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Sexualidad

Casi el 50% de las mujeres siente dolor durante el sexo con penetración: ¿por qué nadie lo dice?

Las molestias durante el acto íntimo son muy comunes. Analizamos a qué se debe el silencio que hay en torno a ello

Casi el 50% de las mujeres siente dolor durante el sexo con penetración: ¿por qué nadie lo dice?

El dolor durante la penetración | Gtres

El dolor durante las relaciones sexuales, conocido médicamente como dispareunia, es más común de lo que pensamos entre las mujeres. Sin embargo, apenas nadie habla de ello, quizá por tabúes sociales o porque las propias féminas creen que es normal.

Al respecto, un reciente estudio realizado por el instituto francés BVA Xsight para la marca de productos íntimos IntyEssentials —para el que se encuestó a 1.000 mujeres de 18 a 65 años— desveló que el 80% de las mujeres había sufrido al menos una vez en su vida molestias o dolores en la zona vulvovagina.

El 47% de las mujeres afirmó sentir dolor a veces o con frecuencia durante las relaciones sexuales con penetración

La misma encuesta reveló que más de seis de cada diez mujeres (63%) sufren actualmente, o al menos ocasionalmente, molestias o dolores que les impiden disfrutar de una sexualidad plena. Y las cifras son aún más alarmantes cuando se trata de sexo con penetración, pues el 47% de las mujeres afirmó sentir dolor a veces o con frecuencia durante estas relaciones sexuales, y el 33% después del acto íntimo. Entre las afectadas, el 40% habla de «un dolor igual o superior a 6 en una escala del 1 al 10».

Eyaculación precoz

Dolor durante el sexo

Y no solo este estudio ha llegado a estas conclusiones, pues en el ámbito de la atención primaria se ha observado que hasta el 46% de las mujeres sexualmente activas pueden experimentar dispareunia. Asimismo, un estudio publicado en BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynaecology en 2017, reveló que el 7,5% de las mujeres sexualmente activas reportaron sentir dolor durante el sexo. La prevalencia fue más alta entre mujeres de 16 a 24 años (9,5%) y de 55 a 64 años (10,4%). Además, un cuarto de las mujeres que experimentaron dolor lo hicieron de manera frecuente o constante durante más de seis meses, y con un nivel de angustia significativo.

Otra investigación realizada en Francia, con una muestra de más de 21.000 mujeres, descubrió que la prevalencia de dispareunia frecuente era del 7,9%, alcanzando un pico del 12,8% entre las mujeres más jóvenes (18–24 años).

¿Por qué nadie habla de esto que sufren tantas mujeres?

A pesar de lo común que es esta situación, como hemos visto, muchas mujeres no hablan de ello. ¿Y a qué se debe este silencio sobre algo que afecta a tantas féminas?

Hind Kabaj, experta en bienestar femenino y cofundadora de IntyEssentials, ha dedicado gran parte de su tiempo a reflexionar sobre este tema. Ella misma vivió de primera mano el impacto de los dolores íntimos y sabe lo frustrante que puede ser enfrentarse a estas situaciones sin respuestas claras. Durante años, experimentó vestibulodinia, una condición que le causaba dolor en la entrada de la vagina, especialmente durante la penetración. Para ella, estas experiencias personales no solo le generaron malestar físico, sino que también despertaron emociones de aislamiento, ansiedad y culpa. «Sentía que algo en mi vida íntima estaba fallando, y me preguntaba constantemente si alguna vez podría volver a disfrutar plenamente de mi sexualidad», confiesa a THE OBJECTIVE.

El método Kivin, el de los expertos del cunnilingus

«Normalización del dolor» entre las mujeres

Al respecto, Kabaj lamenta la falta de formación médica y la escasa investigación científica en torno a estas cuestiones, comparándola con la abundante atención que reciben los problemas de disfunción eréctil o eyaculación precoz. Hind nos explica que esta asimetría en el tratamiento como una «normalización del dolor» entre las mujeres.

«La idea de que es normal sentir dolor de vez en cuando es errónea y peligrosa. Debido a la falta de conocimientos, algunos profesionales de la salud ofrecen respuestas superficiales, incluso misóginas, a las pacientes. Sus discursos suelen centrarse en el placer de sus parejas masculinas, sugiriendo, por ejemplo, usar más lubricante o beber una copa de vino para relajarse, como si la culpa fuera de la persona que sufre, por no tener una lubricación adecuada o estar demasiado estresada», denuncia.

Para ella, la raíz de este problema radica en una «visión tradicional de las relaciones sexuales, que se centra en el placer de los hombres, dejando de lado las necesidades y el bienestar de quienes experimentan dolor vulvo-vaginal. «Durante demasiado tiempo, el placer sexual ha sido priorizado de manera desigual, lo que ha provocado que las molestias íntimas sean ignoradas o malentendidas».

Las soluciones, no obstante, están al alcance de la mano: «Hablar abiertamente del tema, consultar a especialistas, adaptar la higiene íntima y, sobre todo, comprender que la sexualidad debe ser una fuente de placer y no de dolor».

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