The Objective
El purgatorio

Ana Rosa Quintana: «Si de verdad tuviera poder, España iría mucho mejor»

La periodista de Mediaset visita El purgatorio: «Sánchez está invitado al programa, pero si va a algún lado es a la SER»

Se baja del coche y ya lleva puesto el abrigo. Es de un blanco inmaculado y me da envidia de lo limpio que está. Ni mijillas, tintas, marcas, pelos de gato, nada. Tras él, un traje rojo, es el mismo que Ana Rosa Quintana (Madrid, 1956) ha llevado toda la mañana en plató. De alguien que lleva 20 temporadas con un programa de éxito que lleva su nombre, con una mujer que ha tenido durante décadas una revista con sus iniciales, y además alguien con mucho poder en la industria televisiva, se esperaría un ego pantagruélico. Pero lejos de eso, Ana Rosa es sencilla, se deja llevar, entra en cada tema y se esconde poco en el callejón de las correcciones. A estas alturas, quien no la quiera así…

PREGUNTA.-  ¿Qué marca más, ser de Usera o ser del Atlético?

RESPUESTA.-  Hombre, si eres de Usera, no puedes ser de otro equipo que no sea el Atleti. Soy muy del Atleti porque, vamos a ver, estas cosas también se heredan y te las da el barrio. Primero vivía en Usera, y luego, a los 18, nos mudamos a la calle Antonio López. El campo del Atleti está al lado. Además, mi padre era del Atleti, mi hermano, mi sobrino… Aunque no echo de menos el Calderón porque pasábamos muchísimo frío. Recuerdo una humedad tremenda. En cambio, el Metropolitano me encanta; me parece que, en este momento, es el estadio más bonito de toda Primera División.

P.- ¿Cómo era de niña?

R.- Buena, sí, buena estudiante, pero con ideas propias siempre.

P.- ¿Y sus padres cómo eran?

R.- Eran maravillosos. Éramos una familia de cuatro: mi padre, mi madre, mi hermano —que es dos años y medio mayor que yo— y yo. Era una familia muy democrática, donde todo se hablaba y todo se consensuaba. Incluso cosas como: «Oye, hay dinero para cambiar de coche» —mi padre era representante y viajante, así que lo necesitaba—, pero entonces no habría vacaciones, o habría vacaciones más modestas. Todo se decidía así, incluso desde que éramos muy pequeños. Tuve una infancia muy feliz, y creo que eso te da mucha seguridad en la vida.

P.- Su primera conexión con los medios me consta que fue la radio, no la televisión.

R. Sí, la radio y también con un cómic que me lo traía mi padre —ya ni se editaba, pero se vendía en el Rastro—. Se llamaba Mary Noticias, y me encantaba. Tengo toda la colección: entre los que tenía yo y los que me han regalado. Era ideal: Mary levaba siempre una gabardina y vivía aventuras fantásticas. ¡Me fascinaba! Pero, sobre todo, me gustaba la radio. De hecho, siempre enfoqué mi camino por la radio, y acabé en la televisión por casualidad.

P.- Siempre ha vivido en Madrid, excepto aquella etapa en Nueva York.

R.- Así es, fueron un par de años maravillosos. Era principios de los 80, porque me fui en el 83 o 84 y volví en el 86. Era un mundo completamente distinto: había cosas que aquí no existían. Lo típico era que, cada vez que venía alguien, le pedías: «Tráeme unos Levi’s», o «esa batidora», veías los restaurantes, la moda, el ambiente… Luego, con el tiempo, todas las ciudades se han vuelto iguales, pero entonces no era así. No había teléfonos móviles. Ayer estaba viendo una película antigua, y lo que más llama la atención es que los personajes salen de misión… ¡sin móvil! Tenían que buscar una cabina. Yo recuerdo lo mismo: llegar con las monedas y llamar: «Oye, que voy a llegar un poco tarde». O que los amigos te llamaban al teléfono fijo de casa…

P.- Claro, es que Madrid era un pueblo comparado con Nueva York.

R.- Es que Madrid ha cambiado tanto. Gracias a Gallardón, pasó de ser una aldea manchega a una ciudad súper moderna. Primero fue él, y luego los gobiernos posteriores, que han seguido modernizándola. Con Manuela Carmena hubo un lapsus. A mí Carmena me cae bien. Lo que pasa es que creo que estaba demasiado condicionada ideológicamente para preocuparse de que las ciudades evolucionan y tienen que modernizarse.

P.- Ana Rosa, antes que nada, sé bien que conoce THE OBJECTIVE porque en sus programas es uno de los periódicos más mencionados… ¿Desde cuándo conoce el medio?

R.- Desde el principio y es maravilloso. Tenéis muchísimo mérito. Cuando empezasteis, ya había medios digitales muy importantes y establecidos. Todo el mundo pensaba: «Bueno, ya no hay hueco para más». Pero no solo encontrasteis vuestro espacio, sino que estáis dando grandísimas exclusivas. Además, tengo muchos compañeros vuestros que colaboran en mi programa.

P.- Ana Rosa Quintana ha vuelto a las mañanas después de un año y medio en las tardes… ¿Cómo fueron esas tardes?

R.- La verdad es que bien. Creo que hicimos un gran trabajo en un momento muy complicado para la cadena. Modernizamos muchísimo el formato, no solo técnicamente, sino también en la manera de dirigirnos al público. Y yo lo pasé muy bien, aunque… la verdad es que, con todo lo que está ocurriendo, echaba mucho de menos la política.

«Todos los gobiernos han intentado controlar RTVE, ahora con Sánchez es más obvio»

P.- ¿A usted le pidieron el favor de irse a esa franja?

R.- A mí me lo pidió el consejero delegado en un momento en el que acababa de llegar y necesitaban cubrir las tardes. Y bueno, llevo más de 20 años en esta empresa, que me ha dado todas las alegrías del mundo, se ha portado fantásticamente bien conmigo… No me lo planteé dos veces. Al principio me resistí un poco, pero al final…

P.- ¿Pero echaba de menos las mañanas?

R.- Claro que lo echaba de menos. Además, cuando llevas tantos años con un ritmo —levantarte a una hora, terminar a otra—, al final te marca mucho. Yo soy muy obsesiva con el trabajo, así que, aunque el programa era a las 5 de la tarde, luego lo cambiaron a las 6, que fue un desastre, me levantaba y ya estaba pensando en el programa. Las mañanas las dedicaba a prepararlo: llamadas, reuniones… y llegaba a casa a las 9 de la noche. Me cambió la vida por completo.

P.- Sobre ‘Tardear’, la verdad que el nombre me gusta…

R.- El nombre es bueno, y no es por nada, pero es mío.

P.- ¿En serio? Todo lo que tenga que AR…

R.- No, fíjate… No lo pensé por el «AR» ni nada de eso. Lo pensé porque a nosotras —digo «nosotras», un grupo de amigas y amigos— nos encantaba el tardeo. Salíamos, incluso cuando hacía las mañanas o los fines de semana, siempre quedábamos para el tardeo: la cervecita. Así que era «tardear de tardeo». Ahí nació la idea.

P.- ¿Ha sido una competición injusta con Sonsoles Ónega? Siempre se ha hablado de que ellos no tenían publicidad.

R.- Bueno, no la tenían, esto no es ni justo ni injusto: su cadena podía permitirse eso. Pero es verdad que jugamos en ligas distintas. Nosotros íbamos cargados de publicidad porque, gracias a Dios, Tardear siempre ha liderado el target comercial —que es el que realmente importa en medición. Mira, en otros países, como Estados Unidos, las audiencias se miden casi exclusivamente por ese target (hasta los 50-60 años).

Luego ya sí se mira el share, pero el target comercial es el público que consume, el que hace rentable un programa. El target comercial es el público con poder adquisitivo, el que atrae a los anunciantes. Nosotros competíamos con esa ventaja, pero también con esa presión.

Ana Rosa Quintana durante la entrevista en THE OBJECTIVE. Víctor Ubiña

P.- Teníais una guerrilla de temas ambos programas.

R.- Bueno, es que los temas son los temas. Pero hubo una decisión de la cadena —fíjate, que suelen acertar, pero aquí se equivocaron—: empezar a las seis menos cuarto. Cuando tú empiezas a esa hora, y el programa anterior empieza a las cinco… Los temas de actualidad son prácticamente los mismos, los que ya han salido en los periódicos o en otros programas. Ahí teníamos una desventaja clara.

P.- Digo «guerrilla» porque hasta hubo imágenes de ver a un reportero de Sonsoles colarse en el plano de Telecinco.

R.- A ver, todos queremos la exclusiva, pero esto es parte del juego. Hay que valorar a los reporteros que están en la calle, peleándose por conseguir testimonios. No es nada personal, es el oficio.

P.- ¿Han cursado ya invitación para que Pedro Sánchez acuda a ‘El programa de Ana Rosa’?

R.- Hombre, desde el primer día. Bueno, él ahora no va a ningún sitio. Y cuando va, elige la cadena SER. Pero le invitamos a él y a todos sus ministros cada semana. Hasta ahora solo ha venido Yolanda Díaz. Ningún ministro del PSOE ha aceptado.

P.- ¿No debería ser una obligación para ellos el acudir a los medios de comunicación?

R.- No lo sé, no sé si piensan que nuestra audiencia no vota. Pero la realidad es que mi público vota lo que quiera, independientemente de mis opiniones o las de cualquier comunicador.

P.- ¿Le preocupa la polarización que se percibe en España?

R.- Me preocupa, pero no la vivo en mi círculo, tengo amigos, amigas, hijos de amigos… cada uno piensa distinto. Pero eso me parece democracia pura: tolerancia y debate. El problema es cuando llegamos al «si no piensas como yo en cualquier tema, eres facha o tal…». Eso sí que es peligroso.

P.- ¿A Ana Rosa cuándo fue la primera vez que le llamaron facha?

R.- Eso lo empezó Pablo Iglesias. Luego Sánchez continuó con lo de la «fachosfera». Ahora, según ellos, todos los que no comulguemos con sus ideas somos fachas.

P.- Hasta el diario ‘El País’ parece que ha pasado al lado de la fachosfera.

R.- El mundo entero. Todo el que no les da la razón es «fachosfera» o «fango». Pero yo recuerdo en la última campaña electoral de Madrid, Pablo Iglesias señalaba, no solo a mí, sino a todos los compañeros que simplemente opinábamos distinto.

P.- ¿Fue acoso? ¿Matonismo?

R.- Bueno, ellos lo intentan… Pero si tú sigues con tu vida, al final no va a más. Sí es cierto que en el Congreso hace poco, con Ione Belarra, me mencionaron. Pero no se dan cuenta de que eso no lleva a nada. Además, es injusto: yo no estoy en el Congreso para defenderme.

P.- Y usted no tiene escolta como ellos.

R.- Exacto. No tengo escolta, vivo en la misma casa desde hace 35 años, no tengo piscina… ¿No entienden que esto es solo nuestro trabajo?

P.- Algunos aseguran que tenéis más poder que un ministro.

R.- Es mentira. Si tuviéramos poder, las cosas serían muy distintas.

P.- ¿Mejor o peor?

R.- Mucho mejor.

P.- Volviendo a lo de la polarización… Un dato que me llamó la atención: en redes siempre hay esa pelea, a veces alimentada por políticos, como si la distancia ideológica fuera insalvable. Pero está por un lado Silvia Intxaurrondo y Ana Rosa: parece que hay dos bandos, pero Silvia, trabajó con vosotros.

R.- Sí. De hecho, el primer programa que ella presentó fue con nosotros. Bueno, en aquel momento era Cuarzo. Nosotros aún no habíamos creado Unicorn, pero estábamos ahí: Xelo Montesinos, Juan Serrano y yo.

P.- Esto seguro que le rompe la mente a algunos.

R.- Pero lo que no entiendo es esto: me parece perfecto que Silvia, como cualquier comunicador, tenga derecho a expresar su línea editorial u opinión sobre los temas que sean. Pero parece que si lo dice ella está bien, y si lo digo yo, no. Y eso que yo trabajo en una empresa privada, y ella en una pública.

P.- ¿Tú ves una televisión española muy esquinada a la izquierda?

R– Sabemos que Televisión Española tiene su línea editorial, y en este momento está muy cercana al PSOE. Pero mira, todos los gobiernos han intentado controlar RTVE. La diferencia es que ahora es más obvio.

P.- ¿Ha notado mucho cambio en la política desde que se fue a las tardes hasta su vuelta a las mañanas?

R.- Está más o menos igual, pero es que han pasado muchas cosas. El punto de inflexión fue la «carta de amor» de Pedro Sánchez. Luego vino lo del fiscal general imputado, la mujer del presidente, el hermano del presidente, han imputado y retirado el pasaporte a Ábalos que era el ministro de Fomento y además el segundo dentro del PSOE. O sea, es que todo esto no ha ocurrido nunca. Eso ha tensionado mucho, supongo, a Pedro Sánchez.

La periodista madrileña posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Víctor Ubiña

P.- ¿Qué es un gobierno sin presupuestos?

R.- Ahí hay un montón de declaraciones de Pedro Sánchez que lo demuestran. La ley más importante que debe aprobar un gobierno son los Presupuestos. Y nosotros seguimos con los del 23, con lo que está pasando. Lo que ocurre ahora es que cualquier gobierno tiene la obligación de priorizar esos presupuestos. El propio Sánchez lo dijo: «No presentarlos es como tener un coche sin gasolina». La metáfora es buena, es cierto…Pero esto lo criticaríamos igual si lo hiciera un gobierno de derechas. Recuerdo, por ejemplo, cuando estaba gobernando Rajoy nosotros éramos el programa más duro. Por ejemplo, con los desahucios hacíamos cada día un desahucio y ponía de los nervios al gobierno. O sea, aquí se critica al poder.

P.- ¿Hay mucho periodismo que hace oposición a la oposición?

R.- Sí, bueno, pero también están en su derecho. Es que yo es que soy absoluta defensora de la libertad de expresión. Aunque yo entienda que pueden estar equivocados o no, está el derecho a expresar, el derecho a la libertad de información.

P.- Hablábamos antes de Televisión Española. Ya se ha confirmado que, bajo el nombre de ‘La familia de la tele’, los antiguos compañeros de Sálvame llegarán a las tardes de La 1 en abril. ¿Cómo lo ve?

R.- Muchos de ellos son compañeros míos desde hace muchísimos años. Belén Esteban, por ejemplo. Creo que su primer programa fue con Alicia Senovilla, pero enseguida contactamos con ella y estuvo con nosotros durante muchísimo tiempo. Es una persona a la que le tengo mucho cariño. Bueno, a todos, en realidad. Todos los que están ahora empezaron con nosotros, y les tengo cariño.

Claro, siempre compites en el mismo horario, pero en nuestro caso, Tardear no creo que vayamos a competir directamente. Aunque, al final, todos queremos el mismo horario, todos queremos ganar y hacerlo mejor. Pero hay espacio para todos. Pero es que recuerdo que Gema López, que ahora está en Antena 3, empezó con nosotros. María Patiño también, aunque antes trabajaba en Sevilla. Y Chelo García Cortés, igual. A todos les tengo muchísimo cariño. Pero, si compitiéramos… ¿Quién quieres que gane? Al final, pues los tuyos.

«Paolo Vasile cometió dos grandes errores: dejar irse ‘Pasapalabra’ y ‘El hormiguero’»

P.- He estado viendo con más detalle ‘El programa de Ana Rosa’ durante estos últimos días y he de decir que, en buena parte gracias a las informaciones de THE OBJECTIVE, os ha dado juego lo de Ábalos.

R.- Es un escándalo tremendo. Pero es que a mí las relaciones que tenga este señor es su problema. Los matrimonios que tenga este señor es su problema y son asuntos personales. Me importa desde el momento en que estas señoras tienen un sueldo público y que la casa la pagan unos señores que están intentando tener beneficios con la administración y conseguir contratos o mascarillas. Quiero decir, es que es un escándalo de un nivel que yo no pensé que esto ocurriría en el siglo XXI en España. Ábalos fue el hombre con más poder de España después de Pedro Sánchez.

P.- Entiendo que la pregunta que sigue sin responder el presidente es… ¿Por qué expulsó a Ábalos de su gobierno?

R.- El tema no es por qué quitó a Ábalos, supongo que porque sabía las cosas que estaban ocurriendo con Ábalos y con Koldo. A mí la duda grande es por qué lo volvió a meter en las listas electorales y por qué le dio la presidencia de la Comisión de Investigación de Interior. Eso es lo que me parece más sorprendente.

P.- ¿Ha podido entrevistar a José Luis Ábalos últimamente?

R.- Sí, no en profundidad, suele ser por teléfono, no en persona. Pero él se defiende bien, es un magnífico manipulador, también lo era en el Congreso. Quiero decir, basta recordar cuando fue portavoz durante la moción de censura. Las cosas que decía Ábalos y luego lo que ha hecho Ábalos, no sé si es que debe tener doble personalidad, o es simplemente un gran manipulador.

P.- ¿Cree que la política y el estado de la misma han empeorado mucho con Sánchez como presidente?

R.- La polarización, sí. Mira, hay un hecho innegable: desde que Sánchez está en el poder, hemos enfrentado crisis muy graves. No digo que sean responsabilidad suya, pero hemos tenido un volcán, una DANA, una pandemia, y ahora hasta el riesgo de un conflicto con Rusia.

En medio de todas estas crisis, hay algo que me llama la atención: durante la pandemia, jamás llamó ni se reunió con el líder de la oposición. Ese muro que ha levantado… Cuando la mayoría social en este país, como en gran parte de Europa, oscila entre la socialdemocracia y la derecha tradicional —que, por cierto, es lo que va a gobernar ahora en Alemania—, esa división, ese muro nos está perjudicando a todos los españoles.

P.- ¿Y cómo ve a la oposición?

R.- Deberían estar arrasando, y todavía no lo están haciendo. Digo, con lo que ha ocurrido y con lo que está ocurriendo. Yo no sé cuál es el motivo, si es que están muy parados, si es que entienden que no ha llegado el momento. No lo sé. Tienen otra forma de hacer política. Pero es que todavía nos quedan para las elecciones, no creo que vayan a ser inmediatamente.

«La oposición debería estar arrasando, pero no lo están haciendo y desconozco los motivos»

P.- ¿A usted le gusta el estilo Feijóo o el estilo Ayuso de oposición?

R.- Son dos líderes muy distintos. Yo no estoy aquí para preferir a uno u otro – soy periodista, no militante. Pero Ayuso tiene un estilo directo y claro que la gente entiende inmediatamente. Feijóo es más «gallego» en su forma, será un mejor gestor, pero le cuesta más conectar con el público como ella.

P.- Reformulo la pregunta: ¿qué tipo de oposición cree que funciona mejor contra este Gobierno?

R.- El dúo complementa bien. Ayuso moviliza con discurso claro, Feijóo aporta solidez institucional.

Ana Rosa en el plató de THE OBJECTIVE. | Víctor Ubiña

P.- ¿Y le preocupa Vox? ¿Y el Vox que se acerca a Trump?

R.- Lo preocupante es que Vox critique más al PP, el más cercano ideológicamente, que al PSOE, el gobernante. Al final, quien controla el BOE y aprueba leyes es quien realmente tiene el poder, bueno, aunque en este momento quien decide si se aprueban las leyes es Puigdemont.

P.- Quiero saber cómo ve la polémica editorial del momento: ‘El Odio’ de Luisgé Martín, el libro de Anagrama cuyo lanzamiento está aplazado indefinidamente.

R.- Bretón es un personaje maligno, malvado, que va a seguir haciendo daño a Ruth eternamente, como lo ha hecho uno que mata a sus propios hijos para hacerle daño a ella. Con esto le sigue haciendo daño. Yo me siento muy solidaria con Ruth, pero creo que no se debe censurar ninguna expresión artística, literaria. Entonces, yo creo que el libro, aun sabiendo que le va a hacer mucho daño a Ruth, creo que se tiene que publicar.

P.- Es verdad hay muchos que se quejan del sensacionalismo o del morbo de ese libro, pero luego estamos todos atiborrados de true crime, de series, documentales.

R.- Y Truman Capote con ‘A sangre fría’. Es verdad que a mí me espanta que ese hombre tenga un sitio. Tampoco he leído el libro. Y tampoco sé cuál es el hilo conductor del libro, hacia dónde va y hacia dónde quiere ir. No lo sé. Simplemente que este tipo es un demonio. Pero es que si empezamos así. ¿Qué hacemos? Siempre y sobre todo en true crime, siempre hay perjudicados.

P.- ¿Cuál es el caso que más le ha podido afectar? ¿Qué recuerde especialmente?

R.- Nosotros hace unos días hablamos del caso de Dolores Vázquez, porque le habían hecho un homenaje en Betanzos. Nosotras hicimos el documental Dolores, lo tratamos en su momento, y es uno de esos errores judiciales brutales. Un jurado se equivocó, como pasa muchas veces, y el verdadero culpable mató a otra mujer, si no Dolores hubiera pasado toda su vida en la cárcel siendo inocente. Era una mujer con una vida estable, directora de un hotel, con carrera internacional… y de repente lo perdió todo. No tiene nada, acabó con un ingreso mínimo. Esto debería hacernos reflexionar mucho sobre los jurados populares y sobre los juicios mediáticos.

P.- ¿Y los periodistas y los medios también deberíamos revisar cómo informamos?

R.- En este caso era especialmente complicado, porque la madre de la niña había convivido 20 años con Dolores. La línea entre víctima y acusada era muy difusa. Pero al final, nosotros no juzgamos; lo hace un jurado popular.

P.- ¿Crees que la televisión en España cae habitualmente en el morbo o el amarillismo?

R.- No sé quién hace morbo, yo no. También te digo una cosa: la televisión está hiper regulada. Hay cosas que puedes publicar en un periódico y que en TV se nos caería el pelo.

P.- También hay quienes, es el caso de Podemos y su ejercicio de twitteros, dicen que habláis mucho de okupas en vuestros programas.

R.- Mira, cuando una familia llega desesperada porque le han ocupado su casa y nadie les hace caso, ¿adivina a quién llaman? A los medios. Siempre hablan del dato, el 0,001%, bueno también hay el 0,00 no sé cuántos de asesinatos y hablamos de ellos. Porque no es algo normal. No es algo normal que en una sociedad como la nuestra, una persona se meta en tu casa y no hay manera de echarle, le tengas que pagar la luz y el agua.

P.- Si hablamos de televisión en España, hay que hablar de Paolo Vasile, figura ya histórica de Mediaset, de la que fue su consejero delegado durante casi 25 años. ¿Qué aprendió de él?

R.- Paolo, que con el que yo tuve una relación magnífica, además, porque fue quien fue quien me fichó, estuvo como dos años detrás de mí hasta que le dije que sí. Esto fue como un noviazgo. Vamos, que no, no, no, hasta que fue sí, sí, sí. Paolo siempre decía que él hacía programas porque tenía que haber algo entre las publicidades (ríe) No, pero era un genio de la televisión y estaba en todo. O sea, desayunaba en la cafetería, cenaba con todos los presentadores, conocía a todo el mundo, era su modo. Era un poco el padrino. Con las ideas muy claras. Eso sí, cuando quería una cosa, la quería hasta no parar.

P.- El padrino se puede entender por el lado malo (ríe).

R.- No, yo le tengo muchísimo cariño a Paolo. Y luego, pues como todo el mundo que lleva tantos años, que le ha dado tantos éxitos a Mediaset, también ha cometido graves errores. Por ejemplo, nunca debería haber dejado irse a ‘Pasapalabra’ o ‘El hormiguero’. Estos programas que están triunfando ahora en Antena 3… La columna vertebral de una programación es el day time. Ese es tu suelo, tu colchón. Luego el prime time pues depende. Si tienes Supervivientes, fenomenal, si tienes algún otro de estos grandes formatos. Pero lo que te sustenta es lo otro, entonces para mí, tanto Pasapalabra como Pablo Motos, como Arguiñano. Toda esa estructura la tenía Mediaset, entonces yo no sé si por presupuestos y porque le iba tan bien que lo dejó ir…

P.- Si pudiera fichar un programa de la competencia, ¿Cuál sería?

R.- Pasapalabra.

P.- También estuvo en manos de Telecinco fichar a Broncano.

R.- Eso creo, yo no he estado en esas conversaciones, pero creo que sí. Y hubiera sido un fichaje estupendo. Oye, tendría dos ofertas y ha elegido la que mejor le interesaba.

P.- ¿Mediaset echa de menos a Vasile?

R.- No, yo creo que Paolo cumplió su ciclo. Él se fue en un momento en que la televisión ya empezaba a dar señales de desgaste. Precisamente por todo esto que te he dicho, todos estos formatos que se habían ido. Estaba entrando en otro proceso y ahora pasa que hay un consejero delegado que es distinto, que es más de trabajar en el despacho, menos de aparecer, menos expansivo.

P.- Tengo una petición: el tema de las tertulias. ¿Por qué no mezcláis a la gente? ¿Por qué no ponéis a Inda al lado de uno de izquierdas? Me parecería como buena idea mezclarlos todos. Abrazar la diversidad.

R.- Más diversidad no puede haber en mi programa. Ya me gustaría que otros de la misma hora tuvieran la misma diversidad.

P.- ¿Como quiénes?

R.- Nah, no te lo voy a decir. Pero esa mezcla no la veo, creo que como estamos, está bien. Es visualmente bueno.

P.- ¿Se ha arrepentido de llevar a algún tertuliano?

R.- No, hay épocas también para la gente y de repente tertulianos que tienen una época y que luego, por lo que sea, dejan de tener fuentes.

P.- ¿Qué político cree que sería mejor tertuliano?

R.- He tenido alguno, tuve a Borja Sémper, he llegado a tener a Monedero. Lo que pasa es que en esta etapa no quiero ningún político en la mesa.

P.- ¿Le sorprendió lo de Monedero o Errejón?

R.- A mí no me sorprende nada. A mí no me sorprende, porque siempre hemos escuchado mucho de Errejón, de Monedero, de esa facultad, de bares y de no sé cuántos lugares, que bueno, todo esto hay que demostrarlo.

P.- De momento solo está la denuncia de Elisa Mouliáa.

R.- Claro, esa es otra que a mí me parece muy sorprendente. Que haya tantas denuncias de tantas mujeres, y que sólo una haya dado el paso de denunciarlo donde… Bueno, también se puede denunciar en las redes, se puede decir a una amiga, se puede denunciar en el partido, pero a mí esto no me vale. Lo he dicho en el partido, pero no me han hecho caso. Hombre, pues si tú lo has hecho en el partido y no te han hecho caso, dilo en otro sitio para que no le vuelva a pasar a otra mujer. O me puede más el tema ideológico que realmente lo que ha ocurrido. A mí esto me perturba un poco. Porque creo que si una mujer vive esto, pues es que simplemente por el hecho de que no le pase a otra, tiene que denunciarlo.

P.- Y una última, después de hablar con gente de su equipo: Ana, ¿usted se ama?

R.- (Ríe) Eso te lo ha dicho Leticia Requejo. Yo me llevo bien, tanto como amarme no sé, pero me llevo razonablemente bien.

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