Los coches hablan cada vez más y meten en líos a sus dueños, incluidos pilotos de Fórmula 1
Y si vas a dedicarte a la delincuencia, búscate un coche viejo, porque con los más modernos te van a atrapar
Nuestros coches empiezan a hablar demasiado. Cada vez son más digitales y conectados, y su indiscreción está alcanzando cotas insospechadas. El medio de transporte más popular del mundo empieza a meter en líos a sus conductores: inocentes ciudadanos, peligrosos delincuentes e incluso pilotos de Fórmula 1.
Podría interpretarse como un exceso de celo en el control de sus empleados, o incluso un abuso de posición al entrometerse en su vida privada. Pero el resultado fue, cuando menos, sorprendente tanto para la escudería Alpine F1 como para uno de sus pilotos, el francés Esteban Ocon.
Movimientos extraños
Tras varios incidentes en pista, y sobre todo el choque contra su compañero Pierre Gasly en el Gran Premio de Mónaco, sabía que en su escudería no estaban contentos con él. Perder su asiento era una posibilidad, y el galo comenzó a mover ficha de manera discreta. Lo que no contaba era con que su coche se fuera de la lengua.
Cuando la marca de deportivos Alpine desplazó a Renault como titular en la denominación de la escudería, sus estrellas más rutilantes se convirtieron en embajadores de la marca. En lugar de dotarles con los Renault Megane más potentes de la gama como coches de empresa, tanto Fernando Alonso como Esteban Ocon recibieron sendos Alpine A110S personalizados. Es moneda común entre los equipos que ocurra algo similar cuando son propiedad o están asociadas a marcas de vehículos.
La formación de Enstone hizo público en junio que su piloto no renovaría contrato para 2025. Tras cinco años juntos, separarían sus caminos, pero en el ínterin ocurrió algo: su coche dejó rastro de sus movimientos.
Según afirma el exdirectivo de Alpine Marcin Budkowski, todo el mundo en el equipo sabía que Ocon estaba en conversaciones con Williams. Cómo habían llegado a esa conclusión no fue porque alguien se fuera de la lengua, sino porque lo que se fue de la lengua fue algo: su coche.
Los datos del GPS de su A110S revelaron que el deportivo azul había estado aparcado toda una tarde en el estacionamiento de Williams, en Grove. El espigado corredor vive de manera habitual en Ginebra, Suiza, pero recibió una unidad de este coche a modo de vehículo de servicio en los prolegómenos del Gran Premio de Inglaterra. Se conoce que durante esos días hizo un hueco en su agenda y fue a tantear las posibilidades.
Dos semanas más tarde, el 25 de julio, Haas F1 anunció el fichaje del francés. Con posterioridad, y preguntado por el asunto, el director de Williams, James Vowles, confirmó la afirmación del indiscreto deportivo.
Mucho más pintoresco fue el caso de Betty White. Meses después de haber sido dada por muerta en Canadá, su cuerpo apareció con vida al otro lado del mundo, en Ucrania. Pero Betty White, que tiene nombre de ama de casa, no es una persona, sino un coche.
Cuando la compañía de Elon Musk entrega cada uno de sus vehículos en un concesionario, su comprador puede cambiarle el nombre. Un ciudadano de Vancouver decidió ponerle ese nombre a su flamante Tesla Model Y cuando lo recogió.
Un coche sin suerte
No mucho después de estrenarlo, su propietario protagonizó un espectacular accidente del que escapó con lesiones en un hombro. Peor le fue al desafortunado SUV. Varios elementos estructurales resultaron dañados, y uno de ellos fue el de su costosa batería. La aseguradora no quiso hacerse cargo, las reparaciones no merecían la pena, y Betty fue considerada siniestro total para acabar siendo remitida al desguace.
Varias semanas después del «óbito» de Betty, su propietario recibió un mensaje en la app de Tesla en su teléfono móvil con un enigmático mensaje: el fenecido Model Y estaba pidiendo una actualización. La segunda sorpresa no fue que lo hiciera desde el cielo de los coches, sino desde una ciudad llamada Uman… entre Kiev y la frontera ucraniana con Rusia.
El tercer sobresalto llegó un par de horas más tarde, cuando Betty mandó un nuevo mensaje advirtiendo que se había actualizado. En una misma noche, el propietario vivió dos películas seguidas: Colega, ¿dónde está mi coche? y Este muerto está muy vivo.
Investigación internacional desde casa
La siguiente pregunta fue cómo había llegado Betty hasta allí. La revista digital Wired supo del tema y realizó una pequeña investigación. Parte de la explicación del milagro, para ellos y para el propietario del resucitado Tesla, llegó cuando se lo encontraron en una web de compraventa de coches ucraniana.
Betty tenía un aspecto saludable, no quedaba rastro alguno de su accidente e incluso había recibido alguna mejora. Ahora tenía cristales tintados, sus retrovisores mostraban una cobertura negra y no mostraba ni un arañazo a pesar de haber atravesado las protecciones de hormigón en su accidente. Pedían por ella el equivalente a unos 52.000 euros.
La explicación a este retorno de entre los muertos llegó al contactar con el vendedor. Al parecer, el vehículo siniestrado fue adquirido online en una web estadounidense especializada en vehículos siniestrados, Copart. Los mecánicos de los países del este, y de Ucrania en particular, tienen fama de ser muy trabajadores e ingeniosos, y han encontrado la manera de devolver a la vida a coches que en otras latitudes no merece la pena reparar.
Expertos en resurrecciones
En la ciudad de Dnipro existe un taller especializado que recupera un centenar de estos coches cada mes. Esta es una de las razones por las que en Ucrania el índice de vehículos eléctricos duplica al de sus países limítrofes, y es uno de los países a los que Tesla remite más recambios.
Muchos coches en este estado llegan desde el mercado europeo, pero Betty, al igual que aquellos que cruzan el Atlántico, realizan un curioso periplo. Antes de la invasión rusa, llegaban en barco a través del puerto de Odessa. Desde que cayó bajo el control del Kremlin, lo hacen desde puertos de Lituania o Eslovenia y luego son transportados en camiones hasta su destino final.
Cuando estalló el conflicto con Rusia, esta tendencia se aceleró debido a las dificultades para encontrar combustible. De hecho, existe un chascarrillo local que dice: «Si eres rico, llevas un coche de gasolina, pero si eres pobre, un eléctrico», algo que en Occidente tiende a ser justo al contrario.
La mafia también conduce
Peor le fue a un mafioso italiano, que entendió que su espectacular Maserati Levante le podía delatar y lo dejó abandonado a las puertas de un hotel de Marbella. Convicto por asesinato de un familiar, dejó tirado el deportivo y se empezó a mover con coches de alquiler por la Costa del Sol con la tranquilidad que da ir vestido de turista.
Se movía por Marbella junto a su pareja y su hijo de diez años, vestido con camisas hawaianas, bermudas y chancletas. El prófugo de la justicia tentó a su suerte al volver a Italia, donde fue atrapado por los Carabinieri. Lo encontraron escondido bajo una cama y usaba de almohada fajos de billetes por valor de 50.000 euros.
Un Levante inocente
Su coche no fue quien le delató, que era uno de sus temores, sino su aire acondicionado. Durante una vigilancia rutinaria, a los agentes transalpinos les chocó que el mecanismo que provee de aire fresco estuviera funcionando en una casa que daba señales de estar cerrada.
Con toda seguridad, cuando los forenses policiales estudien el Maserati del procesado, podrán determinar sus movimientos durante su fuga. La lección aquí es sencilla: si vas a dedicarte a la delincuencia, búscate un coche viejo, porque con los más modernos, te va a ocurrir lo mismo que a Esteban Ocon, el piloto de carreras: quiso ser discreto, y todos lo sabían.