Renault trae de vuelta el mítico Twingo desde unos 16.000 euros y ahora es eléctrico
Lo nostálgico vende, y Renault vuelve a dar con la tecla al añadir un poco de chispa moderna

El nuevo Renault Twingo.
El Twingo vuelve. Uno de los modelos más icónicos de Renault, aquel al que cantó Shakira, está de retorno. Ahora es eléctrico, aunque sigue siendo compacto, ranero para moverse por la ciudad, y con un precio que rondará, con ayudas, los 16.000 euros.
Lo nostálgico vende, y Renault vuelve a dar con la tecla al añadir un poco de chispa moderna, algo de ingenio industrial y mucho mimo por los detalles. El nuevo Twingo E-Tech 2026 no es un regreso: es un ajuste de cuentas con el presente. Es eléctrico, es compacto, es juguetón y es honesto. Cuesta menos de 20.000 euros, y no porque recorte, sino porque prioriza.
Hay coches que nacen de un boceto, otros de una estrategia, algunos de una intención. El primer Twingo nació en 1992 como respuesta creativa a una propuesta: ¿puede un coche urbano ser divertido sin parecer tonto? Con sus faros redondos, su sonrisa de coche de juguete y una modularidad insólita para su tamaño, aquel Renault logró algo difícil de repetir: convencer a niños, padres y abuelas a partes iguales. Vendió más de cuatro millones de unidades y dejó huella. En esta reedición eléctrica, la marca del rombo ha aplicado similar receta y la ha electrificado.
El diseño del nuevo Twingo sigue la lógica ya conocida. Capó corto en cuña, faros de media luna, pilotos traseros simétricos y un portón trasero que parece dibujado por el mismo diseñador que hizo el original. Las proporciones se han respetado con una fidelidad que raya lo clónico. Incluso los colores vuelven a ser los de siempre: rojo, verde, amarillo y negro brillante. Las llantas de acero con embellecedores tienen nombres como «Domino», «Diabolo» o «Mikado». Se lo han pasado bien durante su concepción.
La forma de la carrocería es casi un calco del original, pero adaptada a los cánones actuales. Mide 3,79 metros de largo, lo justo para un garaje subterráneo y lo mínimo para caber en una plaza pequeña. Los retrovisores se pliegan, las manetas son clásicas y las ventanillas traseras no se bajan: se abaten, como antes. El puerto de carga se esconde en la aleta delantera derecha, y detrás hay espacio para un maletero de 305 litros, que puede escalar hasta 1.000 con las banquetas traseras replegadas. Una de las claves del Twingo siempre fue su capacidad para adaptarse, y aquí lo vuelve a conseguir.
En el interior, el espíritu noventero se ha revestido de tecnología. La instrumentación digital de siete pulgadas y la pantalla central de diez se integran en un salpicadero que evita el exceso. Los plásticos son duros, pero bien diseñados. Hay color, hay líneas limpias, hay huecos para dejar cosas. Incluso se han permitido guiños como dejar partes de la carrocería a la vista, pintadas del mismo tono que el exterior, como en el modelo original.
El Twingo E-Tech 2026 cuenta con dos niveles de equipamiento. En el primero, llamado Evolution, incluye climatizador, sensores de aparcamiento, asistente de frenado de emergencia, alerta de mantenimiento de carril y regulación de velocidad. El segundo, Techno, añade climatizador automático, conducción «One Pedal», control adaptativo con «Stop & Go», cámara trasera y espejos plegables. También incorpora el sistema multimedia OpenR Link con Google integrado y un asistente virtual con inteligencia artificial al que puedes hablar diciéndole «Hola, Reno».
La modularidad sigue siendo una religión en este coche. Las plazas traseras, pensadas para dos ocupantes, son deslizantes y permiten jugar con el espacio a conveniencia. El respaldo del asiento del copiloto se puede abatir por completo para cargar objetos largos. Y bajo el piso del maletero hay un compartimento de 50 litros donde cabe todo lo que no quieres ver a diario: cables, bolsas, trapos.
Mecánicamente, el Twingo es un coche de ciudad. Su motor delantero ofrece 60 kilovatios, el equivalente a 82 caballos. Suficiente para moverse con soltura en entornos urbanos y hasta en vías periurbanas. La batería LFP, de ferrofosfato de litio, ofrece 27,5 kilovatios hora netos y una autonomía homologada de hasta 263 kilómetros en ciclo WLTP. La aceleración no es su fuerte; pasa de 0 a 100 km/h en 12,1 segundos. Su tracción es delantera, como debe ser en este tipo de coche, y su peso se mantiene por debajo de los 1.200 kilos.
En cuanto a la recarga, ofrece un cargador embarcado de 6,6 kilovatios de serie, aunque opcionalmente puede ampliarse a 11 kilovatios en corriente alterna y hasta 50 en continua. Con este último, la batería puede pasar del 10 al 80% en apenas media hora. También hay opción de carga bidireccional para suministrar energía a dispositivos externos.
Precio pequeño para un coche pequeño
El precio de partida será inferior a los 20.000 euros. Una cifra que, con ayudas, puede descender incluso hasta los 16.000. Esto sitúa al Twingo en una posición muy interesante frente a competidores como el Dacia Spring, el Citroën ë-C3 o el Hyundai Inster. Frente a ellos, ofrece más espacio, mejor diseño y una mayor sensación de coche completo. Frente al Renault 5 eléctrico, su primo mayor, el Twingo renuncia al glamour retro para apostar por una función más directa: ser el coche de todos los días.
El desarrollo del Twingo ha sido todo un ejercicio de pragmatismo. Se diseñó en China, con el nuevo centro de investigación de Renault en Shanghái, pero se fabrica en Eslovenia, en la planta de Novo Mesto. Este equilibrio entre diseño asiático y producción europea ha permitido contener los costes sin renunciar a calidad. Las baterías, por ejemplo, son LFP de origen chino firmadas por CATL, sin necesidad de pagar aranceles ni asumir sobrecostes.
Puede que el segmento A esté de capa caída en Europa, con menos del 5% de cuota de mercado, pero eso no significa que no haya demanda. Lo que faltaba era una oferta viable. El nuevo Twingo llega justo a tiempo para recordarlo. Es una solución.
Un coche casi necesario
Renault ha sabido mantener lo importante: el coche sigue pareciendo simpático. Pero ha eliminado lo prescindible. Aquí no hay pantallas flotantes sin sentido, ni botones que imitan el cristal, ni piezas de diseño pensadas para Instagram. Hay asientos que se deslizan, ruletas físicas para el climatizador y un botón de emergencia rojo, como los de antes. Hay una sonrisa dibujada en la parrilla, sí, pero también un plan detrás de ella.
El nuevo Twingo no es revolucionario, pero tampoco lo necesita. Es, simplemente, el coche que hacía falta. Y si al montarte no puedes evitar sonreír, entonces Renault habrá hecho bien su trabajo. Puede que hasta Shakira también esté contenta.
