THE OBJECTIVE
Medios de comunicación

Ana Samboal: «Las libertades democráticas se están restringiendo sustancialmente»

Defiende el periodismo desde la libertad y lamenta la falta de cultura democrática de quienes intentan controlarlo.

Siendo una niña, recuerda haber visto a Adolfo Suárez en misa y paseando junto a las murallas de Ávila. En aquel tiempo, probablemente desconociera su papel decisivo en la transición a la democracia. Luego, cuando decidió ser periodista, pudo asimilar mejor las razones del agradecimiento y la admiración de sus paisanos al primer presidente de la Democracia.

Ana Samboal nació en las postrimerías del franquismo (1972) y creció en la España de una transición ilusionada por el cambio. Estudió Periodismo en Madrid, se especializó en la información económica y, cosas del azar, fue subdirectora y directora del informativo de Telemadrid Diario de la noche, compartiendo responsabilidades, primero con Fernando Sánchez Dragó y después con Herman Tertsch. Confiesa en esta entrevista concedida a Fuera de micrófono, que fue «una etapa maravillosa que me permitió crecer profesionalmente».


A pesar de los momentos duros del ERE, la televisión autonómica madrileña siempre será su primera escuela, la casa en la que aprendió el lenguaje televisivo y también cómo abstraerse de las presiones políticas y de las luchas partidistas. «Algunas personas pensaban que la televisión era suya y que tenían más derechos que los demás», afirma, en clara referencia a los representantes de los trabajadores que lideraron aquel conflicto.


La periodista abulense – autora de una biografía no autorizada sobre la presidenta del Banco de Santander, Ana Patricia Botín, editada por La Esfera de los Libros – dirige y presenta actualmente El Cascabel de los domingos en 13TV, y trabaja en su edición diaria; a la vez que participa en tertulias de radio (La Linterna, de la Cope) y televisión (La hora de la 1). «Los periodistas – se lamenta – cada vez tenemos menos capacidad y menos libertad para movernos».


Entre los reconocimientos a su trabajo, figura el reciente Premio Encarna Sánchez de Comunicación 2025. La galardonada no tiene conciencia de haber escuchado a la mítica locutora, pero sí recuerda la imagen de su abuela haciendo punto, mientras oía las emisiones radiofónicas de entonces. «Me ha hecho mucha ilusión este premio porque, en un mundo de hombres, Encarna Sánchez consiguió tener una voz propia. Más allá de que se estuviera o no de acuerdo con lo que decía».


PREGUNTA.- Una curiosidad, ¿Samboal es el apellido de tu madre?


RESPUESTA.- Efectivamente, es el de mi madre. Mi primer apellido es Martínez, pero en Ávila casi todos somos Martínez. En el colegio, a mis hermanos y a mí nos llamaban siempre Samboal. Entonces, mi padre se resignó a ello. Dijo: mis hijos son Samboales y los quiero igual.


P.- ¿Tenías claro que de mayor serías periodista?


R.- Siempre lo he tenido claro. Al principio, en mi casa, pensaban que era una broma. Después, vieron que iba en serio. Era la mayor de los hijos, de los sobrinos, de los nietos…, y a alguien se le ocurrió que yo iba a ser economista. Pero siempre he querido ser periodista.


P.- Acabada la carrera, hiciste un master sobre periodismo económico. ¿Por qué?


R.- La Economía fue la única asignatura que se me resistió. No me gustaba nada. Sacaba buenísimas notas, pero en esa asignatura suspendí. Fue un disgusto enorme y dije: la tengo que aprobar como sea. Me puse a estudiar economía todos los días tres o cuatro horas y descubrí que me encantaba. Así que, al terminar la carrera, decidí hacer un master en Economía.

«Los abulenses sentimos a Adolfo Suárez como a nuestro gran presidente»


P.- Como abulense, supongo que admiras la figura de Adolfo Suárez, aunque fueras una niña cuando él presidía el Gobierno de España.


R.- Suárez fue un referente. Siendo una niña, lo veía muchas veces los fines de semana en Ávila. Me lo encontraba en misa, en la Iglesia de la Santa (Santa Teresa de Jesús). La casa familiar de Suárez, que ahora es un hotel, estaba justo al lado de la iglesia. Era una persona que podía ir por la calle con tranquilidad. Decías: está aquí Suárez este fin de semana. Era una cosa normal en Ávila, una ciudad relativamente pequeña. Los abulenses sentimos a Adolfo Suárez como a nuestro gran presidente. Hijo de nuestra tierra, hay una estatua en la plaza que lleva su nombre, al lado del arco grande. Es una persona muy querida en Ávila.


P.- También se le recuerda por el gesto que tuvo de dimitir pensando en el bien de España. Ahora, no dimite nadie.


R.- Aquí no dimite nadie. Lo que hizo creo que era bueno para España y él lo entendió así. Pero, no sé si tenía otras muchas opciones: hasta qué punto no le quedó otro remedio. Tengo la sensación, por lo que he leído y escuchado sobre él, que nunca dejó la política. La llevaba en las venas y, de hecho, volvió a intentarlo con el CDS. Siempre estuvo ahí, hasta que fue perdiendo la memoria.


P.- En tu trayectoria destaca el informativo Diario de la Noche, de Telemadrid, que presentaste con Fernando Sánchez Dragó y, posteriormente, con Herman Tertsch.


R.- Cada uno tenemos nuestra cara. Yo empecé aquel informativo de redactora, con Germán Yanke. Me fichó como responsable de la sección de Economía. Cuando se fue Yanke, llegó Sánchez Dragó de director y a mí me nombraron subdirectora. Posteriormente, con Herman Tertsch, me mantuve de subdirectora, hasta que asumí la dirección. Aquel informativo fue creciendo y adoptando la personalidad de cada uno de sus directores. Fue una etapa maravillosa, en la que yo fui creciendo profesionalmente con ese informativo. Empecé como redactora y acabé de directora. Fue muy gratificante, la verdad.

«Aprendí mucho de Sánchez Dragó y de Herman Tertsch. Les tengo mucho cariño»


P.- ¿Con quién trabajaste mejor, con Sánchez Dragó o con Herman Tertsch?


R.- Tengo muy buen recuerdo de ambos, desde el punto de vista personal. Son completamente distintos, pero muy intelectuales los dos. Dragó era una persona muy trabajadora, que estudiaba y preparaba mucho su intervención, y Herman tenía una gran capacidad para diseccionar la realidad. Para ver lo que estaba ocurriendo. También tenía una cultura amplísima. Aprendí mucho de ambos, y a los dos les tengo mucho cariño.


P.- En una televisión autonómica, como Telemadrid, ¿hay más presiones y dificultades para trabajar?


R.- Presiones hay en todas partes. No he sido más libre en una televisión pública o en una privada. Depende del jefe que tengas y del trabajo que estés haciendo en cada momento. En una televisión pública puedes tener la presión del entorno político y en una privada la de los anunciantes. No es fácil. Yo estuve en Telemadrid en la etapa del ERE y fue muy duro. Un momento traumático.

«Los representantes de los trabajadores en Telemadrid eran sólo de algunos, no de todos»


P.- Los medios públicos siempre están en la diana de los políticos.


R.- Creo que he conseguido, casi siempre, abstraerme de todo eso. Mi trabajo consistía en ir allí y hacer un informativo. ¿Que después iban a caerte críticas por unos lados y aplausos por otras partes? Pues, también. Estás en un escaparate y te expones a eso. Pero es verdad que los tiempos del ERE en Telemadrid fueron muy duros. Algunas personas pensaban que la televisión era suya y que tenían más derechos que los demás. Siempre he pensado que en las televisiones públicas mandan los Consejos de Administración, que son nombrados por los Parlamentos. En el caso de Telemadrid, la Asamblea de Madrid, y, en el caso de TVE, el Congreso de los Diputados. Después, puedes pensar si el sistema de elección es mejor o peor; más o menos representativo. Obviamente, son medios públicos, que pagamos con nuestros impuestos, y tenemos todo el derecho del mundo a criticarlos. Pero, quien manda es el Consejo de Administración, no los representantes de los trabajadores, que – como en el caso de Telemadrid – eran sólo representantes de algunos trabajadores. No de todos.


P.- Llegaste a Telemadrid cuando era presidenta de la Comunidad Esperanza Aguirre, a la que sucedieron Ignacio González y Cristina Cifuentes. ¿Con quién de los tres trabajaste más a gusto?


R.- Es que yo no trabajaba con ellos. Trabajaba con mi director de Informativos, que era Agustín de Grado, y con el director general de Telemadrid, que en la primera etapa fue Manolo Soriano, y después José Antonio Sánchez. Mi contacto con los presidentes de la Comunidad eran esporádicos: cuando venían al programa a hacer una entrevista. También es verdad que Diario de la Noche tenía vocación de informativo nacional. No era un informativo centrado en la política autonómica.


P. – ¿Quién de los citados prestó más atención a la televisión autonómica?


R.- Cada uno tenía su proyecto. Lo puedo juzgar desde fuera, no porque tuviera una interlocución directa con ellos. Es más, procuré no tenerla. Me sentía mucho más libre. Si tenía que consultar algo, lo consultaba siempre con mi director de Informativos.

«No se puede ni se debe gobernar sin presupuestos»


P.- Como experta en cuestiones económicas, ¿es posible gobernar sin presentar ni aprobar los presupuestos?


R.- Creo que no. Puedes, eso sí, intentar sobrevivir. A las pruebas me remito: ahí siguen. No se puede y, ojo, no se debe. El proyecto de presupuestos es la ley más importante del año. Puedes decir que vas a apoyar a los enfermos de ELA – ¿quién se va a negar a apoyarlos? -, pero, ¿hasta dónde es creíble ese apoyo? Demuéstramelo con hechos. Y los hechos son la partida presupuestaria de esa ley aprobada. Si no tienes unos presupuestos, no puedes darles dinero. Tu apoyo a los enfermos de ELA es un brindis al sol. Y así todo. Si no hay dinero para financiar las políticas que apoyas, es un brindis al sol. Estamos en la supervivencia pura y dura. No se puede gobernar sin presupuestos y no se debe.


P.- La Constitución obliga además a presentarlos…


R.- En este país tenemos muy poca cultura constitucional. No sabemos distinguir entre una ley normal y una ley orgánica, entre un real decreto y un decreto ley. Esto es algo que se tendría que enseñar en los colegios. Hay quien dice: la Constitución me da derecho a tener una vivienda y, si no me la dan, la okupo. No. Hay derechos en la Constitución que obligan a los poderes públicos a garantizarlos, que son el derecho a libertad de expresión o el derecho al honor, a la libertad religiosa o a la vida… La Constitución manda garantizar esos derechos y, en otros casos, dice: ustedes tienen que facilitar todas las condiciones para que el ciudadano disponga de una vivienda. Creo que hemos perdido mucho espíritu democrático.

«Nos olvidamos que el poder judicial también es soberanía»


P.- ¿Se puede gobernar sin Parlamento?


R.- Es lo mismo. La ministra Portavoz (Pilar Alegría) nos ha dicho que para qué van a ir a perder el tiempo al Congreso de los Diputados. Falta también esa cultura democrática para exigirlo. Oiga, usted tiene que pasar por el Parlamento porque es el poder legislativo. Usted tiene que llevar las cosas al Congreso de los Diputados y tienen que debatirse y estudiarse allí. Si el Congreso y el Senado son la mera transmisión del poder ejecutivo, para qué vamos a pagar a todos esos señores. Hemos pensado que aquí quien manda es el Gobierno y que los demás no pintan nada. La soberanía se reparte en tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Nos olvidamos que el poder judicial también es soberanía.

«Estamos creciendo colgándonos en la espalda de las próximas generaciones»


P.- El Gobierno presume de que la economía española «va como un tiro» y que estamos creciendo por encima de la media europea. ¿Cómo lo ves?


R.- Las cifras de paro han bajado y las estadísticas de Yolanda Díaz son estupendas. Pero, creo que estamos en una situación precaria. Ha crecido el PIB, y ahí están los datos, pero ¿por qué ha crecido? Porque somos más produciendo. La población ha aumentado. Han llegado más de un millón de inmigrantes en muy poco tiempo. Es decir, hay más riqueza, se produce más, pero esa riqueza se reparte entre más personas. En términos macroeconómicos, hemos crecido y eso está bien, pero ha aumentado también la deuda. ¿Somos más ricos porque estamos cargando a las próximas generaciones la factura? Desde la crisis de 2008, estamos creciendo a base de deuda pública. Antes de que estallara la burbuja, la deuda estaba por debajo del 50% del PIB y ahora está por encima del 100%. Es muy fácil verlo. Estamos creciendo colgándonos en la espalda de las próximas generaciones. ¿La vida de las familias es mejor? Yo creo que no. Los graduados universitarios de hoy no viven mejor que los graduados de hace 40 o 50 años. Su calidad de vida es peor. No tienen acceso a una vivienda y sus trabajos son mucho más precarios. No, no estamos mejor de lo que estábamos. Tendríamos que haber hecho hace más de 10 años reformas estructurales que aumentaran el potencial de crecimiento de la economía española. Hay materia prima en la sociedad civil, pero las reglas de juego no son las adecuadas para que eso brille y dé todo el potencial que tiene.

«Madrid es una ciudad viva de lunes a domingo, las 24 horas del día»


P.- ¿El enfrentamiento y la fragmentación impiden que se lleven a cabo esas grandes reformas?


R.- Hemos tenido mayorías absolutas y tampoco se han hecho. Mariano Rajoy pudo poner este país bocabajo. Es verdad que estaba en una situación muy complicada, porque el objetivo en ese momento era evitar el rescate y ceder soberanía a la Comisión Europea y al Banco Central Europeo. Pero, se han podido hacer esas reformas. No creo que se hayan dejado de hacer por la polarización. No se han hecho porque es mucho más cómodo polarizar que liberalizar el comercio. Madrid es una ciudad viva de lunes a domingo, las 24 horas del día. Y eso es fruto de una liberalización de horarios comerciales. ¿Por qué no se ha hecho en otros lugares? Por miedo o por convicciones políticas. Si no gobierno, me resulta más rentable polarizar y pegarnos palos todo el día, porque se entretiene al personal. No se dan cuenta de que no están haciendo lo que tienen que hacer: tomar decisiones y gobernar.


P.- ¿Qué valoración haces de la gestión de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid?


R.- Desde que dejé Telemadrid, no estoy al día de la gestión en la Comunidad de Madrid. Ayuso es una dirigente política de primer orden, con proyección nacional. Sin ninguna duda. Pero una cosa es la figura política de Isabel Díaz Ayuso y otra la gestión de la Comunidad de Madrid. Me fijo en lo económico, porque en eso sí estoy más al día. Creo que se está haciendo una gestión liberal, en la que los impuestos son más bajos y se favorece la iniciativa privada, que es la que crea riqueza y puestos de trabajo. Desde ese punto de vista, me parece muy positiva su gestión.

«Sánchez ha trasladado a Óscar López la pelea que tiene con Ayuso»


P.- ¿Cómo ves la apuesta del Partido Socialista por Óscar López para intentar ganar la batalla de Madrid?


R.- Lo tiene tremendamente complicado. Primero, porque son los gobiernos los que pierden las elecciones, no los aspirantes quienes las ganan. La segunda consideración es que la izquierda tiene un nicho de mercado – su segmento de población que la vota – que no es mayoritario. No tiene un público suficiente como para generar una mayoría clara. ¿Cuál es el proyecto de Más Madrid, más allá de las manifestaciones por la sanidad pública? ¿Van a subir o bajar impuestos? ¿Van a favorecer la libertad de empresa? ¿Qué tipo de educación quieren? Óscar López acaba de llegar. Ha buscado el enfrentamiento con Ayuso de forma muy radical.

«Con Joaquín Leguina y Tomás Gómez, el PSM era una jaula de grillos, pero estaba vivo»


P.- Su perfil es muy diferente al de su antecesor, Juan Lobato.


R.- No tienen nada que ver. Lobato tenía un proyecto para Madrid. Ahora, la misma pelea que tiene Sánchez con Ayuso se ha trasladado a Óscar López. Más allá de eso: ¿cuál es su proyecto para Madrid? Juan Lobato sí tenía un proyecto para Madrid. Te podría gustar o no, pero lo tenía. Con Joaquín Leguina y Tomás Gómez el PSM era una jaula de grillos, pero estaba vivo. ¿Ahora, qué es el Partido Socialista de Madrid?


P.- ¿Cómo ves ahora nuestra profesión?


R.- Me preocupa. Se ha precarizado, desde el punto de vista económico. Los medios de comunicación son menos fuertes y, cuando un medio de comunicación no es muy fuerte, tiene más complicado defender la libertad de sus periodistas. Esto me parece preocupante. La crisis económica fue un palo para todo el mundo, y para los medios de comunicación en particular. Después, cuando otros sectores han ido levantando cabeza, nosotros nos hemos encontrado con una revolución tecnológica que nos tiene todavía sometidos a un profundo cambio. Eso nos hace más vulnerables ante el poder, tanto político como económico. Por otra parte, existe una forma de trabajar que a mi me preocupa especialmente: cada vez tenemos menos capacidad y menos libertad para movernos. Hay menos ruedas de prensa. Antes, ibas al congreso de un partido político y podías meter la cámara para ver la cara que ponía Sánchez cuando estaba hablando Javier Lambán o qué cara ponía Rajoy cuando hablaba Esperanza Aguirre. Ahora, te dan la señal realizada. Nuestra capacidad de actuación se ha reducido de forma sustancial. Luego, se ha generado en la opinión pública una especie de descrédito hacia el periodista. Hay gente que te dice que no tienes ni idea o te explica cómo debes hacer tu trabajo porque lo ha visto en un tutorial.


P.- En 2003, final de la segunda legislatura de José María Aznar, trabajaste de asesora en Moncloa. ¿Qué balance haces de aquella experiencia?


R.- Fue un master. Una etapa intensísima, de trabajar muchas horas, de conocer a mucha gente y, sobre todo, de aprender cómo funciona un Gobierno por dentro. Aprendí muchísimo.


P.- Veías los medios de comunicación desde el otro lado.


R.- Desde luego. Fue una aventura que recomiendo a todo el mundo: ponerse en el lado del otro. Eso siempre lo tuve claro. Estaba allí dentro, pero estaba en el lado del otro. O sea, fui de periodista y me seguí sintiendo periodista.


P.- En alguna entrevista has comentado que las mujeres tenéis menos oportunidades que los hombres para ocupar puestos de responsabilidad en nuestra profesión.


R.- No sé si menos oportunidades, pero yo sí he sentido, desde mi experiencia personal, que tienes que ganártelo. En Diario de la Noche, Sánchez Dragó era un señor que venía de escribir libros, le ponen al frente de un informativo de televisión y tiene que aprender a hacer una escaleta. De hecho, yo era la subdirectora y trabajaba con él la escaleta. Herman Tertsch venía de un periódico, el diario El País. Era muy buen periodista, sabía trabajar la información, pero desconocía la televisión. Yo era la que ordenaba todo eso en un lenguaje televisivo. Después de ellos, yo fui la directora. Me fui ganando ese puesto.


P.- Anteriormente, ¿te obligaban a asumir el papel de florero?


R.- Para nada. Nunca lo fui. Me trataron con respeto y como una profesional. Pero, es verdad que, de alguna manera, primero tienes que demostrar que vales para ese trabajo y después te ofrecen una oportunidad.


P.- Escribiste una biografía no autorizda de Ana Patricia Botín, titulada Nacida para triunfar. ¿No tenía ella cierta ventaja para poder triunfar?


R.- Me gustaría tener la oportunidad de conversar con ella sobre ese tema. Porque nunca hablé con ella. El libro lo hice sin hablar con el Banco de Santander. Me lo encargó Ymelda Navajo, directora de La Esfera de los Libros, y me dijo: «como en el Banco se enteren de que estamos preparando este libro, no lo hacemos; así que tú verás cómo te las apañas». Entonces, preparé toda la documentación y decidí avanzar en círculos concéntricos, para llegar al final a ella, sin que me condicionara llevar el libro al banco. Tenía fuentes que me habían contado otro tipo de cosas. Cuando el libro estaba casi terminado, llamé y pedí una entrevista con ella. No accedió a la entrevista, pero pude contrastar la información recogida en una serie de reuniones. Ella acababa de llegar a la presidencia del Banco Santander y era comprometerse mucho. Traté de ser honesta con todas las fuentes. Hubo cosas que, lamentablemente, no pude publicar y aprendí mucho del personaje. Ana Patricia Botín lo tenía más fácil que el resto del mundo para ser la presidenta del Banco de Santander, pero lo trabajó, en mi opinión, muy bien.

«La información es muy cara en televisión; es más barato hacer opinión»


P.- Ahora estás en El Cascabel, de 13tv, y eres tertuliana de La hora de la 1, en TVE. ¿Eres la misma Ana Samboal cuando estás en uno y otro programa?


R.- Sí, sí. Soy la misma. Y agradezco a los directores de esos programas que me dejen ser la misma. Pero, mi rol también es distinto. En El Cascabel de fin de semana, que yo dirijo, mi labor es de directora-presentadora, mientras que en La hora de la 1 soy una colaboradora más en la tertulia.


P.- ¿No hay exceso de tertulias y de opinión en radio y televisión?


R.- Es más barato hacer opinión que información. La información es muy cara en televisión. Los telespectadores también tienen que ser conscientes de eso. Para estar en cada ciudad o país donde ocurre algo, necesitas movilizar a un equipo de tres personas, como mínimo. La tele es muy cara.

«El Constitucional tiene que interpretar la Constitución, no escribirnos una nueva con sus sentencias»


P.- ¿La democracia corre riesgos en los momentos que estamos viviendo?


R.- Dar por hecho que la libertad y la democracia que tenemos está asegurada por inercia me parece un error tremendo. Eso para empezar. Después, también creo que las libertades democráticas se han restringido sustancialmente. Hay cosas que hoy no se pueden decir porque te cancelan, te ponen una cruz o vaya usted a saber qué. Oiga, no, aquí hay libertad de expresión para cantar, para escribir, para hablar y para lo que me dé la gana. Y, obviamente, usted tiene la misma libertad de expresión para aplaudirme o para darme la espalda. Hay personas que se autocensuran. Me parece que la Constitución vigente ha dado lo mejor de sí misma, pero ahora se le están viendo algunos fallos. Por ejemplo, ¿el Estado de las Autonomías hasta dónde va a llegar? En la Constitución eso no está cerrado. Como no lo está la independencia de cada uno de los poderes del Estado para salvaguardarse o blindarse ante la intromisión de los otros. ¿Hasta dónde llega el poder del Tribunal Constitucional? Es el encargado de velar por la interpretación de la Constitución, pero no de escribirnos una nueva con sus sentencias. Ni tampoco es un tribunal de casación que tenga que corregir las sentencias del Tribunal Supremo. Tenemos que dar una vuelta a todo eso para garantizar las libertades y derechos que contempla nuestra Constitución. Y ser conscientes de que ser libres y vivir en un país democrático tiene también sus obligaciones. Porque nos olvidamos muchas veces de los deberes.

«Encarna Sánchez tenía una voz muy clara, más allá de que estuvieras de acuerdo o no con lo que decía»


P.- Recibiste recientemente el Premio Encarna Sánchez de Comunicación. ¿Qué significa para ti el nombre de Encarna en la historia de la radio?


R.- Es una figura con voz propia. Yo la recuerdo de muy niña. Mi abuela y mi padre escuchaban a Encarna, cuando yo era una niña. Recuerdo a mi abuela haciendo punto mientras escuchaba la radio, pero tampoco tengo la conciencia de haberla oído. Me ha hecho mucha ilusión porque, en un mundo de hombres, ella consiguió tener una voz propia muy clara. Más allá de que estuvieras o no de acuerdo con lo que ella decía. Sin duda, es un referente de la radio.

[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a [email protected]]

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D