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El Denza Z9GT chino llega al viejo continente para tormento de las marcas europeas

Con sus calidades, acabados, prestaciones y capacidades, no tiene nada que envidiar a los mejores diseños alemanes

El Denza Z9GT chino llega al viejo continente para tormento de las marcas europeas

El Denza Z9GT. | Cedida

Es todo un sopapo con la mano abierta. A las marcas europeas, la élite global, en lo tocante a ingeniería automovilística, le acaban de dejar la cara colorada. Los chinos están empezando a enviar coches, no que igualan sus mejores diseños, sino que los están superando. El Denza Z9GT es un ejemplo.

Lo peor no es ya esto, sino que la única respuesta a corto plazo son proyectos, bocetos, ideas, y diseños digitales que rara vez acaban apareciendo en el mercado, o se proyectan a años vista, demasiados. Los dibujantes y diseñadores parecen albergar cierto toque, pero la industria está quedándose atrás, anquilosada y exenta de la agilidad de los recién llegados.

La muestra perfecta, un puyazo en el morrillo de las marcas prémium, es el novedoso Z9GT de la china Denza. En sus planes de expansión, BYD entendió que necesitaría varias marcas para acaparar espacio de mercado. La que da nombre a la compañía es la representada por sus tres letras —acrónimo de Build Your Dreams/Construye tus sueños—, aunque tiene otras tres más.

Si Denza es la encargada de abanderar el lujo, Yanwang es las altas prestaciones e inventos más alocados. BYD acapara un arco amplio, con coches en su país desde los nueve mil euros como el compacto Seagull, que se llamará Surf en Europa, hasta el Tang, que se va a los setenta mil euros en pelea directa con los mejores SUV alemanes. La cuarta pata es Fang Cheng Bao, de momento solo para su mercado local.

Y lo que trae Denza a Europa, aun sin precio ni fecha exacta de llegada, es algo que recuerda mucho a los Porsche Taycan o Panamera, por sus líneas. Se mete en el mercado de los shooting break, las rancheras, y podría ocupar el espacio de los Audi A6 Avant, o los Mercedes Clase E Estate. Pero hay un problema: los supera en todo.

El Z9GT es un coche superlativo. Desde su tamaño, de 5,18 metros de largo, hasta su potencia, que roza los 1.000 caballos tanto en su versión 100 % eléctrica como en la híbrida enchufable. En este último caso, se ayuda de un propulsor de gasolina de 2 litros y cuatro cilindros turboalimentado que genera 207 caballos. Esta versión es algo más ligera al cargar menos baterías, y asegura unos 170 kms en modo 100 % eléctrico.

La batería del otro, el que solo usa electricidad para moverse, equipa acumuladores tipo LFP hechos por la propia marca y que se integran en el chasis como parte formante del mismo, lo que logra menor peso y mayor rigidez torsional. Con 100 kWh de capacidad, su autonomía debe rondar los 550 km. La marca solo aporta las cifras del siempre optimista estándar chino, que hacen pensar en esas cifras con los 630 declarados.

Lo peor, o lo mejor, según se mire, no reside en las frías cifras, sino en lo que hace y cómo. Uno de los grandes misterios es como un coche de semejante tamaño, y los 2.875 kilos pueden moverse como un deportivo que pese la mitad. Uno de los secretos son sus tres motores, cuatro si contamos el térmico en el caso del modelo híbrido enchufable.

Los dos cuentan para impulsarse con tres motores; uno delante y dos detrás. Si el frontal desarrolla 312 caballos, los traseros se van a los 326 cada uno, lo que hace que su potencia combinada alcance los 964 CV en su modo eléctrico. La particularidad, muy poco frecuente, es que las ruedas traseras no solo son independientes, sino que son direccionales con un desvío de hasta 10 grados, y sus motores pueden aplicar su energía de forma alterna.

Si la potencia bruta le permite acelerar de 0 a 100 en 3,4 segundos, y alcanzar los 240 km/h de velocidad punta, la direccionalidad le concede una maniobrabilidad extraordinaria. Es capaz de dar la vuelta en el mismo espacio que un utilitario, con un radio de giro de apenas 4,62 metros.

A esto ayuda que los motores traseros puedan girar en sentido contrario. De esta manera, efectúa maniobras inhabituales, como clavar las ruedas del tren delantero cuando se entra de frente en un aparcamiento, y la zaga se desplaza lateralmente para ocupar todo el espacio. O el llamado modo Crab Walk, o paso de cangrejo, que es andar en diagonal; el coche queda recto, pero avanza hacia delante y de lado. No es algo de una enorme utilidad, pero demuestra unas capacidades poco frecuentes.

Un triciclo veloz

Otra es que puede rodar con solo tres ruedas. De manera natural, los coches usan cuatro para desplazarse, pero en caso de pinchazo, Denza asegura y lo demuestra, que su coche puede rodar a altas velocidades con un neumático destruido. El Z9 puede mantenerse estable con solo tres ruedas a más de 180 km/h. Puede que esto no haga falta nunca, sin embargo estas capacidades no se diseñaron para impresionar a cuñados y vecinos, sino en la búsqueda de la seguridad.

Si su comportamiento dinámico impresiona, por dentro no es menos impactante. Cuenta con cinco pantallas: la del conductor, la central de 17,3 pulgadas, la del acompañante que resulta casi invisible para la persona que conduce y así no se distraerá. Las otras dos se corresponden con los retrovisores para piloto y copiloto.

Todos los asientos del enorme habitáculo interior —más de tres metros entre ejes— son calefactados, ventilados y tienen el mecanismo que genera masajes. Si los de delante son unos enormes butacones con todo tipo de ajuste, los de detrás, también. Se pueden reclinar o desplazar la prolongación de la banqueta, y todo con accionamiento eléctrico.

Un bar en movimiento

Entre sus detalles más llamativos, no es que tenga una nevera, sino que dispone de dos. Una está entre los asientos delanteros, y puede rebajar su temperatura hasta los seis grados bajo cero. La otra, más grande si cabe, está tras el apoyabrazos central de la parte trasera. En ese mismo apoyabrazos hay «un mando a distancia» para manejar la climatización que también existe entre los asientos delanteros, por si estirar el brazo resulta un esfuerzo excesivo para los habitantes de la parte posterior.

Todas las puertas son de accionamiento eléctrico, y el equipo de sonido ha sido diseñado de manera específica por la prestigiosa firma francesa Devialet, que ha dispuesto veinte altavoces por toda su fisonomía. Hay más detalles exóticos.

Los asientos delanteros se adaptan al movimiento en curva y cambian sus ajustes para sujetar mejor a sus usuarios. Si hay una curva a la izquierda, por ejemplo, hincharán sus rellenos neumáticos para agarrar los riñones mejor y ejercerán una fuerza contraria a la centrífuga. Un delirio.

Música china, letra alemana

Diseñado por Wolfgang Egger, que antes trabajaba con Audi, dicen que su línea emula la caída de un paño de seda sobre una superficie. Poesías aparte, su línea se asemeja mucho a los Taycan Sport Turismo, una berlina de corte deportivo, con una zaga alta a medio camino entre un sportback y un stationwagon.

Con sus calidades, acabados, prestaciones y capacidades, no es que no tenga nada que envidiar a los mejores diseños alemanes; es que son los alemanes los que empiezan a envidiar a lo que nos llega de Asia.

Hace años decían que si todos los chinos saltasen al mismo tiempo, los efectos del terremoto provocado, serían advertidos en todo el planeta. Hoy podemos decir que en China han arrancado los motores de sus coches, y en todas partes nos estamos enterando. La onda sísmica está agitando los cimientos de una de las pocas industrias en las que los europeos aún lideramos. O liderábamos.

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