The Objective
Lifestyle

El acné puede tener los días contados: un laboratorio francés tiene su vacuna casi lista

Una esperanza contra la versión bacteriana de esta patología está ya en la rampa de salida

El acné puede tener los días contados: un laboratorio francés tiene su vacuna casi lista

Una chica joven con acné. | ©Freepik.

Seguro que lo has vivido en tu propia piel: mirarte al espejo y descubrir cómo tu cara se ha transformado en un campo de batalla. El acné, con sus granos rebeldes y su efecto devastador en la autoestima, ha sido durante décadas uno de los grandes tormentos de la adolescencia, aunque tampoco perdona a quienes ya han superado esa etapa. No se trata solo de un problema estético, sino de una enfermedad inflamatoria de base mucho más compleja. Ahora, sin embargo, puede que una vacuna contra el acné ayude a millones de personas.

Más allá de la pubertad, el acné puede convertirse en un visitante incómodo y persistente, capaz de acompañar durante años a quienes lo padecen. Su origen está ligado a múltiples factores —desde desequilibrios hormonales hasta infecciones bacterianas— y su impacto, como le sucede a millones de personas, trasciende lo físico. En ebullición en una época especialmente complicada de gestionar, el acné se convierte en un martirio para el que, aunque existen determinados tratamientos, puedan ser particularmente complejos o restrictivos.

Ahora, una compañía farmacéutica francesa, entra en la recta final de los ensayos clínicos de una prometedora vacuna que podría suponer un punto y final para algunos casos de acné. No obstante, que acabe llegando a las farmacias y a la prescripción médica será otro escollo, pero de momento está en la rampa de salida del laboratorio. Antes de eso, sin embargo, conviene comprobar que no todos los acnés son iguales y por qué sus diferencias realmente importante.

Por qué no todos los acnés son iguales

No todo acné responde a las mismas causas. Por esa misma razón, la vacuna contra el acné no sería una solución general. Existe un acné de origen hormonal, vinculado a variaciones en los niveles de andrógenos, que estimulan la producción de sebo y provocan brotes recurrentes. Este tipo es especialmente común en mujeres adultas y puede estar relacionado con el ciclo menstrual o con patologías como el síndrome de ovario poliquístico. Al punto de que, incluso, como hemos contado previamente en THE OBJECTIVE, el acné puede tener relación con la alimentación.

En paralelo, aparece el acné bacteriano, donde la principal responsable es la proliferación de Cutibacterium acnes en los folículos obstruidos. Esta bacteria, al multiplicarse, genera una respuesta inflamatoria que agrava las lesiones cutáneas. Es este tipo de acné el que está en el punto de mira de la vacuna en desarrollo. Mientras que el acné hormonal suele requerir terapias específicas para equilibrar las hormonas, el bacteriano podría tener pronto una solución definitiva gracias a esta nueva herramienta médica: la vacuna contra el acné bacteriano.

Cómo se trata el acté y en que consiste

El acné, en términos generales, es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que va mucho más allá de la aparición ocasional de espinillas. Se produce por una alteración en la unidad pilosebácea, cuando los folículos se obstruyen con sebo y células muertas, creando el entorno perfecto para la proliferación de bacterias como Cutibacterium acnes. El resultado son las clásicas lesiones cutáneas: puntos negros, pústulas o nódulos que pueden dejar cicatrices.

mujer-vacuna-acne-lavar-cara
Las rutinas de higiene facial son especialmente importantes en personas con pieles de tendencia acneica. ©Freepik.

Durante la adolescencia su prevalencia es mayor debido al aumento de actividad hormonal, que dispara la producción de sebo. Se estima que hasta el 85 % de los jóvenes padece algún grado de acné, lo que convierte a esta patología en una de las más comunes en la consulta dermatológica. Sin embargo, no se trata de un mal exclusivo de la juventud: muchos adultos siguen lidiando con él bien entrados los 30 o 40 años.

Los tratamientos actuales incluyen desde cremas tópicas con retinoides o antibióticos, hasta medicamentos orales como isotretinoína o antibacterianos. En los casos más resistentes, se recurre a terapias hormonales. Aunque estos tratamientos suelen funcionar, conllevan efectos secundarios y requieren constancia, lo que explica la necesidad de encontrar una alternativa más definitiva.

En qué consiste la vacuna contra el acné bacteriano

El objetivo de esta nueva vacuna contra el acné es sencillo de explicar. Lo que no es tanto, como ha sucedido en otras ocasiones, es complejo de lograr. La clave está en controlar la bacteria Cutibacterium acnes e impedir que se reproduzca. Para ello, los investigadores de Sanofi diseñaron dos versiones iniciales. La primera estaba basada en fragmentos de proteínas de la bacteria. En el otro caso, en un ARN mensajero que codifica esas proteínas.

Ambas fueron probadas en ratones para comprobar si podían generar anticuerpos capaces de reconocer y neutralizar la bacteria. Los resultados en laboratorio fueron positivos: los anticuerpos lograron limitar el crecimiento bacteriano. Entre las dos fórmulas, la variante con ARNm demostró ser la más eficaz, por lo que actualmente es la que se está evaluando en ensayos clínicos con voluntarios humanos.

Publicidad