Alpine despide a lo grande a su último modelo con motor de combustión

Por todo lo alto, y haciendo ruido. La filial deportiva de Renault tiene un ambicioso plan para lanzar hasta siete modelos antes de 2030, y todos serán eléctricos. Por eso, la última versión del Alpine A110R será la más explosiva de todas, de ahí su nombre: Ultime.

En su hoja de ruta ya está el A290, el hermano musculado del Renault 5, y este 2025 llegará un crossover de tamaño medio. Para 2026 se espera el A110 eléctrico, el A310 que atenderá a un espíritu parecido pero con cuatro plazas, y el A390, un crossover compacto que dará respuesta al Porsche Macan. Para 2027 deberían llegar dos berlinas eléctricas de los segmentos D y E, grandes.

Pero mientras eso ocurre, y a modo del canto del cisne, el A110R Ultime será el último bastión del alma deportiva asociada a un motor que emita decibelios por su tubo de escape. Lo hará gracias a su motor turbo alimentado de 1,8 litros, que genera 345 caballos, una cifra que eleva la relación con su cubicaje a unos espectaculares 192 CV/litro.

Pero no es esta la relación más delirante de todas y las que confieren al coupé su principal característica. Lo son sus 1.160 kilos de peso, lo que le convierte en el Alpine «civil» más extremo y brutal de la historia. Ya lo dijo el legendario ingeniero y director de equipo Colín Chapman, el fundador de la escudería Lotus: «con potencia, serás rápido en las rectas, pero con menos peso, serás rápido en todas partes».

Y ese es el as en la manga del A110R, su extremada ligereza, en especial de su tren delantero, gracias al motor central situado justo tras los asientos. Los coches con los que compite son más potentes, pero se van con facilidad a 300-400 kilos por encima. Esta característica le confiere una agilidad superlativa, y los que lo han conducido afirman que es uno de los coches más divertidos que se pueden llevar hoy.

Es lo que afirma uno de los poseedores del modelo, Jo Ramirez. Este mexicano que vive en Mijas, Málaga, y condujo la escudería McLaren cuando Ayrton Senna corría para ellos, conduce un A110 de color gris. Tomó la decisión de adquirirlo «cuando me lo recomendaron Fernando y Alain». Se refiere, cuando habla, a Fernando Alonso y Alain Prost. El tetracampeón galo mantiene relación con la firma desde hace años, y el asturiano recibió uno personalizado cuando estuvo corriendo en la escudería Alpine.

La yuxtaposición de ligereza y potencia, han permitido al Ultime vapulear a sus hermanos. Limitado a 110 ejemplares, los gestores de la firma pensaron que meterlo en el circuito de Nürburgring sería la prueba de fuego definitiva para su eficiencia. El resultado es que logró rebajar en 20 segundos los registros de los A110 «normales».

Tanto la pista germana, como el circuito de Bugatti, en Le Mans, han sido los laboratorios donde se ha desarrollado su mecánica extrema. Todo nació como un reto para sus ingenieros, les pusieron a prueba, y echaron mano de elementos refinados extraídos de la alta competición. Su experiencia en la categoría GT4 ha ayudado y de ella se han extraído piezas y elementos de última generación.

Para mejorar el conjunto, se rediseñaron todos los elementos dinámicos del coche: el motor, el chasis, el sistema de frenado y la aerodinámica. El vehículo está equipado con una nueva caja de cambios DCT6, sin la que sería complicado gestionar toda la potencia adicional.

Un chasis muy especial

El chasis de aluminio aligera el conjunto, las suspensiones han sido rediseñadas, y a las que se le han aportado amortiguadores Ohlins ajustables en altura, compresión y extensión. Las llantas forjadas, de 18 pulgadas delante y 19 detrás, han aumentado su garganta en 10 milímetros con respecto a las ya conocidas.

El equipo de frenos también ha sido revisado, con la presencia de discos de mayor diámetro, y fabricados en bimaterial, son mordidos por pastillas de competición. Los neumáticos Michelin se han desarrollado de manera específica para este modelo, y se denominan PS2 Cup.

Al contrario de lo que se pueda pensar, la aerodinámica ha sido aligerada. En lugar de aportar mayor carga, se ha aliviado en unos 160 kilos. Esto significa que en su avance, con las soluciones previas, podía agarrar más en curva gracias al aire, pero, por otro lado, podría ralentizar su avance en recta. Han apostado por el agarre mecánico y reducir su estela aérea para poder ser más rápidos a alta velocidad y llegar con mayor ritmo a las curvas.

Y detalles aerodinámicos de carreras

Pensado siempre en su uso en circuitos, el Ultime cuenta con un splitter delantero, aletas en el paragolpes delantero y apéndices en el trasero. Desde arriba llega aire fresco gracias a dos entradas de aire en el capó delantero y otras dos salidas. En la zaga encontraremos un intrincado alerón ajustable de aspecto muy racing.

Los técnicos de Dieppe han encontrado caballería extra con el uso de nuevos pistones y bielas de competición renovadas. El turbo se ha revisado, y también el mapeado del motor. Su entrega máxima, 345 caballos, se logra con el empleo de gasolina de 102 octanos, muy frecuente en circuitos, y se queda en unos nada despreciables 325 si se alimenta su depósito con la más accesible de 98.

Muy exclusivo… no es barato

Nunca antes la marca se había entregado tanto a la personalización de uno de sus modelos, aunque los más baratos, no van a ser para el bolsillo de todos. Al cliente que se compra una de las 110 unidades de este A110R Ultime, le van a pedir 265.000 euros, una cifra tan ruidosa como su motor.

Aunque, si alguien quiere ir un poco más allá, en Alpine han pensado en satisfacer a los más exigentes con una versión aún más exclusiva: La Bleue, y un acabado bicolor, con un azul más claro por delante, y más oscuro detrás. Los 330.000 euros que va a costarles a los 15 afortunados que accedan a él, podrán decir que tienen el Alpine más caro de la historia. Y el que haga más ruido de todos de aquí en adelante. En lo sucesivo, todos los que lleguen, puede que desarrollen prestaciones más rimbombantes, pero sonar… nunca van a sonar como este.