Carlos Sainz se regala por su cumpleaños el mejor fin de semana de la temporada
Las manos del piloto son clave en los resultados, pero gran parte del mérito en los resultados se debe al imbatible RB19
Los tiene en el bolsillo. Carlos Sainz se llevó una de las mayores ovaciones de su vida remitida por uno de los públicos más difíciles del mundo: los tiffosi. El madrileño se lo ganó pulso, y no fue un trabajo fácil en la ‘carrera de casa’ para su equipo, el Gran Premio de Italia. Pole position y su primer pódium del año fueron la causa de la algarabía ferrarista.
No hay público como los seguidores del cavallino rampante, y de un tiempo a esta parte, andan sedientos de victorias y títulos. Por eso celebran con alboroto cualquier cosa que les acerque. Carlos Sainz no pudo ganar en el Autódromo de Monza, la catedral de la velocidad, pero expuso que con un coche mejor bien podría ser un candidato a victorias, títulos, y capaz de contener a su compañero, Charles Leclerc.
Brillo anunciado
Carlos venía avisando desde el viernes, el día en que cumplió 29 años. En las dos sesiones de entrenamientos libres fue el mejor en la primera, y segundo tras el inalcanzable Max Verstappen en la tanda posterior. El sábado repitió la hazaña en las dos ocasiones en que saltó a pista, con el mejor registro en la tanda clasificatoria. Es la cuarta pole position de su carrera deportiva, y por ello encabezó la parrilla en la carrera del domingo.
La magia le duró hasta la vuelta decimoquinta, momento en que Max Verstappen le dejó atrás en la llamada Curva Grande, para no abandonar el liderato hasta el final de la prueba. Es la primera ocasión en toda la temporada que Max tarda tanto en llegar a la primera plaza. Podría decirse que Carlos ha batido el récord de sujetar a Verstappen más que nadie. Para lo del vigente campeón, es necesario crear una escala de medida nueva. De catorce carreras, lleva ganadas doce, diez consecutivas, y todas ellas para su equipo, Red Bull.
De manera indiscutible, las manos del piloto son clave en los resultados, pero gran parte del mérito en los resultados se debe al imbatible RB19. En Monza, junto con Spa, la pista más rápida del mundial, se pudo observar una de las pocas carencias del monoplaza azul: no es el más rápido en recta. Podría decirse que ese mérito recae sobre el Ferrari SF-23, que se mostró rapidísimo desde las primeras vueltas, aunque con carencias.
Coche mejorado, pero insuficiente
Durante años, los coches encarnados sufrían de excesivo drag, o pérdida de velocidad por un alto rozamiento con el aire. Esta es la razón por la que durante mucho tiempo se mostraban algo lentos en las rectas. Cuando se rebajan elementos para paliar esta cuita, por normal general se tiende a sufrir en las curvas. En ausencia de ellas, tan solo media docena en Monza, los coches con menos drag tienden a volar. El adelantamiento de Max a Sainz se produjo en una zona donde el Red Bull traccionó mejor y mostró un mejor comportamiento en frenada.
El otro piloto que dejó atrás a Sainz fue Checo Pérez, que lo hizo ayudado por su DRS, al final de la recta principal. Ninguno de los dos adelantamientos fue por la fuerza bruta de su motor o de una mayor velocidad punta. El Ferrari no es perfecto, pero en esa asignatura parece ir por delante del resto. De hecho, en la primera parte de la carrera, solo había dos coches que rodaban por debajo del 1:26. Todos los demás eran más lentos.
La otra carencia del bólido italiano es la visible degradación que padeció en el tren trasero, lo que es bastante extraño. Hay muchos elementos que conducen a esta circunstancia, pero esta es propia de pistas lentas, en las que se arranca desde bajas velocidades. Monza suele dejar peladas las ruedas delanteras izquierdas, ya que se corre en el sentido de las agujas del reloj, y los coches se apoyan mucho en el tren delantero al atacar las curvas tras fuertes frenadas. Si los Red Bull acarician sus neumáticos, Ferrari los castiga en exceso. Necesita trabajar en ese problema, pero parece obvio que han avanzado. Tanto es así que se han visto premiados, con el pódium de Carlos y el cuarto puesto de Leclerc, con subir un escalón en la clasificación de constructores. Ahora están terceros, y desbancan a Aston Martin, que pasan a ser cuartos.
Alonso
El equipo de Fernando Alonso protagonizó un fin de semana algo deslucido. El noveno puesto logrado por el asturiano sabe a poco o muy poco, tras haberle visto encadenar varios pódiums a principios de año. Alonso arrancó décimo y acabó noveno, y se sabía que sufrirían en este circuito. Su AMR23 digiere con facilidad las pistas sinuosas y repletas de curvas, pero se le indigestan las rectas, y cuanto más largas, peor. Las mejoras recibidas tras el verano parecen positivas, o esto declaró el bicampeón, pero no parecen tener reflejo en este tipo de circuito.
Debería ser en Singapur, más parecido a lo idóneo, donde se deberían apreciar rendimientos más favorables. En Monza se mostraron como el sexto coche en parrilla, lejos del brillo inicial. No es ya que hayan ido a peor; es que el resto ha mejorado mucho en según qué pistas. A veces es un Mercedes, a veces un McLaren, o en ocasiones hasta un Williams, los que le hacen morder el polvo. Aston Martin es un gran equipo, pero no es un equipo grande. En su proceso necesita seguir avanzando. Lo de las primeras carreras no era un espejismo, sino la muestra de algo a lo que pueden llegar, aunque lo complicado era mantenerse. La zona alta de la parrilla es muy rocosa, y era lógico que llegasen la actual situación.
Mención especial para Alex Albon. El siempre sonriente corredor anglo-tailandés volvió a sorprender a todos con un séptimo puesto. Su equipo es uno de los menos dotados de la parrilla, y verle ahí comienza a desatar rumores de posibles movimientos hacia otras escuderías. De manera discreta y bajo la batuta de James Vowles, los de Grove están escalando hacia cotas que no tocaban hacía años. Están séptimos, y hacía mucho que solían sujetar el farolillo rojo. En la Fórmula 1 no hay magia; solo trabajo, acertar en decisiones, y mucho ingenio… bueno, y dinero, algo de lo que estos tienen muy poco, pero lo gastan muy bien.
Los que gastaron su voz fueron los tiffosi, tanto el sábado como el domingo; por la pole position y por el pódium. Los que poblaban la recta principal de Monza durante la ceremonia del champán, gritaban: «Carlos, Carlos, Carlos». Y es que Carlos Sainz hizo uno de los mejores fines de semana de su carrera deportiva en la Fórmula 1. ¿Sin el premio merecido? Tuvo el mejor premio que podían conseguirle su coche y su equipo.