Crónica de una marcha de Shakira anunciada
«Espero que ahora vuelva a sus orígenes y deje de ser de ese club de tramposos que es el Barça para volver a ser más madridista que Mourinho y yo juntos»
Shakira se nos fue. Ya sabíamos que este momento iba a llegar, pero eso no lo hace menos triste. La autora -o no- del «Waka Waka» dejaba nuestro país para instalarse en Miami haciendo pública una carta en la que daba gracias a «todos los que secaron mis lágrimas y me hicieron crecer». Yo, después de irme del país por ruptura, como mucho podría agradecer algo «a los que me consolaron», porque nadie me seca las lágrimas ni hace nada por mí. Qué pesadez ser pobre.
Shakira habría alcanzado un acuerdo con Gerard Piqué, su exnovio y padre de sus hijos, a finales del año pasado para poder mudarse a Estados Unidos, aunque la marcha se ha retrasado unos meses, porque el padre de la cantante colombiana estaba hospitalizado tras haber padecido de forma consecutiva covid, dos caídas accidentales y varias operaciones. Parece el argumento de una película de Monty Python, pero era real. El pobre. La buena noticia es que ya le han dado el alta.
Piqué y su ex no decepcionaron y tuvieron un último desencuentro mientras ella se encontraba aún en el avión. El exjugador contó en una entrevista que «Mi expareja es latinoamericana. No sabes lo que he llegado a recibir por redes sociales de gente que es fan de ella». Por su parte, Shakira respondió con un mensaje en Instagram en el que afirmaba estar «orgullosa de ser latinoamericana». No sé si comentar antes que decir «mi pareja» o «mi expareja» suena más a romance gay que hetero, o el colapso en los medios con este peleílla nada violenta, pero que llevó a alguno a titular «La demoledora respuesta de Shakira a Piqué». Hombre, no. Respuesta demoledora hubiera sido: «Orgullosa de ser latinoamericana y tener ocho amigos muy poco simpáticos de Sinaloa». Lo que les gusta a algunos exagerar.
A mí que Shakira nos abandone me da una pena inmensa. Me encantaba creer que cuando iba a Barcelona me la podía cruzar en cualquier momento como si acabara de vestirse con lo que hubiera encontrado en una maleta que una aerolínea le hubiera entregado por error, que es como suele ir en su día a día. Incluso aunque esta posibilidad fuera completamente irreal. Espero, eso sí, que ahora vuelva a sus orígenes y deje de ser de ese club de tramposos que es el Barça para volver a ser más madridista que Mourinho y yo juntos.
«Sí, muchas mujeres de 44 valen por dos de 22, como dice Shakira en su temazo con Bizarrap»
Probablemente, la distancia, que ya sabemos que es el olvido, también le ayude a borrar de su cabeza la supuesta infidelidad de Piqué con su actual novia, Clara Chía. A Shakira no le pega nada estar resentida. Ya he hablado en esta página de que quedar en público como despechada es fatalito. Y nos deja sin esperanzas a las demás, porque a ver, si a la mujer que mejor mueve las caderas del planeta la engañan, es que ya sabemos lo que nos va a tocar a las demás -que como mucho vamos algún día de la semana a bailar zumba- en algún momento de nuestras vidas. Así que es mejor desdramatizar y aprender a decir: «Menos mal porque ya no sabía cómo dejarte».
Eso por no mencionar que tienen niños en común y como que muy agradable no es que tus padres se peleen con unos cientos de millones de personas mirando. Milan y Sasha se llaman los pobres, que tienen nombres muy raros, pero ninguna culpa de las desavenencias de los adultos. Y además, peor sería llamarse Robin, como el tercer hijo de Alberto Garzón, el ministro que nos recomienda a los demás no tener descendencia para combatir el cambio climático. Lo de Robin debe ser por lo de robar a los pobres para dárselo a las ricos, ¿o era al revés? Habrá que preguntarle cuando acabe de «acuerparse» -que diría Rita Maestre- con Yolanda Díaz.
Aunque volviendo al tema que nos ocupa -con c-, y antes de terminar: sí, muchas mujeres de 44 valen por dos de 22, como dice Shakira en su temazo con Bizarrap. Pero si los hombres no son capaces de descubrirlo solitos, tampoco vengamos nosotras a desvelar todos nuestros secretos.