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Belleza

Pilar Guillén: «A partir de los 55, el maquillaje debe de ser ligero para no marcar arrugas»

Conforme cumplimos años, hay ciertas costumbres que van cambiando, y una de ellas son los cosméticos que usamos

Pilar Guillén: «A partir de los 55, el maquillaje debe de ser ligero para no marcar arrugas»

Maquillaje ligero | Canva pro

A partir de cierta edad, el maquillaje deja de ser un mero complemento estético para convertirse en una herramienta que realza, ilumina y acompaña el paso del tiempo con elegancia. Sin embargo, también puede volverse un enemigo si no se adapta a las necesidades de la piel madura. La maquilladora Pilar Guillén lo resume de forma clara: «A partir de los 55, el maquillaje debe ser ligero para no marcar arrugas». Esa premisa abre la puerta a un enfoque más consciente, donde la naturalidad y la luz se convierten en los verdaderos protagonistas.

Texturas ligeras, el nuevo secreto de juventud

Con los años, la piel pierde densidad, elasticidad y luminosidad, y las fórmulas demasiado cubrientes pueden acentuar las líneas de expresión. Las bases pesadas o de acabado mate restan frescura y endurecen los rasgos, justo lo contrario de lo que se busca. Por eso, las texturas fluidas y luminosas son la mejor elección. «Las bases con acabado ‘glow’ aportan jugosidad y un efecto segunda piel que favorece mucho más», explica Guillén. El objetivo no es ocultar, sino iluminar: un rostro con luz siempre transmite juventud y vitalidad.

Maquillaje

Antes del maquillaje, sin embargo, hay un paso que marca la diferencia: la preparación de la piel. Una rutina diaria de limpieza, hidratación y nutrición es el mejor punto de partida para un acabado impecable. «Las pieles maduras suelen ser más secas, por lo que un sérum con ácido hialurónico, una crema nutritiva y un primer iluminador son imprescindibles», añade la experta. También se recomienda masajear el rostro antes de maquillarse, ya sea con las manos o con herramientas como el gua-sha, para activar la microcirculación y mejorar la firmeza. Este gesto, sencillo y eficaz, ayuda a que el maquillaje se asiente mejor y dure más tiempo.

El colorete, aliado de la frescura

Entre los productos que más favorecen a partir de los 55 destaca el colorete, ese aliado infalible que devuelve la frescura al rostro. «El colorete aporta vitalidad y ese efecto buena cara que se pierde con los años», explica Guillén. Los tonos rosados, melocotón o terracota suave son los más favorecedores, especialmente aplicados en la parte alta de las mejillas y difuminados hacia las sienes, creando un sutil efecto lifting. Los formatos en crema o stick se funden mejor con la piel y evitan marcar las arrugas, además de poder usarse en labios o párpados para un acabado armonioso.

Polvos, sí, pero con moderación

El toque final lo aportan los polvos, aunque en este caso menos es más. Si bien ayudan a fijar el maquillaje, su uso excesivo puede resecar la piel y enfatizar las líneas. «Conviene aplicarlos con moderación, solo en zonas estratégicas como la frente, la nariz o la barbilla, y optar por versiones ultrafinas», recomienda Guillén. En este punto, el polvo deja de ser una capa para convertirse en un refuerzo sutil.

La tendencia del maquillaje consciente

Las tendencias actuales en belleza confirman este giro hacia la ligereza. Marcas de lujo y firmas de farmacia han apostado por bases híbridas entre tratamiento y maquillaje, con activos como péptidos o ácido hialurónico que hidratan mientras unifican el tono. Además, cada vez son más populares los productos multifunción: coloretes que sirven como labial, bálsamos con color o brumas fijadoras con ingredientes antioxidantes. Todo ello responde a una misma filosofía: simplificar, cuidar y realzar sin enmascarar. El maquillaje después de los 55 no consiste en esconder los signos del tiempo, sino en celebrarlos con luz, frescura y confianza. «El mejor maquillaje no es el que disfraza, sino el que deja ver la piel que hay detrás», concluye Guillén. Porque la verdadera belleza, al final, está en aprender a resaltar lo que ya tenemos.

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