Baltasar Magro: «El problema de TVE es que muchos que la han dirigido no tenían ni idea»
Periodista y escritor, Baltasar Magro ha vivido algunos de los momentos más delicados de nuestra historia reciente
La mitad de los 32 años que ha trabajado en TVE tienen un nombre: Informe Semanal. Llegó al veterano programa informativo en 1976 y, después de algunas idas y venidas por otras cadenas y programas, fue destituido como director y presentador en 2004, cuando Zapatero llegó al Gobierno. «Me destituyeron sin darme explicaciones y además me ocurrió una cosa curiosa: el director de Informativos me pidió que, por favor, le dijera a la prensa que me iba voluntariamente», explica Baltasar Magro en esta entrevista concedida a Fuera de micrófono.
En Informe Semanal tuvo como maestros a los mejores reporteros de la casa, empezando por Manu Leguineche y David Solar, siguiendo por Carmen Sarmiento y Ana Cristina Navarro, y terminando por Soledad Alameda, Javier Basilio o Manolo Alcalá.
En esta entrevista Baltasar Magro recuerda algunos de sus trabajos más premiados y reconocidos, a la vez que lamenta las insoportables presiones políticas que se viven TVE y la falta de reacción de la televisión pública al ver aparecer por el horizonte la competencia de las televisiones privadas. En lugar de adaptarse a una nueva situación, se tiró por la calle del medio, aplicando recortes. «Zapatero quitó la publicidad y mandó a la calle –unos forzados y otros voluntariamente– a dos mil o tres mil personas, desaprovechando el talento de muchísima gente».
El periodista toledano, autor de novelas de éxito como El Círculo de Juanelo (Alianza Editorial), confiesa también su decepción por la deriva que está tomando el periodismo en nuestro país, en buena medida, por culpa de las redes sociales.
Baltasar Magro se pregunta, a sus 73 años, y después de una brillante trayectoria profesional: «¿Cómo distinguir entre el verdadero periodismo y lo que no es periodismo en esta vorágine de informaciones de todo tipo? Algunos periodistas –añade- parecen representantes de los partidos políticos». Luego, cita unas palabras pronunciadas por Gabriel García Márquez respecto a los males que aquejan a nuestro oficio: «Se está invirtiendo demasiado en tecnología y muy poco en talento».
PREGUNTA.- ¿Cómo recuerdas tus inicios, primero en la Agencia Logos y después en TVE?
RESPUESTA.- La verdad es que yo empecé en el periodismo casi de una forma casual. A la vez que estudié Periodismo, estudié Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid, cuando se inauguró y éramos ocho alumnos en clase. Tenía un cuadro de profesores fantástico: casi todos trabajaban en el Museo del Prado. Pensé que iba a terminar de conservador del Museo del Prado. Era lógico pensar así. Lo que ocurre es que me ofrecieron trabajo nada más terminar Periodismo en la Agencia Logos, de la Editorial Católica, y fue una escuela extraordinaria, donde te formabas a la fuerza. Había que producir muchas noticias para los clientes. Y había que reaccionar rápido y buscar noticias de lo que fuera. Recuerdo que el redactor jefe, Javier Alonso Osborne, me decía: toma el BOE y saca noticias. Era un trabajo de selección y valoración realmente extraordinario. Estando en Logos vino alguien y me dijo: «Están haciendo en TVE un Telediario para jóvenes (La Semana), y buscan gente». Así es como entré en TVE, en una redacción en la que sólo había dos periodistas: Paco Climent y Ramón Colom. Me lo pasé muy bien explicando las noticias para que los chicos las entendieran. Y teníamos más audiencia que los propios Telediarios.
«Informe Semanal me dio la oportunidad de crecer como persona y como profesional»
P.- Llegaste a Prado del Rey en 1975 y al año siguiente diste el salto a Informe Semanal. ¿Tuviste alguna ayuda?
R.- No. Ramón Colom un día me dijo que se había encontrado al director de Informe Semanal por los pasillos y que le había convencido para que nos incorporásemos al programa. Me preguntó si me apetecía, y acepté. El programa tenía una redacción realmente sorprendente. Yo no entendí cómo aquel hombre nos aceptó a Ramón y a mí, que éramos dos chiquillos que estábamos empezando. Allí estaban Manu Leguineche, David Solar, Carmen Sarmiento, Ana Cristina Navarro, Soledad Alameda… Y eran realizadores Pilar Miró y Emilio Martínez Lázaro. Había un equipo espectacular, de lo mejorcito. Fue una escuela extraordinaria, en la que me enamoré del género del reportaje. Los que trabajaban en Informe – Javier Basilio, Manolo Alcalá – estaban también entusiasmados. Era gente muy rodada, muy hecha, y tenías que aprender rápidamente.
P.- De los 32 años que estuviste en TVE, 16 los pasaste en Informe Semanal, ejerciendo de reportero y más tarde ocupando los puestos de subdirector y director, en distintas etapas.
R.- Es un programa que ha significado mucho en mi vida profesional. Estamos hablando de 16 años. De un programa para el que hice 200 reportajes, una producción bastante notable. Un espacio donde he vivido todo tipo de experiencias. Gracias a Informe Semanal, presencié en primera línea muchas cosas y tuve la oportunidad de crecer como persona y como profesional. Y, sobre todo, de respetar muchísimo nuestra profesión y darme cuenta de la importancia que tiene un trabajo como el que hacíamos nosotros allí. Ha sido un programa de referencia. Te voy a contar una cosa que muy poca gente sabe: Informe semanal lo quisieron imitar las televisiones privadas. En un momento determinado, a Telecinco se le ocurrió hacer Informe Semanal, con un nombre muy parecido, a la misma hora y presentado por María Teresa Campos. Fue un poco vergonzante para esa cadena. La copia les salió fatal y el programa duró dos meses. ¿Por qué quería copiar Informe Semanal una cadena privada? Porque hubo una etapa en la que las televisiones autonómicas emitían a la misma hora de Informe Semanal el mejor partido de Liga y nosotros conseguíamos cinco millones de telespectadores. Esto te explica muchas cosas: el fervor del público y el prestigio ganado, especialmente, durante la Transición. La Transición fue definitiva para consolidar y reforzar el programa. Lo de la cadena también es asombroso. Tengo que decir que ninguna cadena habría mantenido en el prime time de los sábados, y durante 50 años, un programa informativo.
P.- ¿Cómo era Pedro Erquicia, tu jefe en aquella primera etapa televisiva?
R.- Pedro fue mi jefe durante varios años, hasta que se fue de corresponsal a Nueva York. Es el fundador del programa. Tuvo la habilidad de copiar bien otro espacio. Porque Informe Semanal es una copia del programa de la CBS 60 Minutes, que sigue en emisión, a la misma hora y con el mismo prestigio. Pedro tuvo la habilidad de trasplantar ese formato a TVE y adaptarlo con los recursos y los profesionales adecuados. Era un hombre muy meticuloso en la elección de los temas y en la forma de hacer las cosas. Muy riguroso para contar bien las historias. Aunque Pedro hizo otras cosas, Informe Semanal era su programa. Luego estuvo también en Documentos TV, pero este fue una herencia, una creación, de Ramón Colom. Era un gran profesional, del que yo aprendí muchísimo. Su memoria hay que recordarla con muchísimo respeto y mucho afecto.
P.- Con Erquicia estuviste también de subdirector en Telemadrid y luego pasaste por Telecinco. ¿Cómo recuerdas esas etapas?
R.- Te voy a contar primero una anécdota sobre Telecinco y luego hablamos de Telemadrid. Estando en Telecinco, yo era guionista de un programa, y el director general, Valerio Lazarov, me pidió ver los reportajes que iban a ir en esa emisión. Le puse los reportajes y me dijo: «No me gustan mucho». «¿Por qué, Valerio?». «Porque tienen un tufo a televisión pública que apestan». Digo: «Pues no haberme contratado». Pero volvamos a Telemadrid…
P.- ¿Cómo fueron los inicios de aquella nueva televisión autonómica?
R.- Tuvimos que crear una televisión de la nada, en muy poquito tiempo, luchando contra los políticos que querían repetir lo que era casi TVE, pero en pequeñito. Intentaban cada uno de ellos meter a su gente… Entonces, nos resistimos. Fue una experiencia muy bonita, con un equipo extraordinario y Fermín Bocos como director de Informativos. Con un centenar de personas hicimos una televisión que enganchó muy bien. Jorge Sánchez Gallo era el director de programas. Un equipo muy pequeño.
P.- Echarías en falta los medios que habías tenido en TVE.
R.- Claro. Estaba acostumbrado a tener más medios, pero la idea era hacer una televisión ligera, sin las rémoras de la gran televisión pública, donde muchas veces se tiraba con pólvora del rey, porque sobraba el dinero. Queríamos hacer una televisión que no costase nada a los contribuyentes, que fuera muy ligera, muy ágil, con unos informativos distintos, más amenos, más reportajeados que los de TVE, y yo creo que funcionó muy bien. En poco tiempo Telemadrid enganchó con el público francamente bien, hasta que terminaron echándonos porque nos negábamos reiteradamente a aumentar las plantillas innecesariamente, a meter a redactores que no tenían el perfil adecuado. Recuerdo que empezamos con gente de la radio, porque la gente buena de la radio se adapta enseguida a la televisión. Pero, claro, no era el equipo que cada grupo político tenía pensado para Telemadrid. Fue duro, pero divertido.
«El programa dedicado al 11-M ha sido el más complicado de toda mi vida profesional»
P.- En Informe Semanal supongo que tuviste que torear con muchas presiones. En algunos casos, jugándote el puesto.
R.- Con esa audiencia, con ese prestigio y siendo un programa de referencia, evidentemente, todo el mundo quería aparecer ahí. Pero tengo que decir que los directores de TVE han respetado mucho el programa. Además, la filosofía y los principios básicos de quienes trabajábamos en Informe Semanal era defender eso a toda costa. Que no se nos tocara mucho las narices. Ha habido cosas excepcionales. Recuerdo, en una ocasión, que un director de Informativos me dijo: «¡Mira, la que has montado!». Tenía encima de la mesa un montón de cartas, papeles, requerimientos, porque se había hecho un reportaje sobre la expulsión de unos inmigrantes de Canarias y se montó un follón increíble. De estas había muchas, pero casi siempre eran a posteriori, diciendo: «¡Mirad, la que habéis organizado! ¡Mirad lo que ha pasado!». Yo, en 2.000 reportajes que he dirigido, sólo he tenido que atender dos peticiones de las más altas instituciones del Estado diciéndome: «Hay que hacer esto para salvar la vida de unos empresarios que han sido secuestrados». «O hay que hacer esto otro para que Marruecos no haga tal cosa…». Hicimos lo que pudimos, pero sólo en dos reportajes. También en el 11-M hubo presiones, porque no se sabía quienes habían sido los autores de los atentados. Era la víspera de las elecciones y se hizo un programa monográfico de hora y media dedicado a este tema. Tuvimos presiones de arriba y de abajo, unos querían que se dijera una cosa, otros otra, y tú en el medio. Ese ha sido el programa más complicado de toda mi vida profesional.
«El problema de TVE es que no tenían ni idea muchos de los que la han dirigido»
P.- ¿Cuál ha sido la historia que más te impactó o te emocionó? ¿Quizá el asesinato de Miguel Ángel Blanco?
R.- Hubo varias ocasiones en las que ocurría algo extraordinario el mismo sábado, pero el programa estaba entrenado para tirar todo lo que se había hecho durante la semana y ofrecer a la audiencia información contrastada, sólida, bien hecha, de lo que ocurrido ese mismo día. Impresionante. Ocurrió con la catástrofe de Biescas (Huesca) y con el asesinato de Miguel Ángel Blanco.
P.- Fuiste director del programa en 1988, cuando gobernaba el PSOE, y entre 1996 y 2004, cuando gobernaba el PP.
R.- La primera vez, una etapa muy interesante, me llamó el director de Informativos, Julio de Benito, y me dijo que la seño (Pilar Miró) creía que Informe Semanal estaba un poco flojo y que había que volver a lo clásico, a lo de siempre: conmigo de director y con Rosa María Mateo de presentadora. Así aterrizamos de nuevo en el programa. Pero estuve poco tiempo, porque me ofrecieron lo de Telemadrid.
«Un director de Informativos me dijo: ‘Te vamos a destituir, pero dile a la prensa que te vas voluntariamente’»
P.- En la segunda etapa entras con el PP y te vas cuando vuelve al Gobierno el PSOE.
R.- No me voy, me destituyen. Yo he tenido muy buena relación con todos mis jefes siempre y aquí me ocurrió una cosa curiosa. El jefe me dijo: «Te vamos a destituir, pero, por favor, dile a la prensa que te vas voluntariamente». Pero qué broma es esta. Fue una destitución, no sé por qué. Qué le vamos a hacer, la vida es así. Una vez, un responsable de Informativos, cuando volví de Telecinco, me comentó: «Tú eres un periodista muy heavy, te vamos a enviar a hacer programas; porque esta empresa no puede permitirse tenerte ni un minuto en un pasillo». Y es verdad. Tuve tan mala suerte que jamás me dieron un descanso. Y cobraba como un funcionario. Yo no estuve ni un minuto de toda mi vida profesional en el pasillo.
P.- ¿Cómo es posible que no haya cambiado el modelo de televisión pública y siga la dependencia del gobierno de turno?
R.- Bueno, Javier, este es el tema. Tenemos una televisión pública que no ha sabido reaccionar ante la aparición de la competencia. Una televisión pública que copia a las privadas, lo cual es increíble. ¿Por qué copia a las privadas? Porque no ha tenido recursos. Zapatero desmanteló la televisión pública, quitó la publicidad y nos mandó a la calle -unos forzados y otros no- a dos mil o tres mil personas. Recuerdo a un compañero realizador que había dado clase en el Instituto de RTVE, un profesor extraordinario, que quiso volver a impartir clases y le dijeron que no. El talento de muchísima gente se ha desaprovechado. El modelo no está claro, las presiones políticas son insoportables y TVE es una televisión residual. ¿Cómo es posible que, teniendo un idioma tan poderoso como el español, no hagamos una televisión internacional de calidad, que sea un referente mundial? TVE es ahora una televisión residual. Cuando hice el programa de entrevistas De cerca, alguien me dijo que lo iban a quitar porque «con programas como ese, nos va a ganar La Sexta». El problema de TVE es que no tenían ni idea muchos de los que la han dirigido.
P.- El programa De cerca era mucho más relajado que anteriores trabajos y te permitió conocer a personajes muy interesantes.
R.- Fue una experiencia muy bonita. Hice 120 entrevistas, muchas de ellas a personajes que no eran habituales en los medios. Tuve la oportunidad de conversar con José Luis Sampedro, con Paco Umbral… Carmen Cervera me pidió que sólo habláramos de arte y me demostró el conocimiento tan extraordinario que tenía de ese mundo.
P.- Mucho antes, hiciste Teleobjetivo, un programa de TVE pionero en periodismo de investigación. ¿Quién te animó a ponerlo en marcha?
R.- Fue Enrique Vázquez, entonces director de Informativos. Es un lujo que te den una oportunidad como esa. Estuvo en antena con Enrique Vázquez, Enric Sopena y Julio de Benito, y la verdad es que los tres las pasaron canutas con el programa. A mí me dijeron cosas increíbles: «Hemos tenido una reunión al más alto nivel y nos han dicho: cuidado con ese programa». Tocábamos temas muy difíciles. Para mí era un reto. Conseguimos demostrar que había una fábrica en España que hacía armas químicas para enviar al gobierno de Saddam Hussein durante la guerra contra Irán. Cosas de este tipo. Demostramos cómo eran las finanzas de ETA: de dónde salía todo el dinero. O la infiltración de la extrema derecha en el GRAPO. O los negocios de Jordi Pujol con la logia masónica Propaganda Due, con Roberto Calvi y Michele Sindona. Eso lo contamos en 1986 en la televisión pública. Se contó, salió y se emitió. Pero llegó un momento en el que ya no podían más y me dijeron: «Mira, Baltasar, esto de la utilización de productos químicos prohibidos por la Unión Europea en la agricultura española ya es demasiado, y el GAL… No podemos más». Me parece que hicimos 12 grandes reportajes. Fue una experiencia extraordinaria.
P.- Hiciste también un reportaje sobre la exetarra Yoyes, para Documentos TV, que ganó premios importantes…
R.- Fueron cinco meses de trabajo, con muchas reuniones con la familia hasta convencerlos de que la televisión pública iba a hacer un programa con personas que pertenecían al mundo abertzale, algunos de ellos exmiembros de ETA. Me costó mucho trabajo la preproducción, pero, una vez conseguido el apoyo de la familia, el rodaje, que era complicado, resultó para mí muy interesante. Contar la historia de Yoyes fue algo espeluznante. Es un reportaje que me dio muchísimas satisfacciones. Obtuvo muchísimos premios y yo creo que es el programa que más se ha vendido de TVE. Fue elegido, por votación de los telespectadores, como uno de los tres mejores reportajes de la historia y se volvió a emitir en Documentos TV.
P.- Hiciste otro reportaje importante sobre el 23-F.
R.- Fue nominado a los Premios Emmy de Televisión, en EEUU. El 23-F fue otra vivencia extraordinaria. Dirigía los Informativos Iñaki Gabilondo, el subdirector era Pedro Erquicia, y yo me dedicaba entonces a la información de la Casa Real. Me dijeron que preparase un reportaje de lo que había ocurrido en aquellas fechas. La ventaja es que tenía un material excelente, las imágenes exclusivas grabadas por TVE, porque no había otra televisión. Rodamos en el Palacio de la Zarzuela y entrevistamos a algunos mandos militares. Se tituló 18 horas de tensión y en el reportaje, emitido en Informe Semanal, se contaba, paso a paso, lo que había ocurrido durante esas 18 horas.
P.- ¿Echas en falta ahora este tipo de reportajes en profundidad en la televisión pública?
R.- Habría que abrir de nuevo la brecha porque se han ido cerrando puertas. Habría que volverlas a abrir. Otras cadenas han apostado por esas líneas. Se está haciendo casi mejor periodismo documental en las televisiones privadas que en la televisión pública. TVE ha abandonado los formatos de producción propia y casi todo es producción ajena. ¿Cómo es posible que hayamos ido para atrás en lugar de para adelante? Debe de haber razones que se me escapan.
«El mundo de las redes sociales me parece un desastre»
P.- Vamos a hablar de tu faceta de escritor. ¿Te metiste en el mundo de la ficción porque estabas desengañado de la realidad?
R.- [Risas] Para desahogarme. La verdad es que un grupo de amigos de la ciudad de Toledo, que estaban enamorados de la historia de Juanelo, una especie de Leonardo Da Vinci que tuvo la mala suerte de vivir y morir en Toledo, donde le trataron fatal. Este grupo de amigos tenía la ilusión de hacer algo por él y no lo consiguieron. Y yo siempre tuve la idea de dedicarles un homenaje a esos amigos escribiendo una historia sobre Juanelo. Algunos, además, murieron muy jóvenes. La novela funcionó muy bien. Alguien me ha llegado a decir: «Ahora, cuando voy a la ciudad de Toledo, siempre me encuentro por las calles con ese personaje». ¡Qué bonito! Te inventas algo y la gente lo convierte en realidad. Es algo extraordinario, maravilloso. Me ilusionó tanto que me puse a escribir otras historias.
P.- Tus novelas, ambientadas en Toledo, siempre tienen algo de misterio…
R.- Toledo es mágico y tiene muchos misterios, muchas historias. Cuando tú vas a Toledo sólo ves la última parte de la historia de Toledo. Sólo ves a partir del Renacimiento, pero Toledo tiene una historia de miles de años. No vemos prácticamente nada del mundo árabe, del mundo romano. Hay huellas, hay un circo. Es una ciudad que oculta y esconde muchas historias. Es muy estimulante para la imaginación.
«Algunos periodistas parecen representantes de los partidos políticos»
P.- ¿Qué te parece el mundo de las redes?
R.- A mí me parece un desastre, sinceramente. Porque la gente tiene una confusión espantosa. ¿Cómo distinguir el verdadero periodismo de lo que no es periodismo en esta vorágine de informaciones de todo tipo? Además, están haciendo muchísimo daño al periodismo, a la propia esencia del periodismo. Cualquiera es periodista. Todo es publicable, todo se puede emitir. Y, luego, los periodistas han renunciado al rigor y al trabajo profundo, participando en tertulias donde parecen representantes de partidos políticos. Eso ha hecho mucho daño a la imagen de nuestro oficio. Lo vio venir Gabriel García Márquez cuando dijo: «Se está invirtiendo demasiado en tecnología y muy poco en talento». Es verdad. Tú ahora ves 3D, efectos especiales, mucha maquinaria, pero ¿el talento dónde está? ¿Me están contando algo bien hecho? ¿Me están dando información de calidad o me están dando muchos efectos especiales? Hay mucho efecto especial y poco periodismo riguroso y bueno.
P.- Al periodista serio se le ataca a veces, con poco fundamento, en esas redes sociales.
R.- Efectivamente, se le buscan las vueltas al periodista para intentar desprestigiarlo. Hay una falta absoluta de respeto a nuestra profesión. En la Transición era todo lo contrario: el periodista era un señor muy respetado. Quizás nos hacíamos respetar más; no lo sé. Han cambiado mucho las cosas. Los sindicatos, los colegios profesionales, tienen una tarea titánica para recuperar la esencia de lo que es el periodismo. Es fundamental. Si no hay calidad en la información, no hay calidad en la democracia. Está vinculado. Es muy importante que la información tenga calidad.
P.- La situación política tampoco ayuda mucho a que vuelva la calma.
R.- Estos días me he hecho la siguiente reflexión: a la inmensa mayoría de los españoles seguro que, si tú les preguntas uno a uno: ¿usted quiere que gobiernen España unos radicales, metiéndose en ministerios, no haciendo nada y fastidiándolo todo? Te dirían: claro que no; yo he votado lo contrario. Entonces, ¿quién es el responsable?