Marta Barranco, psicóloga: cómo detectar que una broma es una falta de respeto disfrazada
En una sociedad más consciente de la salud mental, su mensaje advierte que el humor no puede ser excusa para dañar

Amigas | Canva pro
La psicóloga Marta Barranco se ha vuelto viral en TikTok tras publicar un vídeo en el que reflexiona sobre una situación cotidiana que muchas personas han vivido alguna vez: el momento en que una supuesta “broma” se convierte en un comentario dañino. Con un tono cercano y honesto, Barranco comparte una experiencia personal para explicar por qué, en cuestiones emocionales, el límite del humor lo marca quien recibe el comentario y no quien lo hace. Y es que su reflexión llega en un contexto en el que el humor, se utiliza con frecuencia como excusa para justificar comentarios que traspasan límites personales. La psicóloga, con naturalidad y sin dramatismos, logra poner palabras a una sensación compartida por muchas personas: ese instante incómodo en el que la risa se transforma en malestar.
Una cena, una frase y una risa que duele
En su relato, Marta Barranco comienza contando una anécdota aparentemente trivial. «Ayer salí con mis amigas y, cuando estábamos acabando de cenar, me quedé con un poquito de hambre y decidí pedir otro plato», explica. Fue entonces cuando una de las amigas le soltó un comentario: «No hace falta que sigas comiendo, eh». Barranco cuenta que había ganado algo de peso y hacía tiempo que no veía al grupo, por lo que la frase la tomó por sorpresa. Lo que vino después agravó la situación: el resto del grupo comenzó a reírse. «Al principio me sorprendió porque no me lo esperaba, pero luego me enfadé», continúa en el vídeo. Ante su reacción, la amiga que dijo el comentario intentó restarle importancia: «Ay, que es una broma, no te lo tomes así». Esa frase, tan común, sirvió como detonante de una reflexión más profunda sobre cómo se utilizan las bromas como escudo para justificar conductas dañinas.

Cómo detectar bromas que son falta de respeto
La psicóloga confiesa que, en un primer momento, sintió culpa por haberse molestado. «Pensé: bueno, era una broma, igual soy una exagerada y me lo tomo todo mal». Sin embargo, pronto comprendió que su malestar era completamente válido. «Una broma deja de ser broma cuando a la otra persona le sienta mal», afirma con contundencia. Barranco explica que, en muchas ocasiones, usamos la palabra “broma” para suavizar comentarios que en realidad son críticas, juicios o faltas de respeto. «A veces decimos cosas que sabemos que hacen daño, pero las disfrazamos de humor para que no duelan tanto o para quitarles importancia. Pero eso no era una broma, era un comentario sobre mi físico», señala. Sus palabras ponen en evidencia una realidad social: el humor puede ser una forma de violencia pasiva. Cuando una persona se siente herida por una “broma”, lo habitual es que el entorno minimice su reacción, reforzando la idea de que “no tiene sentido del humor”. Ese mecanismo, según Barranco, genera culpa y silenciamiento emocional.
El impacto emocional no depende de la intención
El mensaje de Barranco va más allá de su experiencia personal: pone sobre la mesa la importancia de la empatía y de la responsabilidad emocional en nuestras relaciones sociales. En una sociedad donde la ironía y el sarcasmo son parte del lenguaje cotidiano, sus palabras invitan a replantear qué entendemos por humor y cómo este puede convertirse, sin intención aparente, en una herramienta de agresión. La psicóloga recuerda que el hecho de que algo “no se diga con maldad” no implica que no tenga consecuencias. «El impacto emocional no depende de la intención, sino del efecto que provoca», subraya. «Si hago una broma que en mi cabeza suena bien y a la otra persona le sienta mal, lo mínimo es disculparme. Porque en realidad no era una broma, era una falta de respeto disfrazada».