Ustedes tienen un problema y ese problema se llama 40%
«Es tremendamente injusto que se prive al conjunto de ciudadanos de un capital y unos intereses que nos pertenecen»
«Vostès tenen un problema, i aquest problema es diu 3%» (Ustedes tienen un problema, y ese problema se llama 3%) es una frase que le dijo el entonces presidente de la Generalitat Pasqual Maragall a Artur Mas, en ese momento líder de la oposición, en el Parlament de Cataluña, el 24 de febrero de 2005.
Esta sencilla frase de Pasqual Maragall al entonces líder de CiU, en alusión a las comisiones ilegales de las que más tarde se demostró que su partido se benefició, puso en riesgo la negociación futura del Estatut y las relaciones entre socialistas y convergentes. Una cifra, escuchada en infinitas ocasiones como un secreto a voces, salía a la luz y lo hacía en sede parlamentaria. Ese 3% inició el proceso de demolición del legado político de Jordi Pujol.
Esta semana hemos escuchado la propuesta del Gobierno para perdonar una parte de la deuda de la Generalitat con el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), en concreto por un valor de 15.000 millones de euros, con sus correspondientes 1.300 millones de euros en intereses que la Generalitat no deberá abonar, ascendiendo el ahorro total a 16.300 millones de euros.
Actualmente, según los datos del Banco de España, Cataluña debe 73.110 millones de euros, siendo la comunidad autónoma con mayor deuda, seguida de la Comunitat Valenciana con 48.344 millones, y de Andalucía con 25.409 millones de euros. En la última década la Generalitat de Cataluña ha recibido más del 40% del total de fondos del FLA, cerca de 100.000 millones de euros.
«En el caso de la Generalitat la asimetría con el resto de CCAA es tan notable que una condonación no podría resultar más injustificada e injusta»
¿Qué es el FLA? Es una bolsa de recursos que el Gobierno de Rajoy diseñó en 2012 para paliar los efectos de la crisis financiera de 2008 y la posterior crisis de deuda soberana, evitando que las comunidades autónomas tuvieran que buscar financiación en los mercados y estar así expuestas a elevadas tasas de interés por la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones en el corto y medio plazo y, de forma análoga, por el riesgo de impago que pudieran percibir los inversores, disparando su prima de riesgo. Tampoco se debe olvidar la presión que las instituciones europeas estaban ejerciendo ese año sobre el Gobierno para que pusiera orden en las administraciones regionales y locales.
Los 16.300 millones que el Gobierno le está regalando a una Generalitat acostumbrada a un alto nivel de gasto sería lo más parecido a que el banco nos perdonara a nosotros varios años de cuota de hipoteca a cargo de sus otros clientes. La «condonación» —ya veremos con qué eufemismo se bautiza con la modificación de la Ley de financiación autonómica— es un perjuicio al conjunto de los españoles, que nada tenemos que ver con la mala gestión financiera pasada y presente de la Generalitat.
Si es injusto que un banco le perdone cuotas de hipoteca a un cliente despilfarrador con cargo al capital y a los intereses que debieran percibir —y a los que de legítimamente tienen derecho— los ahorradores; también es tremendamente injusto que se prive al conjunto de ciudadanos de un capital y unos intereses que legítimamente nos pertenecen.
Además, este hecho sienta un precedente pernicioso y es que el estado, al socializar las deudas de unos entre todos, incentiva un mayor endeudamiento, ya que en el caso de que no se pudiera (o quisiera) pagar, el Estado lo volvería a perdonar. En el caso de la Generalitat la asimetría con el resto de CCAA es tan notable (el 40% del total de Fondos del FLA en los últimos 10 años se los ha llevado la Generalitat) que una condonación no podría resultar más injustificada e injusta.