THE OBJECTIVE
EL BLOG DE LUCÍA ETXEBARRIA

Carta abierta a Óscar Puente sobre la red de Cercanías de Madrid

«¿Me puede explicar cómo la tecnología de 1981 permitía que los trenes de cercanías Madrid fueran puntuales como relojes y sin embargo la tecnología de 2024 no?»

Carta abierta a Óscar Puente sobre la red de Cercanías de Madrid

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente | Rocío Ruz (Europa Press)

Estimado señor Óscar Puente.

Hoy le he escuchado en el programa Más de uno diciendo que cada mañana sin excepción pone a parte de su equipo a buscar columnas en las que le insultan. Yo, por precaución, nunca insulto a nadie, y estaba pensando si tengo que insultarle para que lea este artículo. He estado revolviéndome el magín para hallar adjetivos que le pueda dedicar sin que usted me lleve a juicio. Y que conste que solo le insulto para llamar la atención. Porque puesto que usted me bloqueó en X, antiguo Twitter, sin que yo hubiera tenido jamás un contacto con usted pues no hay forma de que me dirija a usted personalmente.

En fin, hago constar, desde la contingencia a la posteridad, que solo le insulto a usted porque ha dicho usted mismo que esta es la manera en la que me hará caso. Porque, como le digo, señor Puente, me bloqueó usted sin que yo hubiera tenido jamás contacto con usted. Y veo que es usted como esos niños pequeños que montan rabietas para que les hagan caso… pero a la inversa. Usted solo le hace caso al que le monta rabietas. Bueno, señor Puente, recurro al único sistema que, según usted mismo, es el que hará que me lea. Pues ahí va.

Es usted un anacoluto, una ametralladora con babero, un analfabeto funcional un antrocopiteco del Pleistoceno, un archipámpano de las Indias, un bebe-sin-sed, un beduino archiplanetario, un incapaz de sacramentos, un bulldozer a reacción, un bribón de baja estofa, un calabacín podrido, un cantamañanas, un cercopiteco, un chafalotodo, un chupatintas, un ciclón de los trópicos, un burgués de baratillo, un cretino de vallistolitum, un abrazafarolas, un bocachancla, un bebécharcos, un arrastracueros, un extracto de hidrocarburo, un ecce homo de baratillo, un flebotoma, un gusano rastrero, una cucaracha transnuclear, un monstruo comerratas, un licántropo luminiscente, un proyectil teledirigido, un residuo de ectoplasma, un sátrapa de Samarkanda, un tonto de capirote, un tunante tarado, un vendedor de estiércol, un viviseccionista, y un zopenco azurullado.

Me parece que ya he captado su atención. Lo cierto es que es una forma rara de captarla pero, oiga, como dice el refrán inglés, desperate times call for desperate measures (tiempos desesperados llaman a medidas desesperadas). En fin, que lo que yo que le quiero contar es lo siguiente.

Verá usted, señor Óscar Puente, yo no tengo coche, al contrario que usted, que conduce modelos de altísima gama. Yo soy una persona normal que se mueve por Madrid en metro y cercanías. A lo que tengo que añadir que además soy una persona mayor que estoy más cerca de los 60 que de los 50. Y me he pasado toda la vida cogiendo trenes en Madrid.

Por eso puedo recordar otros tiempos en que lo normal es que el tren saliera a su hora y llegara a su hora prevista, y lo extraño y desusado es que hubiera retrasos, averías, incidencias o reprogramaciones. Cuando yo tenía 15 años -imagínense usted si habrá llovido desde aquello- mi familia tenía un apartamento en El Escorial donde yo tenía que pasar parte del verano, pero mi novio vivía en Madrid. Durante un mes yo, todas las tardes, cogía el mismo tren a la misma hora (a las 16.30 horas) y volvía después desde la estación de Recoletos hasta El Escorial, exactamente a la misma hora, para llegar a las 22.30 horas a mi casa. Estamos hablando de 1981.

Pues, mire usted, nunca, nunca, nunca, nunca me falló el tren. No hubo una sola vez en que yo llegara tarde a mi cita con mi entonces novio (el que llegaba tarde por principio era siempre él) y tampoco una sola vez en que yo llegara tarde a casa de mis padres. ¿Me puede explicar usted cómo la tecnología de 1981 permitía que los trenes de cercanías de la Comunidad de Madrid fueran puntuales como relojes y sin embargo la tecnología de 2024 no lo permite?

Yo tengo que coger trenes de cercanías prácticamente cada dos días. Pues siempre es un drama. Hay que calcular una hora más para asegurarte de que vas a llegar a tiempo. Y entonces voy escuchando a la gente que comparte conmigo la experiencia. Personas de clase trabajadora, de clase obrera, de esa clase a las que ustedes, el partido Socialista Obrero Español, se supone que intentan ayudar. Gente que si antes se levantaba a las seis ahora se tienen que levantar a las cinco, porque no se pueden permitir llegar tarde al trabajo. Y tienen que contar con esa hora de reserva, por si acaso hay retraso, avería, o incidencia o reprogramación de servicio. 

Gente que en su día se compró el pisito en Fuenlabrada (y que están entrampados hasta la ceja con la hipoteca) porque se supone que en media hora en tren podían presentarse en Madrid. De hecho, se lo habían comprado incluso cerca de la estación. Y que ahora se encuentran con que nadie les garantiza lo de la famosa media hora en Madrid. Todos obligados a estar refrescando X cada dos por tres porque, si no, no hay forma de enterarse de las incidencias.

Parece que después de años invirtiendo en líneas de AVE, las cercanías de Madrid se ha quedado abandonadas, sin mantenimiento, sin personal, sin cables, sin cordura, sin sensatez y sin un mínimo de estabilidad. Eso sí, con una flota de trenes que creo yo que igual es hasta la misma que utilizaba yo cuando tenía 15 años se iba a ver a mi novio. Todo resultado de la desinversión crónica, porque el dinero se ha ido a carísimas infraestructuras de alta velocidad.

Yo ya sé que usted conduce coches de 180.000 euros. Que en su puñetera vida ha tenido que tratar con personas migrantes o racializadas de las que se mueven cada día desde la periferia a la ciudad para trabajar. Personas que viven en Fuenlabrada, Getafe, o Móstoles pero se vienen al centro para ser personal de hostelería. Ya conté en otro artículo -que sé que usted no ha leído- que en mi barrio todos los camareros de prácticamente el 90% de los bares son latinos. Son gente que no son del barrio. Que yo vivo en un barrio en el que los camareros son latinos y los que se sientan a la mesa son guiris de dinero. Excepto en cuatro honrados bares, gestionados por irreductibles vecinos, que resisten heroicamente al invasor.

Dice usted que pertenece al Partido Socialista Obrero Español, pero lo cierto es que los obreros se han quedado tirados. Son las élites las que se benefician del AVE. El AVE es un tren para hacer negocios. O para gente con dinero que hace escapadas de fin de semana. Un tren que no benefician en nada a el trabajador o trabajadora que cobra 1500 euros, ese trabajador obrero al que ustedes le han subido el veintiuno por ciento en la factura de la luz, ese trabajador obrero que ve como los precios en el supermercado suben de un día para otro, ése que ni borracho de orujo puede soñar en que tendría quinientos euros para gastarse en una escapada de fin de semana. Y hablamos de 600.000 personas. 600.000 personas que cogen cada día el Cercanías de Madrid.

Verá usted, yo soy usuaria de la sanidad pública y padezco una enfermedad autoinmune. Cuando mi padre -que ya falleció- estuvo ingresado en el Ramón y Cajal, me dejaban verle solo a determinada hora y no me podía permitir llegar tarde. Bueno, pues yo tenía entonces cronometrado que el trayecto iba a durar 20 minutos. Mi padre estuvo ingresado mes y medio, y yo acudí a diario a visitarlo, y jamás falló el tren. Hablamos de hace más de veinticinco años.. y sin embargo ahora tengo que calcular más de una hora de viaje, por si acaso. No sea que llegue tarde a mi cita médica y me la anulen. El trayecto que antes eran máximo veinte minutos ahora es un mínimo de una hora. Una hora para cuatro estaciones.

Datos sobre la red de cercanías de Madrid y Barcelona

Le ruego que preste atención a los datos:

  • Barcelona. Seis millones de habitantes. 228 estaciones. Red de 615 kilómetros. 108 millones de usuarios al año.
  • Madrid. Siete millones de habitantes. 90 estaciones. Red de 370 kilómetros. 160 millones de usuarios anuales.

Es decir, datos y no relato: el Cercanías madrileño debería tener casi el triple de estaciones, y el doble de kilómetros de red. No es mi opinión, son los datos. A mí me parece que llamando a este medio El Ojete, bloqueando a personas que no han hablado de usted en la vida (a mí usted me bloqueó sin que yo hubiera mencionado su nombre en uno solo de mis artículos ni mucho menos me hubiera dirigido a usted), insultando a diestro y siniestro y perdiendo las formas, no solo es que no se soluciona el problema de las cercanías de Madrid, sino que además da usted la impresión de que le importa cero y menos solucionarlo. 

Parece que está a usted otras cosas y el problema de los transportes es un lugar ni le viene. Parece que los 600.000 usuarios se la traemos profundamente al pairo . Parece que no le importan esos obreros a los que usted dice que quiere ayudar. Parece que no le importamos los usuarios de la sanidad pública que tenemos que desplazarnos en tren a hospitales, porque los hospitales importantes están en la periferia. Y parece que los que no tenemos coche, porque tenemos un compromiso con el medio ambiente – agárrese usted que vienen curvas- somos fachas.

A mí lo de que usted me llame facha cuando mi padre y mi hermana participaron activamente en la lucha antifranquista me parece aterrador, porque yo sé que el padre de usted tampoco lo tuvo nada fácil, y me parece que en lugar de crear broncas lo que deberíamos sería realmente intentar crear la solidaridad y la justicia por la que nuestros padres habían luchado tanto. Ya ve, soy así de ingenua.

Yo solo le digo que la situación ahora mismo es insoportable. Y que además es duro porque siempre hay peleas en los vagones, ya que al nivel de estrés se añade el hecho de tener que estar compartiendo un espacio cerrado con tantísima gente, y eso acaba por disparar los ánimos. Y para guinda del pastel, mucha gente se tiene que quedar de pie. Es una situación que no le deseo a mi peor enemigo pero que sospecho que usted no ha vivido nunca. Imagínense estar de pie y aprisionado como sardinas en lata en un trayecto que dura una hora. Con personas insultándose a gritos.

Si usted en lugar de usar esas formas de pandillero juvenil hiciera visitas a la estación, si mostrara un cierto interés, si se comportara más como un ministro de Transportes que como un matón de discoteca, quizá calmara un poco los ánimos. Pero de verdad que en este momento, siendo usted uno de los adalides del presunto Partido Socialista Obrero Español ya le digo yo que no da la imagen ni de socialista ni de obrero… Y con la ley de amnistía tampoco da la imagen de español.

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