Hyundai insiste con el hidrógeno y quiere cambiar su percepción con el nuevo Nexo
Los coreanos no se amilanan ante la propuesta más arriesgada de la industria

Hyundai Nexo.
A día de hoy es como plantar aguacates en el desierto. Lo del coche con motor de hidrógeno es más una promesa de futuro que un presente claro. Hasta ha habido quien, cabreado ante la falta de desarrollo de la idea, ha arremetido contra los que le vendieron un coche al que le cuesta rellenar el depósito. Sin embargo, los de Hyundai no cejan en el empeño y lanzan su modelo más ambicioso con este tipo de propulsión: el Nexo.
Las marcas coquetean con esta tecnología, los gobiernos la mencionan con la boca pequeña, y los usuarios han escuchado de ella como quien oye hablar de trenes que vuelan. La idea es buena, en principio con un recorrido más largo que el del coche eléctrico, pero no es que no acabe de calar entre los compradores, es que ni se lo plantean.
La sonrojante cifra apunta a que en 2024 se matricularon 62 coches de este tipo en nuestro país. Casi resulta preferible no preguntar el precio por unidad fabricada si se le aplican los costes de desarrollo. Promete, pero no despega. Falta infraestructura, sobran prejuicios, y su etiqueta de alternativa sin enchufe sigue sonando lejana.
Sin embargo, los defensores del hidrógeno no se rinden, sino que pisan el acelerador. Siguen apostando por él como la pieza que falta para completar el puzle de la movilidad eléctrica. Y quizá tenga sentido: es un coche eléctrico, pero uno que genera su propia energía a bordo. El nuevo Hyundai Nexo es la última prueba de ello.
Desde Corea, la del Sur, llega un SUV que no hace ruido, no emite gases contaminantes y recorre más de 800 kilómetros tras solo cinco minutos de repostaje. No es un prototipo, sino una segunda generación lista para entrar en producción en 2026. Hyundai lo ha diseñado con la firme intención de que deje de ser una rareza y empiece a ser una elección razonable. Es un SUV de tamaño medio, pero apunta alto con un nuevo paso adelante en la tecnología de pila de combustible.
Frente a su antecesor, el nuevo Nexo crece en todo: más largo, más potente, más utilizable y más ambicioso. La base técnica se ha rediseñado por completo. Ahora ofrece 258 caballos de potencia, gracias a un conjunto que combina una batería de 80 kW con una pila de hidrógeno más eficiente, capaz de entregar 110 kilovatios de potencia bruta. Todo ello se traduce en una aceleración de 0 a 100 en 7,8 segundos y una velocidad punta que roza los 180 por hora. En otras palabras: deja de ser un experimento para pasar a competir con modelos térmicos y eléctricos del mismo rango de tamaño y precio.
El diseño se mueve en un equilibrio elegante entre la sofisticación y la solidez. El lenguaje visual se denomina «Art of Steel» y juega con volúmenes muy marcados, líneas tensas y un frontal inconfundible con faros que evocan la firma de la división HTWO de Hyundai. Está disponible en seis colores, y uno de ellos es el Cobre Goyo. Su pintura, aplicada en tres capas, permite que el tono cambie según la luz, lo que aporta un aspecto poco común en su segmento.
En el interior, el salto es aún más evidente. La consola central adopta un diseño flotante, con un selector de marcha tipo columna que libera espacio útil. Las dos pantallas curvas de 12,3 pulgadas definen una interfaz moderna, fluida y ergonómica. No hay botones excesivos ni interminables y confusos menús. El sistema de infoentretenimiento está preparado para recibir actualizaciones OTA y se apoya en un sistema de sonido firmado por Bang & Olufsen.
La comodidad no se limita al conductor. Los asientos Premium Relax ofrecen una postura cercana a la de un salón de casa, con espacio de sobra tanto delante como detrás. La apertura de las puertas traseras mejora el acceso respecto a lo conocido, el maletero roza los mil litros y las soluciones de modularidad permiten adaptar el interior a distintos estilos de vida. Al Nexo le cabe todo.
Energía eléctrica, silencio gaseoso
La conducción, aunque silenciosa y progresiva como en todo eléctrico, gana empaque con elementos como el e-Handling. Este sistema de regeneración inteligente adapta el nivel de retención según la orografía, los datos de navegación o la distancia con otros vehículos. La suspensión filtra bien, el aislamiento acústico se ha reforzado con neumáticos especiales, e incluso existe un sistema activo de cancelación de ruido para que el confort sea total, incluso en firmes poco favorables.
En cuestiones de seguridad, el nuevo Nexo sube de escala. Ofrece hasta nueve airbags, una estructura multiesqueleto que disipa la energía en caso de impacto, y un repertorio de sistemas ADAS que incluye asistente en autopista, alerta de fatiga, detección de ocupantes en los asientos traseros o aparcamiento remoto inteligente.
Pero lo más importante no se ve. Debajo del suelo, tres depósitos de hidrógeno almacenan hasta 6,69 kilos del gas más ligero del universo. Esa cifra basta para recorrer, según el ciclo WLTP, hasta 826 kilómetros. La recarga, además, no dura más que una pausa para el café. A día de hoy, ningún eléctrico de batería con un precio equiparable se acerca a esa autonomía con esa rapidez de repostaje. El Nexo no se enchufa: se alimenta y se marcha. Y al hacerlo, no deja nada más que vapor de agua.
Multitarea, multiusuario
En mercados europeos, incluso será capaz de remolcar hasta 1.000 kilos. Un dato que puede parecer anecdótico, pero que revela hasta qué punto Hyundai quiere que este coche se use de manera poliédrica. El Nexo no está concebido como una rareza experimental, sino como un paso firme hacia los nuevos tipos de movilidad. Tiene cámara de visión 360, retrovisores digitales, autenticación por huella, llave virtual y un head-up display que convierte el parabrisas en un panel de información flotante.
Comparado con sus rivales —si es que los hay—, el Nexo se mueve en un terreno poco explorado. Toyota tiene su Mirai, pero con una orientación más berlina y una estética más conservadora. BMW ha mostrado sus avances, pero sin una propuesta de mercado real. El Hyundai, en cambio, ya está aquí, listo para entregarse al conductor más arriesgado y futurista.
Por eso, mientras otros se pelean por ver quién hace el eléctrico con mayor número de pantallas, Hyundai ha preferido mirar más lejos. Y lo ha hecho con un coche que no grita, sino que susurra. Si se pega la oreja, lo que se escucha, con voz muy tenue, es una palabra: futuro. Y luego el mercado dirá si es el futuro adecuado o no.
