Diana Bordón, experta en yoga facial: «Estos son los ejercicios que tensan la cara»
No es una moda pasajera, sino un enfoque que ha llegado para quedarse, ofreciendo resultados visibles y progresivos en el tiempo

Diana Bordón | Cedida
El yoga facial ha ganado popularidad en los últimos años como una alternativa natural para mejorar la apariencia del rostro sin recurrir a tratamientos invasivos. THE OBJECTIVE se ha puesto en contacto con Diana Bordón, experta en esta disciplina y creadora de Facial Yoga Plan®️, para resolver algunas dudas sobre el tema. Según la experta, «el yoga facial combina ejercicios específicos para los músculos del rostro con técnicas de respiración y conciencia corporal. Así como entrenamos el cuerpo en un gimnasio, el rostro también tiene músculos que pueden trabajarse para mantenerse firmes y tonificados». Esta práctica no solo influye en la estética, sino que también promueve la salud y la vitalidad de la piel.
El principio detrás del yoga facial es simple: al activar las fibras musculares del rostro, se mejora la circulación sanguínea, se oxigenan los tejidos y se estimula la producción de colágeno y elastina, elementos esenciales para mantener la piel tersa y luminosa. Bordón explica que «todo esto se refleja en una piel con un aspecto rejuvenecido y natural, sin necesidad de recurrir a procedimientos invasivos». Su metodología, desarrollada tras años de experiencia, ha demostrado transformar no solo el rostro de miles de mujeres, sino también su autoestima y confianza.
Los ejercicios más efectivos
Cada zona del rostro requiere ejercicios específicos para maximizar los resultados. Para las mejillas, uno de los más efectivos es la sonrisa de resistencia, que activa el músculo cigomático mayor y ayuda a levantar la expresión. En la mandíbula, el lifting mandibular consiste en proyectar ligeramente el mentón hacia adelante mientras la lengua ejerce una resistencia controlada sobre el paladar, fortaleciendo los músculos que tienden a perder firmeza con la edad. En la frente, Bordón recomienda el ejercicio de control frontal, diseñado para relajar el músculo frontal, trabajar la movilidad consciente de las cejas y prevenir la formación de arrugas profundas.

Técnicas para levantar y tonificar los párpados
Los párpados caídos, una de las preocupaciones más comunes a medida que envejecemos, pueden beneficiarse del trabajo sobre el orbicular de los ojos. Bordón sugiere un ejercicio sencillo: colocar los dedos índices en la parte externa de los ojos para generar resistencia y abrir y cerrar los párpados de manera consciente. Complementariamente, las técnicas de automasaje y drenaje ayudan a desinflamar la zona, mejorar la circulación y devolver frescura a la mirada. La experta enfatiza que la constancia es clave, ya que los músculos faciales responden rápidamente cuando se entrenan de forma regular.
El tiempo y la frecuencia de la práctica influyen directamente en los resultados. Bordón aconseja comenzar con sesiones de 10 a 15 minutos, tres o cuatro veces por semana. En pocas semanas, es posible notar cambios visibles: una mirada más abierta, un óvalo facial más definido y una piel más oxigenada. Sin embargo, el tiempo necesario para alcanzar resultados óptimos varía según la edad. Entre los 30 y 40 años, se recomienda mantener la práctica durante aproximadamente seis meses. A partir de los 40 años, se sugiere una constancia de unos nueve meses, mientras que quienes superan los 50 años podrían necesitar alrededor de 10 meses para lograr un cambio tangible en el tono muscular.
Integración del yoga facial en la rutina diaria
Diana Bordón subraya que, a medida que se avanza, muchas personas integran el yoga facial en su rutina diaria de belleza, de la misma forma que aplican una crema o se lavan el rostro. «Es un método natural, progresivo y muy agradecido con la constancia», afirma. A diferencia de los tratamientos invasivos, el yoga facial no implica riesgos de efectos secundarios ni recuperación prolongada, lo que lo convierte en una opción segura y sostenible para quienes buscan un enfoque integral de belleza y bienestar.
En un mundo donde los procedimientos estéticos se han normalizado, este concepto se destaca como una alternativa que empodera al individuo. No se trata solo de estética, sino de reconectar con el propio rostro, entender su musculatura y aprender a cuidarlo de manera consciente. La propuesta de Bordón va más allá de un conjunto de ejercicios: es un camino hacia la aceptación y el cuidado personal, donde los resultados estéticos se acompañan de beneficios emocionales y psicológicos, fortaleciendo la confianza y la autoestima.