Opel revive el Frontera para crear un SUV familiar en versiones híbrida y eléctrica
En su historia hay modelos como los Manta, Monza, Kadett con su versión GSi, y por la que muchos suspiran
Le encantaba. Cruzó el país de extremo a extremo haciendo reportajes, restolando en los cajones del misterio, persiguiendo luces en el cielo, y fantasmas con o sin sábana. A Iker Jiménez le encantaba su Opel Frontera. Por eso sonreirá cuando le vea resucitar el año que viene.
Pero el Opel Frontera que llegará en 2025 no será como el que condujera el periodista de lo paranormal. No será diesel, ni tampoco de gasolina a secas. Será híbrido, tal y como mandan los cánones actuales, y también tendrá una versión eléctrica. Hermanada con toda la extensa gama de eléctricos de Stellantis, sus prestaciones y características serán casi clónicas a otros modelos de marcas siamesas.
No es fácil dotar de personalidad a coches de conceptos que cada vez convergen hacia lo mismo: SUVs de distintos tamaños y que atienden a tres segmentos básicos, pequeño, mediano y grande, y sin dimensiones extremas. El nuevo Frontera no tendrá mucho que ver con aquella versión europeizada de un Isuzu, sino más bien con su hermano, el Citroen C3. Comparten la plataforma Smart Car, y se fabricarán bajo el mismo techo, en la factoría de Trnava, en Eslovaquia.
Sustituye al Crossland, un coche que ha gozado de buena aceptación por el mercado europeo, y que dejará de montarse en la fábrica de Zaragoza. Opel aporta muy pocos datos, pero salta a la vista que se trata de interponer una talla media entre el más compacto Mokka y el recién presentado Grandland. El Frontera se coloca en el segmento más peleado de todos, el B, con coches familiares, altos, que huyen de las berlinas y adoptan carrocerías de mayor calibre.
La marca no aporta demasiados detalles acerca de las motorizaciones, pero aseguran que veremos micro híbridos con tecnología de 48 voltios. Esto conduce a pensar que usarán los propulsores que ya montan otros vehículos del grupo, como el 1.2 litros gasolina de 100 o 136 CV que ya usan otros coches de Stellantis. Coches como el Jeep Avenger y el Opel Corsa de última generación conocen estas mecánicas.
El nuevo Frontera también tendrá una versión eléctrica. Su hermano, el Citroen ë-C3 monta una batería de 44 kWh que le permita ofrecer más de 300 km de autonomía a cambio de una potencia de 113 CV. Si juzgamos el tamaño, que debe rondar los 4,20-4,30 metros, no es descartable que den un paso más y acaben montando la planta motriz de 156 caballos del Avenger o el Fiat 600e.
Es bastante posible que en sus versiones eléctricas coexistan estas dos posibilidades, con la primera como opción de acceso a un precio muy contenido. Opel quiere comercializar este modelo como coche asequible y de precio inferior al Mokka, el otro SUV de los germanos.
Su diseño entra por los ojos, de líneas finas, sutiles, y con bastante inspiración en el modelo Opel Experimental (si, experimental, en español) El Experimental es uno de esos concept car que sacan las marcas de vez en cuando y en las que reúnen las líneas básicas conceptuales de cada firma. El Frontera bebe de esa fuente sin olvidar del todo lo conocido. En las imágenes proporcionadas puede verse la evolución de la parrilla Vizor. Resalta el nuevo logotipo negro brillante, que se integra en el frontal junto a unos faros de tecnología Eco LED.
El paragolpes también tiene unas nuevas formas, que recuerda a los Land Rover, aunque con detalles muy de Opel. Los pasos de rueda remarcan un fuerte carácter todoterrenero, al menos desde el punto de vista visual. Su talle lateral es alto, y la figura muestra un aspecto sólido y poderoso a pesar de su relativa compacidad.
Diversificar dentro de un gran grupo
Una vez dentro, su aspecto recuerda bastante al Lancia Ypsilon, con trazos muy rectilíneos en el salpicadero. Dos pantallas digitales de 10 pulgadas ofrecen información para la instrumentación principal y el sistema multimedia. Mucha conectividad a bordo, con carga inalámbrica para dispositivos electrónicos, a pesar de multitud de conectores USB-C anden repartidos y rodeados de bandejas, cajones y portaobjetos.
El nuevo Frontera, al contrario que el viejo Frontera, solo tendrá cinco plazas hábiles. Nada de versiones de tres puertas o carrocerías alargadas; tampoco tres filas de asientos. Eso será tarea para el Grandland. Los butacones delanteros se han diseñado con la tecnología Intelli-Seat. Unas ranuras alivian la presión en las posaderas de piloto y acompañante, al tiempo que están tapizados con materiales reciclados y costuras de colores alternativos haciendo contraste. Los traseros son abatibles en dos mitades iguales, y hacen pasar la capacidad del maletero de unos generosos 460 litros a unos bastante sorprendentes 1.600, una cifra poco habitual.
Adelantándose al resto
Todo hace indicar que Opel será la primera marca del grupo Stellantis en eludir los motores de combustión pura. A día de hoy todos sus modelos tienen algún tipo de electrificación, y no es en vano que en su logotipo se pueda ver un rayo atravesando de lado a lado el círculo que les caracteriza. Con el Frontera no resucitan un mito, pero sí un nombre legendario.
A igualdad de mecánicas, el grupo debería empezar a plantearse la introducción de coches con algo más de riesgo, y en esto Opel siempre ha sido interesante. En su historia hay modelos como los Manta, Monza, Kadett con su versión GSi, y por la que muchos suspiran. Si se atreverán a hacerlo o no, dependerá de la aceptación de un público que adoptaría la electrificación de manera más receptiva con modelos excitantes como aquellos. Si a Iker Jiménez no le convence el nuevo Frontera, igual si le gustaría ir a buscar misterios subido en un deportivo eléctrico, de los que apenas hay, pero que Opel podría hacer con base en aquellos nombres míticos. Quien sabe.