Ni 'phising' ni 'phubbing': esta es la nueva tendencia tóxica que afecta a las relaciones de parejas
Cada vez son más los términos que surgen para describir, de forma clara, la variedad de manipulaciones que ocurren

Parejas | Canva pro
En el universo de las relaciones modernas, los términos que describen comportamientos dañinos parecen multiplicarse al mismo ritmo que los fenómenos que intentan definir. Desde el phishing, que nació en el ámbito de los ciberdelitos, hasta el phubbing, concepto acuñado por psicólogos para señalar la costumbre de ignorar al otro mientras se atiende al teléfono móvil, la lista de expresiones que explican dinámicas nocivas en lo cotidiano no deja de crecer. A este glosario se suma ahora el dry begging, una tendencia relacional que, aunque no cuenta con reconocimiento oficial en manuales clínicos, ha comenzado a ganar visibilidad en medios internacionales y en la conversación digital por su impacto en la vida en pareja.
¿Qué es el dry begging y cómo se manifiesta en la pareja?
El popular terapeuta británico Darren Magee, conocido por sus análisis sobre vínculos tóxicos y dinámicas de manipulación, explica en un vídeo en su canal de YouTube y en un artículo publicado en The New York Post que el dry begging consiste en una forma de manipulación emocional pasivo-agresiva. La estrategia es sutil: el individuo no pide ayuda ni expresa una necesidad de manera directa, sino que lanza comentarios velados, reproches encubiertos o insinuaciones que buscan despertar sentimientos de culpa en la otra persona.
Magee lo describe como un intento de “generar en el otro una sensación de obligación”, lo que puede derivar en comportamientos de sobreprotección o en la idea de que el bienestar de la pareja depende exclusivamente de satisfacer esas demandas implícitas. Si se prolonga en el tiempo, esta dinámica erosiona la confianza y convierte el diálogo en un terreno cargado de tensión.
Un fenómeno no oficial pero real
Aunque el término dry begging no aparece recogido en manuales de psicología como el DSM-5, su descripción encaja con lo que algunos expertos identifican como patrones comunes de manipulación emocional. El Bay Area Cognitive Behavioural Therapy Center, en Estados Unidos, señala que este tipo de comportamientos generan malentendidos, frustración y, en última instancia, resentimiento en la pareja. La falta de transparencia convierte la comunicación en un campo minado: lo que podría resolverse con una petición clara se convierte en un juego emocional que desgasta y alimenta la toxicidad.

En palabras de la psicóloga clínica española Silvia Congost, especializada en dependencia emocional, cualquier dinámica que impida expresar de manera honesta lo que uno siente o necesita se convierte en un terreno fértil para la insatisfacción. Aunque no utiliza el término dry begging, Congost advierte que «las relaciones se deterioran cuando prima el miedo a hablar claro o cuando se usan artimañas para llamar la atención del otro».
Cómo responder al dry begging
Identificar el dry begging es el primer paso para evitar que mine la relación. Magee subraya que la clave está en lo contrario a lo que promueve este comportamiento: abrirse desde la vulnerabilidad y comunicar las necesidades de manera directa. Pedir ayuda sin rodeos, expresar malestar de forma clara y escuchar sin prejuicios son prácticas que fortalecen la intimidad en lugar de deteriorarla. Los especialistas en terapia cognitivo-conductual coinciden en que el antídoto está en desarrollar habilidades de comunicación asertiva. Esta herramienta permite transmitir lo que uno necesita sin recurrir a reproches, indirectas o silencios manipulativos. Una conversación honesta, por incómoda que resulte, siempre tendrá más valor que el desgaste emocional de la pareja.