no remiten al cabo de un día o se agravan, hay que acudir a un profesional, ya que pueden haberse producido daños en el tímpano o en otras estructuras del oído medio.