La propuesta de Davos para el coche eléctrico es solo una: ayudas a nivel europeo
Las ayudas supondrían un gasto enorme pero de no hacerse serían muy superiores más adelante

Una fábrica de coches eléctricos. | Reuters
La idea es de Olaf Scholz, el canciller alemán, y las pronunció en el Foro Económico Mundial de Davos. La Unión Europea baraja un plan global para ayudar a revitalizar la industria del automóvil, y que avancen los planes de Bruselas para electrificar nuestras carreteras.
Esta parece ser la última idea de una Comisión Europea que se muestra algo perdida tras sus últimas fórmulas con respecto a la electrificación de nuestro parque móvil. Bruselas ha obligado a los fabricantes a construir coches que el público acepta mal de forma genérica, y ralentizan sus ventas cuando se caen las ayudas. Ha pasado en Alemania, con desplomes que rondan el 30 % cuando el dinero público deja de regar los concesionarios.
En España, el rechazo parlamentario al llamado decreto ómnibus que llevaba dentro la prolongación del Plan MOVES III, ha dejado a compradores y vendedores en un limbo extraño que necesita clarificaciones, aunque de momento, las ayudas están congeladas. Todos los actores relacionados esperan algún tipo de jugada en la que se dé continuidad hasta lo que existía hoy, al menos hasta la fecha prevista de caducidad el 1 de julio de este 2025.
Siempre habrá quien esté en contra de las ayudas, pero las regulaciones europeas en favor del medioambiente y el cambio de paradigma de remitir miles de millones de euros cada año a los países productores de petróleo, necesitan una alternativa. La maniobra industrial era mayor de lo previsto, cogió a los fabricantes europeos con el pie cambiado, y ahora los coches se amontonan en los concesionarios, las marcas sufren, y los conductores no compran en la medida de lo deseado.
La siguiente jugada, de acuerdo con lo expresado por el canciller alemán Scholz, pasa por un plan europeo de ayudas directas a la compra. Es bastante posible que el movimiento acabe siendo más barato que las consecuencias nocivas de poner palos en las ruedas al coche chino, con el bumerán añadido de castigos en Asia. A las marcas europeas que fabrican allí para clientes chinos, o peor aún: para clientes europeos.
El Cupra Tavascan es el perfecto ejemplo de lo desatinado de la jugada. Este SUV de aspecto imponente, con 340 caballos y un precio que parte de los 40.000 euros, rebajaría su factura actual si Bruselas no lo sometiera a las tasas de importación desde octubre de 2024. La idea no era otra que parar los pies a lo que llegase de China, pero este coche de origen español y capitalidad germana eleva su precio por ser Made in China. Un vehículo «europeo» que tiene tasas e impuestos que superan ampliamente un tercio de su valor.
Los coches que conducimos cada día son uno de los objetos cotidianos más castigados por los impuestos desde hace años. Cuando un utilitario, deportivo, SUV o todoterreno sale de un concesionario, paga un 21 % de IVA, que es un 10 % en el caso de eléctricos e híbridos. A esto hay que añadir el impuesto de matriculación, acorde a los gramos de CO₂ que arroja a la atmósfera: 0 % para emisiones iguales o inferiores a 120 g/km, 4,75 % para emisiones entre 120 g/km y 160 g/km, y 9,75 % para emisiones superiores.
La cantidad total destinada a impuestos dependerá del precio base del vehículo y sus emisiones de CO₂. Por ejemplo, para un coche medio que cueste 30.000 euros franco fábrica, que genere unas emisiones de 126 g/km habría que añadirle 6.300 euros de IVA, y 1.425 euros de impuesto de matriculación. El añadido con base en los impuestos sería de 7.725 euros, lo que representa un incremento del 25,75 % del precio base del vehículo.
La Unión Europea no piensa en una rebaja mayor de impuestos, sino en ayudas directas, al modo portugués, donde están funcionando, y de qué manera. Allí sus ventas llegaron al 18,2 % de las ventas en 2024, mientras que en España no llegaron a un tercio, el 5,7 %.
Un calvario para las marcas
El problema más grave no es por lo lento del proceso de este cambio, sino los padecimientos por los que pasan los fabricantes de vehículos. Si durante años los coches europeos fueron líderes en innovación, calidad, y rendimiento, lo que está llegando de Estados Unidos en forma de Tesla está haciendo mella en un mercado que también está recibiendo productos de excelente calidad desde China.
El Tesla Model Y fue el coche más vendido del mundo en 2023, y este 2024 fue superado por la mínima por el Toyota Corolla. Ningún modelo europeo aparece en la lista de los diez más comercializados en todo el planeta. Para dar con el primero, hay que irse al puesto número 20, defendido por el Volkswagen Polo. Es un utilitario magnífico, pero no la punta de lanza tecnológica ni lo más brillante que los fabricantes europeos pueden ofrecer.
Las marcas del viejo continente lo están pasando mal, y la gobernanza europea baraja ayudas en todo el bloque para apoyarles. Scholz dijo en Davos que «Lo que necesitamos son soluciones pragmáticas, no ideológicas. Y por eso estoy encantado de que la presidenta de la Comisión haya hecho suya mi propuesta de armonizar en toda Europa las primas por la compra de coches eléctricos», añadió, en referencia a Ursula von der Leyen.
Promesas electorales relacionadas
El líder germano se enfrenta a unas elecciones este mes de febrero y en su programa de gobierno tiene fuertes rebajas fiscales para el coche eléctrico, al menos de manera temporal en el país de Volkswagen, BMW, Audi, y Porsche. Es justo la dirección contraria hacia la que va la América de Donald Trump, que quiere liquidar toda ayuda de un plumazo.
La presidenta de la Comisión Europea ha insistido en que la UE mantendrá el objetivo de eliminar progresivamente los coches de combustión para 2035, pero va a necesitar de varias jugadas. Ayudas, dulcificar las regulaciones, y buscar soluciones alternativas ante un escenario de economía de bolsillo poco alentador, un mercado que digiere estas tecnologías a cámara lenta, y una industria herida.
Toca mover ficha
Se necesitan imaginación y decisiones contundentes, porque el tiempo no se detiene y el asunto corre mucho menos de lo esperado. Por el camino hay muchos empleos que penden de un hilo. El tema de las ayudas propuestas puede ser un gasto enorme, pero supondrían un drama y desembolsos muy superiores más adelante si no se hacen hoy. Es hora de subir de marcha y en Bruselas parecen dispuesto a abrir la cartera.