Un experto revela el deporte que ayuda a vivir más y no es pilates ni crossfit
La vida activa, no como un deber, sino como parte de lo cotidiano, puede ser más efectiva que cualquier sesión

Dan Buettner | Instagram
Dan Buettner, investigador reconocido por su estudio de las “zonas azules”, desafía la creencia popular sobre el ejercicio y la longevidad. Tras más de dos décadas analizando comunidades donde la gente vive significativamente más años, asegura que la clave no está en rutinas estructuradas de alto rendimiento como CrossFit o Pilates. «La gente que más años vive no hace CrossFit ni Pilates», afirma Buettner, cuestionando directamente el modelo moderno de actividad física. Su investigación se ha centrado en cinco regiones emblemáticas: Cerdeña en Italia, Okinawa en Japón, Icaria en Grecia, Loma Linda en California y la península de Nicoya en Costa Rica. Todas ellas comparten un patrón común: la longevidad no depende de la genética ni de una disciplina rigurosa, sino de hábitos cotidianos y constantes que previenen enfermedades crónicas como diabetes, problemas cardíacos, cáncer o demencia.
Movimiento integrado en la vida diaria
Uno de los hallazgos más sorprendentes es que estas comunidades no practican ejercicio formal. Según Buettner, «la gente de las zonas azules no hace ejercicio» en el sentido convencional. No hay máquinas, entrenadores ni horarios estrictos. En su lugar, el movimiento está integrado de manera natural en sus actividades diarias. Caminan largas distancias, trabajan en huertos, cuidan de sus casas y realizan tareas domésticas que implican esfuerzo físico, sin percibirlo como un entrenamiento. Este tipo de actividad constante genera un efecto acumulativo sobre la salud. Buettner señala que se mueven aproximadamente cada veinte minutos sin ser conscientes, un ritmo que mantiene su metabolismo activo y protege el sistema cardiovascular, a diferencia de quienes pasan la mayor parte del día sentados y dependen de una sesión de gimnasio ocasional.

El secreto, según Buettner, no está en la intensidad, sino en la regularidad. Mientras que en muchas sociedades modernas se intenta compensar horas de sedentarismo con sesiones de entrenamiento de una hora o más, en las zonas azules el cuerpo se mantiene activo de manera constante. Este enfoque promueve no solo la salud física, sino también el bienestar mental y social. La vida diaria se convierte en un “ejercicio natural”, donde cada actividad, desde caminar hasta cocinar o cuidar el jardín, contribuye a una longevidad saludable. Además, el movimiento frecuente y no estructurado se acompaña de otros hábitos que refuerzan la salud: alimentación basada en plantas, consumo moderado de calorías, vida social activa y propósito claro en la vida. La combinación de estos factores explica por qué los centenarios de estas regiones llegan a edades avanzadas con buena salud y sin las enfermedades que comúnmente acortan la vida.
Más allá del ejercicio: la filosofía de las zonas azules
Buettner recalca que la longevidad observada en estas comunidades no es el resultado de una genética especial ni de un estilo de vida excepcionalmente estricto. «Un centenario es simplemente alguien que ha cumplido 100 años», dice en su aparición en el pódcast de ZOE, recordando que la verdadera diferencia radica en evitar enfermedades que acortan la vida. Este enfoque también ofrece una lección para las sociedades modernas: en lugar de buscar soluciones rápidas o entrenamientos intensos, la clave puede estar en adoptar un estilo de vida que incorpore movimiento natural, descanso adecuado y hábitos saludables de forma continua. La longevidad, entonces, no sería un objetivo alcanzado a través del esfuerzo puntual, sino una consecuencia de la vida bien vivida, donde lo cotidiano y lo simple supera cualquier plan de entrenamiento sofisticado.
La investigación de Buettner invita a repensar cómo entendemos el ejercicio y la salud. En lugar de centrarse únicamente en el gimnasio o en rutinas específicas, sugiere mirar cómo se puede integrar el movimiento de manera constante en la vida diaria: caminar en lugar de conducir, trabajar con las manos, subir escaleras, cultivar un jardín o incluso socializar activamente con amigos y familiares.
