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Nutrición

Cabezas, ¿sí o no? Cómo comer langostinos y gambas de forma segura, según la ciencia

Presentes en casi todas las mesas navideñas, son ya una tradición que conviene revisar con los estudios científicos

Cabezas, ¿sí o no? Cómo comer langostinos y gambas de forma segura, según la ciencia

Las precauciones a la hora de comer marisco | Freepik

Los langostinos y las gambas ocupan, un año más, un lugar protagonista en las mesas de los hogares españoles durante la Navidad. Pero más allá de su papel como símbolo de celebración, estos mariscos destacan por su buen perfil nutricional, lo que explica que sigan siendo una opción recurrente incluso entre quienes intentan cuidar su alimentación en fechas festivas.

Tal y como señala Andrea Calderón, profesora de Nutrición en la Universidad Europea, «los langostinos y las gambas son ricos en proteínas, omega-3 y minerales esenciales como el zinc y el yodo, claves para el buen funcionamiento del organismo». Un mensaje que coincide con lo que apuntan numerosas investigaciones científicas sobre el valor nutricional de los crustáceos. No obstante, hay que tener cuidado con las cabezas.

Aportan proteínas de calidad y bajo contenido graso

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Desde el punto de vista nutricional, las gambas y los langostinos destacan por aportar proteínas de alto valor biológico, necesarias para el mantenimiento de la masa muscular y la regeneración de tejidos. Además, su bajo contenido en grasas saturadas los convierte en una alternativa interesante frente a otros alimentos más calóricos habituales en estas fechas. Al respecto, un estudio publicado en la revista Nutrients confirmó que los mariscos son una fuente excelente de proteínas completas, con un perfil de aminoácidos comparable al del pescado y superior al de muchas carnes procesadas.

Otro de los grandes puntos fuertes de estos crustáceos es su aporte en minerales esenciales. El zinc, fundamental para el sistema inmunitario; el selenio, con función antioxidante; y el yodo, imprescindible para el correcto funcionamiento de la glándula tiroides, se encuentran presentes en cantidades significativas. Además, las gambas y langostinos aportan vitamina B12, esencial para el sistema nervioso, y ácidos grasos omega-3, asociados a beneficios cardiovasculares y cognitivos.

Mejor evitar las cabezas de las gambas y langostinos

A pesar de sus beneficios, los expertos insisten en que el consumo debe ser responsable. «La moderación siempre es la mejor aliada cuando se trata de disfrutar de mariscos», advierte Calderón.

Y especialmente en lo que respecta a las cabezas de langostinos y gambas, ya que contienen compuestos interesantes como carotenoides antioxidantes, pero también pueden acumular contaminantes ambientales, incluidos metales pesados. Diversos estudios alertan de que estas partes concentran mayores niveles de sustancias no deseables.

Por este motivo, los expertos recomiendan priorizar el consumo de la carne del cuerpo, donde se concentran los nutrientes esenciales con un menor riesgo para la salud.

Cómo cocinarlos para conservar sus propiedades

La forma de preparación también juega un papel clave. «Optar por métodos de cocción simples, como hervir o cocinar al vapor, ayuda a preservar sus nutrientes y potencia su sabor natural», recomienda Calderón.

Así, las técnicas suaves evitan la pérdida de vitaminas hidrosolubles y la oxidación de los ácidos grasos omega-3. La ciencia ha demostrado que los métodos de cocción sencillos permiten conservar mejor el valor nutricional de los mariscos frente a frituras o elaboraciones con exceso de grasa. Además, su versatilidad en la cocina permite incorporarlos tanto en recetas sencillas como en platos más elaborados, manteniendo su perfil ligero y saludable incluso en celebraciones.

«Con moderación»

Más allá de los nutrientes y los riesgos, la nutricionista recuerda que la alimentación también cumple una función social y emocional.
«Disfrutar del marisco como parte de la tradición, pero con moderación», aconseja.

Las comidas navideñas no solo giran en torno a lo que se come, sino también al acto de compartir, reforzar vínculos familiares y disfrutar del momento. En este sentido, Calderón subraya una idea clave: «La alimentación no solo debe ser placentera, sino también segura. Aprovechemos los beneficios de los mariscos disfrutándolos de manera equilibrada y consciente».

Así, langostinos y gambas pueden seguir siendo protagonistas de la Navidad, siempre que se consuman con criterio, buena técnica culinaria e intentando no comer demasiadas de sus cabezas y sí la carne del cuerpo.

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