Pedro Sánchez y el espejito mágico
«Ese nuevo paradigma de prosperidad que vendió Sánchez en Davos no es tu prosperidad ni la mía, querido lector o lectora. Es la suya. Su prosperidad»
En el Foro Económico de Davos, Pedro Sánchez ha dicho que «debemos ser audaces y definir un nuevo paradigma de prosperidad. Una nueva ortodoxia económica y social». Como si fuera algo verdaderamente revolucionario, ha anunciado que es posible crear riqueza y mejorar al mismo tiempo las condiciones de los trabajadores. Pedro Sánchez habla como si ambas cosas dependieran de decisiones arbitrarias del poder ejecutivo y no del buen funcionamiento del mercado laboral en un país con una economía saneada. Como si él tuviera una varita mágica y pudiera hacer chas y aparecer a tu lado dándote vivienda digna, sueldo decente y luz gratuita.
¿A quién se refiere entonces el presidente del gobierno cuando habla del nuevo paradigma de prosperidad? Porque cuatro días antes de la perorata triunfalista de Pedro Sánchez en Davos, publiqué en THE OBJETIVE un artículo titulado «Guerra a la prosperidad», sobre el veloz empobrecimiento de mi barrio madrileño de Lavapiés, triste símbolo de una España donde casi 13 millones de personas viven al borde de la exclusión social y en condiciones de miseria. Uno de cada cuatro.
¿Puede atreverse a hablar de prosperidad el presidente de un país con un 28% de paro en la franja de población de entre 15 y 24 años? Recordemos que España lidera el desempleo europeo total con una tasa de 12% en las Navidades pasadas. Y que en un país con un tejido empresarial constituido por pymes y micro pymes (92% del PIB, no lo olvidemos), 200.000 españoles se han dado de baja como autónomos por no poder pagar la cuota astronómica que se exige para serlo.
Entonces, quizá esa prosperidad sea la de los empleados públicos españoles: los funcionarios. Ya que, desde su llegada a la presidencia, el objetivo de Pedro Sánchez ha sido aumentar las cifras del empleo público. En el segundo trimestre de 2018 había 3.117.800 ocupados en nómina estatal, pero en España existen hoy 2.967.578 funcionarios. De este modo, desde la llegada al Gobierno del PSOE y Podemos se está incrementando de manera constante el número de funcionarios, llegando a rozar los tres millones. Repito: tres millones de funcionarios. Y usted se preguntará, una y otra vez, sin hallar respuesta: ¿Y cómo diantres estamos pagando a esos funcionarios? No es magia, son tus impuestos. Y también es la deuda.
Esta escalada de las cifras de empleo público repercute negativamente en la economía productiva, que es la que soporta el gasto a costa del sector privado. Pero, además, también sirve para maquillar las cifras de empleo que ofrece el gobierno de Sánchez.
La Unión Europea ha pedido al gobierno de Sánchez que evalúe el trabajo de los funcionarios con unas «pruebas de desempeño», que en principio podrían haber conllevado el despido en caso de que el resultado de los exámenes no fuera positivo. ¿Le ha hecho caso Sánchez? No, por favor, solo faltaba. Todo lo contrario: el ejecutivo ha aprobado en diciembre un Real Decreto excluyendo que los funcionarios puedan perder su empleo público. Por tanto, la fábrica de empleos estatales seguirá funcionando a pleno rendimiento.
Tal vez, no sé, quizá, cuando habla de ser audaces al definir la prosperidad se refiera a la suya propia y a la de su ejecutivo, Ya que España tiene 22 carteras ministeriales, cifra que en Europa solo iguala Suecia. Y fuera de Europa el gabinete de Rishi Sunak. Francia tiene 16 ministerios, Alemania e Italia tienen 14 cada uno. El baile de cifras de los asesores gubernamentales ronda desde los 400 que les adjudica la prensa afín hasta los 2.062 asesores. los 336 altos cargos y un gasto total de 146 millones de euros, cifras que aportaba Tele 5 a finales de noviembre de 2023. Como decía el gran combo de Puerto Rico: No hay cama pá tanta gente.
Por tanto, ese nuevo paradigma de prosperidad que vendió Pedro Sánchez en Davos puede que se haya alcanzado ya, pero no es tu prosperidad ni la mía, querido lector o lectora. Es la suya. Su prosperidad. O sea, la del ejército de funcionarios, asesores y líderes políticos mantenidos con tus impuestos y los míos… Mientras los podamos pagar, claro.
Cuando la única política económica del gobierno consiste en subvencionar el voto cautivo a costa de emitir deuda pública… ¿A alguien le sorprenderá cuándo un día nos despertemos y descubramos que la deuda pública ya es inabordable? Estamos viviendo, ya por mucho que nos lo maquillen, una crisis de deuda, un endeudamiento masivo del Estado. La consecuencia lógica de políticas que no consisten en crear prosperidad sino en engrosar redes clientelares que no son productivas, y en repartir dádivas y limosnas para necesidades tan urgentes e importantes como hacer estudios de la salud menstrual de las mujeres trans o de los derechos de las personas no binarias. Todo con cargo a nuestros impuestos y al bono español.
Porque esas limosnas y esas dádivas no las paga el Estado, no. Las pagamos usted y yo, querido contribuyente, las pagamos quienes pagamos impuestos. Y entre tanto, los fondos europeos se destinan a engrosar la mastodóntica red clientelar en lugar de crear tejido productivo o reindustrializar España. Los fondos europeos no se están utilizando para lo que deberían utilizarse, para crear prosperidad, sino para repartir subvenciones.
En lugar de reducir el gasto público, que es lo único que puedes hacer cuando quieres acabar con la deuda pública, nuestro Gobierno lo aumenta. Y la deuda engorda y engorda y se convierte en la piedra de Sísifo que nunca conseguiremos llevar al final de la cuesta. Moriremos aplastados antes si no ponemos remedio.
Pobreza profunda y generalizada y alto desempleo; una crisis inmobiliaria de proporciones asombrosas, creada por una Ley de Vivienda que ha sacado del mercado cientos de miles de casas en alquiler (justo lo que se había advertido que iba a suceder, mira tú); un sistema de protección social completamente inadecuado que deja a un gran número de personas en la pobreza intencionadamente; una red clientelar mastodóntica y una mentalidad burocrática arraigada en muchas partes del Gobierno. (Cataluña, por ejemplo, aprueba una media de 772 regulaciones burocráticas al año). Un Gobierno que valora los procedimientos formalistas y el «nosotros contra ellos» por encima del bienestar de las personas.
Las viviendas de protección social son inexistentes. Pedro Sánchez prometió que iba a construir 235.000 y no construyó ninguna. El sistema de prestación de asistencia social no funciona, es imposible de navegar y acaba beneficiando a las familias ricas. El caso de la ministra de Sanidad, que cobró un bono térmico destinado a familias vulnerables, cuando ella estaba ganando 80.000 euros al mes, y su marido 250.000, lo ejemplifica muy bien.
Decía Virginia Woolf que «Las mujeres han servido durante todos estos siglos como espejos que poseen el mágico y delicioso poder de reflejar la figura del hombre al doble de su tamaño natural”. Pues creo que eso es lo que ha sucedido con Pedro Sánchez, que la red clientelar le ha servido de espejito mágico: «Espejito, espejito: ¿quién es el Presidente más guapo de Europa?», «Tú, mi señor eres tú»,«¿ Y quién lo hace mejor?», «¿ Lo dudabas? Tú, mi señor». Y por eso se ha marcado ese speech ante Davos, que tiene más de cuento de hadas que de realidad de un país. Lo cierto es que estamos en el país con más pobreza infantil de Europa, y que nuestro Gobierno no tiene ni idea de lo que es un paradigma de prosperidad. Muy al contrario: nuestro gobierno le ha declarado la guerra a la prosperidad.
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Datos y no relato
Inflación de precios: Entre agosto de 2021 y agosto de 2022, la inflación de precios en España se disparó un 10,5%, que es el nivel más alto que indican los registros desde que comenzaron las mediciones oficiales en 1994. Los informes indicaron que algunos alimentos han tenido un precio de entre un 25% y un 40%.
Aumento de las personas sin hogar: Aproximadamente 28.500 personas se quedaron sin hogar en España en 2022, un aumento del 25 % con respecto a 2012. La edad media de una persona sin hogar en España es de 42,7 años.
Aumento de los precios de la energía: Desde el inicio de la guerra en Ucrania, los precios de la energía en toda España han aumentado exponencialmente. Esto ha provocado que casi el 4% de los hogares de clase media gasten «más de la mitad de sus ingresos en energía», según un artículo publicado por Reuters.
Paro. La tasa de desempleo sigue siendo la más alta de la OCDE: 11,5%, en septiembre de 2023. El desempleo generalizado refleja problemas estructurales que requieren esfuerzos de reforma continuos.
Juventud. Muchos jóvenes en España abandonan el sistema educativo con bajas cualificaciones, lo que limita sus perspectivas laborales. La tasa de abandono educativo temprano se sitúa en el 14%, una de las más altas de la OCDE La tasa de desempleo de las personas menores de 25 años, de casi el 27%, también es una de las más altas de la OCDE.