Grasas trans: qué son y por qué los expertos recomiendan no consumirla
Muchas personas incluyen estos alimentos en su dieta, sin ser conscientes de las posibles consecuencias

Grasas trans | Canva pro
En la lista de enemigos de la salud que suelen aparecer en los consejos nutricionales, las grasas trans ocupan un lugar destacado. Estas grasas, presentes en muchos productos ultraprocesados, no solo afectan al metabolismo y al peso corporal, sino que también tienen un impacto negativo sobre la salud cardiovascular y digestiva. Evitarlas, junto con los azúcares añadidos y las bebidas ultraprocesadas, se ha convertido en una recomendación habitual entre profesionales de la nutrición.
Luis Gil, especialista en nutrición y bienestar, ha logrado viralizar sus recomendaciones en redes sociales gracias a un mensaje claro y directo: «No me odies, pero no deberías estar consumiendo estos alimentos». Sin embargo, matiza que el problema no está en disfrutar ocasionalmente de un brownie en un cumpleaños o una pizza de vez en cuando. El verdadero riesgo surge cuando este tipo de productos se incorporan de manera constante en la dieta diaria. Según Gil, esa rutina puede provocar un desajuste metabólico, aumentar la inflamación y favorecer la acumulación de grasa corporal, generando a largo plazo efectos negativos sobre la salud digestiva y el bienestar general.
El impacto de las grasas trans y ultraprocesados en el intestino
El enfoque de Gil no se limita a advertencias generales. Identifica con precisión los alimentos que conviene reducir para mejorar la microbiota intestinal y mantener la energía: azúcares añadidos, bollería industrial, cereales de desayuno, gominolas, grasas trans y saturadas de baja calidad. También incluye productos como patatas fritas de bolsa, snacks ultraprocesados y platos preparados congelados, como lasañas precocinadas. En cuanto a las bebidas, el especialista es tajante: los zumos y batidos comerciales contienen niveles de azúcar que elevan la inflamación y sobrecargan el metabolismo. Reducir o eliminar su consumo diario no solo favorece la digestión, sino que también contribuye a perder grasa corporal de manera más sencilla y mejora la sensación general de bienestar.
Beneficios visibles de un cambio de hábitos
Limitar el consumo de alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos y grasas trans no solo protege la salud a largo plazo, sino que también genera cambios positivos que se perciben rápidamente en el día a día. Según Luis Gil, estos son los beneficios más destacados:
- Aumento de energía: sentirse más activo y con menos sensación de cansancio durante la jornada.
- Reducción de antojos: disminuye la necesidad de comer de forma impulsiva alimentos poco saludables.
- Mejora de la digestión: el sistema digestivo funciona de manera más eficiente, con menos inflamación y malestar.
- Pérdida de peso casi sin esfuerzo: muchas personas notan cambios en su composición corporal sin seguir dietas restrictivas ni modas extremas.
Para Gil, el secreto está en mantener un enfoque realista, basado en evidencia científica, que priorice la calidad de los alimentos y la constancia en los hábitos diarios. Reducir o eliminar este tipo de alimentos de la dieta no significa renunciar al placer de comer ni convertir la alimentación en una fuente de estrés. Se trata, más bien, de aprender a elegir conscientemente cuándo y cómo incorporar ciertos productos, dando prioridad a alimentos frescos, naturales y nutritivos que aporten energía y bienestar.

Este enfoque permite disfrutar de comidas ocasionales sin culpa, mientras se establecen hábitos sostenibles que benefician la salud a largo plazo. Para muchas personas, este cambio sencillo y gradual puede marcar una diferencia notable en niveles de energía, digestión, estado de ánimo y bienestar general, además de favorecer el control de peso de manera natural y sin recurrir a dietas extremas o restrictivas. La clave está en la constancia, en escuchar al cuerpo y en tomar decisiones informadas que combinen placer y salud.