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La joya escondida a menos de tres horas de Teruel: aguas cristalinas y encanto histórico

Son muchos los que esperan con ganas las vacaciones, y este lugar es una auténtica fantasía: el destino perfecto para desconectar

La joya escondida a menos de tres horas de Teruel: aguas cristalinas y encanto histórico

Altea | Guía Repsol

A menos de tres horas por carretera desde Teruel se encuentra uno de esos destinos que parecen sacados de una postal mediterránea: un enclave costero que combina aguas cristalinas, un casco histórico con encanto y miradores espectaculares. Su esencia blanca, su ambiente tranquilo y su riqueza cultural lo convierten en un lugar ideal tanto para relajarse como para explorar. Y es que hablamos de Altea, un pueblo blanco colgado sobre el Mediterráneo que parece sacado de una postal y que cada vez más viajeros descubren como una alternativa con alma, historia y belleza natural.

¿Cómo llegar?

Aunque Altea se encuentra en la provincia de Alicante, su buena red de comunicaciones la convierte en un destino ideal para una escapada desde distintos puntos de España. Desde Teruel, el viaje en coche dura aproximadamente 2 horas y 30 minutos, tomando la A-23 hasta Sagunto y enlazando posteriormente con la AP-7 en dirección sur. Si se parte desde Zaragoza, el trayecto es algo más largo, alrededor de 4 horas, también utilizando la A-23 como vía principal. Para quienes prefieren el transporte público, una opción cómoda es viajar en tren hasta Alicante y desde allí tomar el TRAM de la Costa Blanca, una línea que recorre la costa y ofrece un trayecto panorámico con vistas al mar hasta llegar a Altea.

Desde Madrid, existen dos alternativas principales: viajar en coche, lo que supone unas 4 horas y 30 minutos por la A-31 pasando por Albacete y continuando hasta Alicante, o bien optar por el tren AVE hasta Alicante, que tarda unas 2 horas y 20 minutos, y luego hacer el último tramo en el TRAM hasta Altea.

Lugares imprescindibles que ver en Altea

Pasear por Altea es adentrarse en uno de los pueblos más bonitos de la Costa Blanca. Con su aire mediterráneo, fachadas encaladas y calles empedradas, este destino a menos de tres horas de Teruel combina historia, cultura y paisajes de postal. Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico, se asienta en una colina con vistas al mar y está lleno de rincones con encanto, miradores espectaculares y un ambiente que invita a la calma.

Altea
  • Portal Vell: antigua entrada de la muralla que da acceso al casco antiguo, perfecto para comenzar el recorrido.
  • Calle Salamanca: una de las calles más pintorescas del pueblo, con viviendas del siglo XVIII y XIX que mantienen su esencia.
  • Casco antiguo: laberinto de callejuelas blancas, con balcones floridos y vistas al mar en cada esquina. Un paseo que recuerda a Santorini, pero con alma alicantina.
  • Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo: emblema de Altea, con su cúpula azul y blanca visible desde distintos puntos de la ciudad. Desde su plaza se disfruta de una de las mejores vistas al Mediterráneo.
  • Miradores del casco antiguo: al subir por sus calles encontrarás varios puntos panorámicos con vistas a la costa, ideales para disfrutar de la puesta de sol.
  • Torre de Bellaguarda: antiguo torreón defensivo que ofrece una visión diferente del pueblo y su entorno.
  • Portal Nou: otro de los accesos históricos a la villa, cargado de historia y tradición.
  • Playas y calas: aguas cristalinas en entornos tranquilos como la Playa de la Olla, Cala del Soio o Cap Negret. Perfectas para el baño y el snorkel.
  • Sierra de Bernia y Serra Gelada: parajes naturales que rodean Altea y ofrecen rutas de senderismo con vistas de vértigo. La del Forat de Bernia es una de las más populares.
@akkicris

➡️ Qué ver en Altea, en la provincia de Alicante #alicante #altea #viajesporespaña #verano2021

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Pero Altea también conquista a los amantes de la naturaleza. Rodeada por la Sierra de Bernia y la Serra Gelada, ofrece rutas de senderismo como la del Forat de Bernia, que culmina en un espectacular mirador natural sobre el mar. Una experiencia perfecta para quienes buscan combinar el turismo cultural con la desconexión activa en plena naturaleza mediterránea.

Aguas cristalinas sin multitudes

Aunque no presume de arena fina como otras playas alicantinas, las calas de Altea destacan por su tranquilidad y aguas transparentes, ideales para el baño o la práctica de snorkel. La Playa del Mascarat es una opción ideal para quienes buscan desconectar del bullicio, mientras que la Playa de la Olla permite nadar hasta un pequeño islote cercano. Para quienes prefieren explorar más, destacan también la Cala del Soio, la Playa de Cap Negret, con vistas a la montaña, y Cap Blanc, junto a varios puertos deportivos. Todas ofrecen una experiencia de playa auténtica, donde el entorno natural sigue siendo protagonista.

¿Dónde comer?

La oferta gastronómica de Altea está a la altura de su belleza. En el puerto, Diferens Altea es una parada obligatoria para quienes buscan un ambiente relajado frente al mar. Su carta abarca desde desayunos y smoothies hasta arroces y platos mediterráneos, con precios asequibles. Para una experiencia más refinada, La Clau d’Altea en el Carrer Major destaca por su cocina cuidada y entorno íntimo, con precios que oscilan entre los 30 y 50 euros. Y si lo que se busca es una opción equilibrada entre calidad y tradición, el Restaurante Columbus 1492, en la calle San Pedro, ofrece menús entre 20 y 30 euros con pescados frescos y arroces como protagonistas.

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