THE OBJECTIVE
EL BLOG DE LUCÍA ETXEBARRIA

Joana Sanz, la mujer del violador

«¿Quién sabe si Joana tiene un pasado con una carencia afectiva y Dani es un buen manipulador? En cualquier caso, sé que el violador es él y no ella»

Joana Sanz, la mujer del violador

Joana Sanz y Dani Alves | Europa Press

Dani Alves ha sido condenado a cuatro años y medio de presión por haber violado a una mujer. Su esposa legítima, Joana Sanz, le ha apoyado. Y aparentemente sigue con él. Esto ha creado un caos en Internet. Algunas personas piden que se cancele a Joana, que las marcas dejen de contratarla (Joana es modelo, por si usted no lo sabía). Otras dicen que Joana ha vuelto con él solo por el dinero. Hay que decir que lo último me parece muy absurdo porque Joana ya tiene dinero propio, y además es obvio que si la cancelan perderá mucho más de lo que puede ganar si permanece con él.

Desconozco la relación entre Joana y Dani Alves pero sí conozco, creo, al dedillo, la relación entre Ted Bundy y Elizabeth Kendall. O al menos creo que la conozco después de haber leído un libro súper interesante que desgraciadamente no está traducido al español. Se titula The Phantom Prince y está escrito por Elizabeth Kendall.

Quizá ustedes sepan que Ted Bundy fue uno de los serial killers más prolíficos de América y que a día de hoy se desconoce el número real de sus víctimas. Al menos fueron 30. Elisabeth Kendall fue su novia durante años. Hubo un momento en el que ella sospechó que vivía con un asesino e incluso le denunció… pero, sorprendentemente, cuando Elizabeth interpuso la denuncia en comisaría, la propia Policía le dijo que su novio no podía ser un asesino. ¿Él? ¡Pero si era un chico atractivo, exitoso y enormemente popular tanto entre las mujeres como entre sus compañeros de trabajo!

Lo que me importa del caso Elizabeth Kendall es que Elizabeth apoyó a su novio prácticamente hasta el final. O casi hasta el final. Incluso cuando ya se sabía que había asesinado a muchas mujeres (repito que nunca se sabrá el número exacto de sus víctimas), Ted fue capaz de convencerla de que existía una conspiración contra él. De que él era la víctima. ¿Creen ustedes que Elizabeth era tonta? Todo lo contrario: era excepcionalmente inteligente, y eso se nota en el libro que escribió. Pero él era todavía más inteligente, y era extremadamente manipulador. 

Los protagonistas de este libro son una pareja estadounidense aparentemente normal y prometedora a punto de embarcarse en la realización de sus sueños y casarse. Incluso conocen a los padres y amigos del otro. Tienen una gran vida sexual. Pero el hombre muestra un comportamiento extraño a veces: roba, miente sobre sus perspectivas profesionales, sobre su pasado y sobre su expediente universitario, y es psicológicamente abusivo. Lo cierto es que en los años 70 muchos hombres eran psicológicamente abusivos, y se entendían como normales comportamientos que hoy calificaríamos de patológicos, así que Elizabeth no presta demasiada atención a eso. Es cierto que su novio no quiere vivir con ella antes de casarse, pero también eso era lo normal en los 70. Esto le da a él la oportunidad de vivir una vida al margen de la que vive con su novia, sin que ella sepa nada de lo que él hace cuando no están juntos. Y también es cierto que él, por mucho que le ha propuesto casarse casi a los dos días de conocerla, va posponiendo el matrimonio. Pero la novia se aferra a su hombre, con la esperanza de que eventualmente Ted se reforme. Y va persiguiendo la promesa de matrimonio como el burro que persigue la zanahoria al final del palo.

Y por un tiempo parece que las cosas les irían bien, cuando a él lo acepten en la facultad de Derecho. Ella sabe que Ted es un hombre muy inteligente y que cuando acabe su carrera será millonario. Pero eventualmente resulta que Ted tiene una vida secreta, sin que ella lo sepa, en la que secuestra, tortura y mata a mujeres jóvenes. A mujeres que se parecen muchísimo a Elizabeth. Delgadas, de pelo lacio y peinado con raya al medio, blancas y universitarias.

Cuando Elizabeth conoce a Ted, ella se ha tenido que casar con el novio de la adolescencia porque se ha quedado embarazada. Ese novio les ha abandonado a ella y a su hija, que viven casi en el límite de la pobreza. Ella no se atreve a pedir ayuda a su familia porque bastante vergüenza le da lo de haber tenido sexo antes del matrimonio, dado que su familia es muy religiosa. Elizabeth es guapísima, inteligentísima y lo suficientemente fuerte y trabajadora como para conseguir mantener ella solita a su hija. Pero se encuentra muy sola y tiene la autoestima dos puntos por debajo de la de Kafka. Imagínese a una chica vulnerable, sola, sin demasiados amigos, encontrándose con alguien como Ted Bundy.

En los años 60 y 70 no había teléfonos móviles. Las personas que no llevaban diarios llevaban la cuenta del pasado a través de cartas, telegramas, notas a los lados de sus hojas de cheques o talonarios. Así es como Kendall intenta recordar el pasado y reconstruir toda la historia.

Elizabeth aporta en este libro todas las cartas que le enviaba Ted. Y aquí está el quid de la cuestión. Cuando a Ted le acusan por el primer asesinato él empieza a escribir cartas y cartas a Elisabeth desde la prisión. Le convence de que los policías le han implicado en falso. La Policía de los Estados Unidos no puede reconocer que ahí fuera hay un asesino en serie al que nunca logran pillar, así que, según Ted, le cuelgan el muerto a un chico como él, que no tiene dinero para defenderse. Que no cuenta con buenos abogados ni una familia rica. En las cartas lo explica tan bien, con tanto detalle y con un razonamiento tan elaborado, que sinceramente yo me lo habría creído.

«Pero ¿quién sabe si Joana tiene un pasado con una carencia afectiva y Dani es un buen manipulador?»

Sobre todo teniendo en cuenta que en los años 70 los «set-ups» policiales estaban a la orden del día y que todos sabemos que la policía de Estados Unidos no es precisamente la más transparente del mundo, la argumentación de Ted cobraba mucho sentido. Cuando yo iba leyendo las cartas pensé que si me hubiera pasado a mí también le hubiera creído a él. Y además ella es una mujer que está educada en la caridad cristiana. ¿Cómo va a dejar a una pobre víctima sola? Ella cree sinceramente que Ted es víctima de una conspiración. Y, repito, las cartas están tan bien escritas que es fácil creer la rebuscada historia que Ted se inventa. Y vuelvo a repetir que Elizabeth es una mujer muy inteligente. Pero que tiene una enorme carencia afectiva que el sabe utilizar a su favor.

No tengo ni idea de cuál es la relación privada entre Dani Alves y Joana Sanz ni tampoco de cuál es el pasado de Joana. Pero ¿quién sabe si Joana tiene un pasado con una carencia afectiva y Dani es un buen manipulador? En cualquier caso, sé que el violador es él y no ella. Y que muchas mujeres nos hemos equivocado a lo largo de la vida a la hora de juzgar a nuestras parejas y hemos hecho muchas estupideces por amor. Porque no en vano al amor le representan como ciego. Y es que a veces, como decía Lorca, no vemos la verdad aunque se plante frente a nosotras y se quede ahí quieta agitando los brazos. 

Y ahí lo dejo.

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