El pueblo de Teruel que es el más bonito de España, según 'National Geographic'
En otoño, este lugar no solo es una escapada perfecta, sino una auténtica inmersión en la historia

Albarracín | Turismo Teruel
España está llena de rincones con encanto que en otoño se transforman en paisajes de postal. Montes dorados, los bosques se adormecen bajo una luz suave y los pueblos se llenan de calma. Entre todos ellos, hay uno que ha cautivado a la prensa internacional por su belleza, historia y gastronomía: Albarracín, en la provincia de Teruel, que National Geographic ha vuelto a incluir entre los pueblos más bonitos del país.
El titular de que National Geographic “declara a Albarracín el pueblo más bonito de España” se ha convertido en viral en redes y medios, aunque conviene matizarlo. La revista no ha emitido un ranking oficial único, sino que el pueblo ha sido recurrentemente destacado en sus listados temáticos y premiado por la excelente conservación de su casco histórico amurallado, reconocimiento que obtuvo en los Premios +Historia de 2024. Más allá del uso periodístico de la frase, el consenso es claro: Albarracín encarna el ideal del pueblo medieval español, y su prestigio internacional crece año tras año.
Albarracín: casas de rojizas y una muralla medieval
Ubicado sobre un meandro del río Guadalaviar, Albarracín es un conjunto monumental protegido como Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico-Artístico. Su entramado urbano conserva la esencia medieval: casas rojizas de piedra y madera, balcones que casi se tocan y callejones empedrados que serpentean entre murallas. Entre sus joyas arquitectónicas destacan:
- La Torre del Andador, levantada entre los siglos X y XI, que domina la villa desde lo alto.
- La muralla medieval, que trepa por la ladera y ofrece vistas panorámicas espectaculares al atardecer.
- La Catedral del Salvador, del siglo XVI, con su museo de tapices flamencos.
- El Alcázar de Albarracín, antigua residencia de los Banu Razín, hoy espacio arqueológico.
- La Casa de la Julianeta, la imagen más fotografiada del pueblo, símbolo de su carácter pintoresco.
Cada rincón respira historia. Desde los tiempos de los lobetanos en la Edad de Hierro hasta su integración definitiva en la Corona de Aragón en 1300, Albarracín ha sido enclave estratégico y cultural durante siglos.

¿Cómo es el otoño en este pueblo?
Con la llegada del frío, la sierra que rodea el municipio se tiñe de colores intensos y ofrece una postal única. Los Pinares de Rodeno, con sus tonos rojizos y pinturas rupestres Patrimonio de la Humanidad, son uno de los grandes atractivos naturales. También merecen una visita la Laguna de Bezas, refugio de fauna autóctona, o las rutas por los Montes Universales, que alcanzan casi los 2 000 metros de altitud. En septiembre y octubre, los viajeros más atentos podrán escuchar la berrea del ciervo, uno de los sonidos más característicos del otoño en la zona. Caminar por estos senderos es una forma de entender la identidad de Albarracín: una tierra donde la naturaleza y la historia conviven con armonía.

Gastronomía aragonesa
La cocina local es otro de los motivos por los que Albarracín destaca entre los pueblos de Teruel. National Geographic lo define como un destino donde “mejor se come” en Aragón, gracias a su apuesta por el producto de proximidad y la tradición gastronómica. El ternasco de Aragón es la estrella de la mesa, acompañado por platos de caza, migas, embutidos artesanos, setas y la trufa negra, protagonista en los menús otoñales. Los restaurantes del casco histórico combinan la cocina de raíz con la innovación, lo que ha llevado a algunos a figurar en guías como Michelin y Repsol.
Cómo llegar a Albarracín
Desde la ciudad de Teruel, Albarracín se encuentra a unos 40 minutos por la carretera A-1512, un trayecto que regala paisajes serranos de gran belleza. Desde Zaragoza, el viaje dura unas dos horas por la A-23 antes de enlazar con la carretera local hacia la sierra. Es recomendable aparcar fuera del casco histórico y recorrer el pueblo a pie. Las calles son empinadas y estrechas, pero el esfuerzo se recompensa con panorámicas espectaculares. En otoño conviene llevar ropa de abrigo, ya que las temperaturas descienden con rapidez al caer la tarde.
