Los niños salvados de la cueva en Tailandia: "Cuando oímos la voz de los rescatadores fue un milagro"
Los 12 niños y su entrenador que fueron rescatados tras más de dos semanas atrapados en una cueva en el norte de Tailandia han hecho su primera comparecencia pública después de salir del hospital, donde han estado ingresados para recuperarse.
Los 12 niños y su entrenador rescatados tras más de dos semanas atrapados en una cueva en el norte de Tailandia han hecho su primera comparecencia pública después de salir del hospital, donde han estado ingresados para recuperarse. Los jóvenes del equipo de fútbol han posado sonrientes y se han presentado a los medios enseñando sus números en las camisetas y dando las gracias. Junto a ellos han comparecido también oficiales tailandeses, parte del equipo médico, y varios buzos que colaboraron en el rescate.
Los niños han recuperado su fortaleza, según ha dicho un médico, que ha asegurado que están deseando volver a comer comida casera. «Ya pueden volver a sus hogares y llevar una vida normal«, ha dicho. Otro oficial ha señalado que el estado mental de los jóvenes es “bastante bueno” y que tienen un buen estado de ánimo desde que fueron rescatados. Los niños han seguido todas las instrucciones que se les han dado. “Son muy obedientes”, ha dicho un oficial identificado como psicólogo.
Sobre los motivos que los llevaron a entrar en la cueva, el entrenador, Ekapol Chantawong, ha explicado que todos estuvieron de acuerdo en visitarla porque nunca habían estado en una. Cuando vieron que entraba agua en la gruta consideraron salir, pero se dieron cuenta de que estaban atrapados en el camino de vuelta. Intentaron nadar, porque todos sabían, hasta que alguien gritó: “¿Estamos perdidos?”. El entrenador lo negó porque pensaba que podía salir de allí con cuerdas. “No nos dimos cuenta de cuánto podía llegar a subir el nivel del agua”, señaló. Cuando ya asumieron que estaban atrapados, uno de los niños ha confesado que lo primero en lo que pensó fue en su madre, y otro ha contado que se acordó de sus deberes de clase.
Los niños han relatado sus sensaciones durante los casi 20 días que permanecieron atrapados en el interior de la cueva, a oscuras.
Ekapol Chantawong ha dicho que en primer lugar los chicos intentaron cavar una salida. “Les dije que no se asustaran porque el agua bajaría al día siguiente”, ha dicho. “Cuando vimos que el agua se filtraba por las paredes nos quedamos cerca de esta fuente. En ese momento todavía no estábamos asustados porque pensábamos que el agua bajaría y alguien nos rescataría”.
No teníamos comida, solo bebíamos agua
El entrenador ha contado que intentó subir la moral de los chicos e intentaron beber agua de las paredes de la cueva porque estaba limpia. “No teníamos comida, solo bebíamos agua”, ha dicho uno de los niños. ¿En qué pensabais cuando estabais hambrientos? , preguntan un periodista. “En arroz frito”, ha dicho uno de los pequeños.
El entrenador ha contado que pensaron que había un camino para salir de la cueva, por lo que se movieron hacia el interior. “Oímos el agua subiendo hacia nosotros mientras esperábamos ser rescatados. Subió cerca de tres metros”, ha dicho.
Hicieron turnos para tratar de excavar un lugar seguro donde estar, porque también era una manera de estar ocupados. “Bebíamos agua entre los turnos de excavación”.
“Fue un momento milagroso”
Los chicos han contado que cuando oyeron a alguien hablándoles y escuchándoles no se lo podían creer. Se sorprendieron mucho de que no fuera tailandés: “Fue un momento milagroso”, ha dicho Dul, uno de los niños. Después informaron al equipo de rescate de que los 13 estaban a salvo en la cueva. Su entrenador le pidió que le tradujera lo que los buzos británicos estaban diciendo y Dul le pidió al equipo que fuera paciente.
Los niños jugaban a las damas con los buzos, incluso le pusieron a un miembro de la Armada de EEUU el apodo de “rey de la cueva”. Otro de los chicos ha descrito a uno de los militares como un padre porque lo llamaba siempre “chico”.
Durante la conferencia se ha recordado la muerte de Saman Kunan, el buzo que murió al quedarse sin oxígeno en uno de los primeros días de rescate. “Nos quedamos en shock cuando nos enteramos de la muerte de Kunan”, ha dicho Ekapol Chantawong. “Nos sentimos culpables”. Se ha mostrado una foto del buzo con los mensajes que los niños le habían escrito. “Quiero darte la gracias”, ha dicho uno. “Gracias desde lo más profundo de mi corazón”, ha señalado otro. Tienen la intención de ordenarse monjes como tributo a Kunan, ha confirmado el entrenador.
Mark, de 12 años y uno de los más jóvenes, no pudo salir en los primeros dos días porque no había una máscara lo suficientemente pequeña para él, ha dicho el doctor. El entrenador ha explicado que nadie compitió por salir primero. “Los consideramos a todos igual de resistentes, por lo que se eligió a los que primero se ofrecieron como voluntarios”, ha explicado.
¿Qué lección habéis aprendido? “A apreciar de verdad vuestra amabilidad. También a ser más cuidadosos y revisar las actividades”, ha dicho el entrenador. “Prometo ser una buena persona, un buen ciudadano”, ha dicho uno de los niños. “A partir de ahora voy a vivir teniendo mucho cuidado”, dice otro. “A mí me ha enseñado el verdadero valor de la vida”, añade en tercer muchacho.
Los niños han empezado a describir sus platos favoritos cuando les han preguntado qué será lo primero que hagan cuando vuelvan a casa. Han contado que uno de los niños hablaba en sueños de su comida favorita.
Otra ha explicado que quiere ser futbolista, ahora que se siente más fuerte y tiene más paciencia y resistencia. Uno de sus compañeros ha dicho que también querría hacerlo para poder jugar en la selección tailandesa. Otro ha comentado que le gustaría ser futbolista o de la armada estadounidense, respuesta a la que se han sumado otros cuatro.
Los niños también han contado que vieron la final del Mundial y fue “muy divertido”, casi todos apoyaban a Francia en su último partido.
¿Volveríais a entrar en la cueva? «Yo, seguramente con un guía, sí», ha dicho el entrenador. «Yo no», ha asegurado otro de los niños.