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Siloé comparte cómo afrontan los conciertos cuando no están en su mejor momento

La importancia de la conexión y la resiliencia para superar los malos días en el escenario

Siloé comparte cómo afrontan los conciertos cuando no están en su mejor momento

Fito Robles de Siloé | Cedida

Siloé ha participado en el Jardín de las Delicias ofreciendo uno de los conciertos más celebrados, y Fito, su vocalista, compartió con THE OBJECTIVE cómo la banda enfrenta los conciertos incluso cuando no están en su mejor día.

Cuando no todo está en su lugar

No siempre los artistas llegan al escenario en su mejor momento. Estrés, cansancio, inseguridad o simplemente un día difícil pueden afectar su estado de ánimo, pero la música debe continuar. Fito explica que Siloé ha desarrollado un ritual propio para superar estos momentos: «Nosotros tenemos un ritual muy nuestro. Antes de salir, nos cantamos entre todos el inicio de la primera canción, lo llamamos ‘el lulo lolo’. Después nos damos un abrazo, como para sincronizar las pulsaciones y ver en qué energía estamos cada uno. Es un momento de conexión real, porque muchas veces no llegamos en nuestro mejor día, y ahí nos recordamos que estamos juntos, que nos apoyamos y que nos damos fuerza antes de enfrentarnos al público». Este gesto les permite evaluar cómo se siente cada miembro y recordar que están unidos frente al público.

Festival Jardín de las Delicias

Este ritual demuestra que reconocer la propia vulnerabilidad no es un signo de debilidad, sino una herramienta para canalizar la energía de manera positiva. Según la psicóloga Susan David, autora de Emotional Agility, aceptar las emociones difíciles y gestionarlas conscientemente permite mantener el rendimiento y la autenticidad incluso en situaciones adversas. Para Siloé, este momento previo es clave: un espacio para conectar, alentarse mutuamente y transformar la tensión en impulso creativo antes de enfrentarse a miles de personas.

Identificar y gestionar los días difíciles

Siloé identifica los «malos días» como aquellos en los que alguno de los integrantes no se siente al 100%, ya sea física o emocionalmente. La banda ha aprendido a no ignorar estas sensaciones, sino a integrarlas en su preparación: hablar entre ellos, hacer el ritual del abrazo y cantar juntos fortalece su cohesión y permite que cada concierto se convierta en un espacio compartido, donde la honestidad emocional se percibe desde el público.

La confianza en el escenario no se construye solo con técnica o experiencia; también surge de la conexión con el equipo y el trabajo de uno mismo. El ritual de Siloé les permite proyectar seguridad incluso en momentos de duda, y esa energía se refleja en la interacción con todos sus fans. Este ejemplo muestra que incluso los artistas más experimentados atraviesan momentos de inseguridad. Sin embargo, desarrollar estrategias para afrontarlos permite transformar la vulnerabilidad en fuerza y autenticidad. Cada concierto demuestra que, más allá del talento, la verdadera conexión con el público nace de la humanidad y de la intención consciente de dar lo mejor, pase lo que pase.

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