The Objective
La otra cara del dinero

¿Está urdiendo Trump un 'angloimperio'?

«Las extravagantes con Canadá, Groenlandia o Gran Bretaña podrían ser globos sonda para una reorientación de la economía global aprovechando la debilidad actual de China y la UE»

¿Está urdiendo Trump un ‘angloimperio’?

Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos. | Archivo

Todos estamos pendientes de Trump. Porque, dicen, tiene un plan. En realidad, unos cuantos. Hay quien dice que ya no solo se conforma con hacer América grande otra vez (su famoso MAGA electoral), sino que ya lleva un tiempo pergeñando todo un nuevo orden mundial. Lo cual plantea varias cuestiones. 

Por un lado, habría que contemplar la posibilidad de que se trate de una nueva batería de bravatas para después regatear. ¿Ya nadie se acuerda de su amenaza de «destruir» totalmente Corea del Norte en 2017… y su posterior visita en 2019 al dictador Kim Jong-un en el mismísimo territorio norcoreano? El verano pasado declaró que se llevaba muy bien con Kim y se quedó tan a gusto. Por ejemplo.

Por otro lado, habría que explorar la hipótesis de que esta vez Trump, envalentonado por su segundo mandato (y un poco encabronado por el paréntesis de Biden, por decirlo todo), va en serio. Eso da un poco de miedo. Ya publicamos por aquí el análisis de Ignacio Vidal-Folch de los descarados globos sonda que envío un Trump camuflado de improbable Papa Noel las pasadas Navidades. Primero, felicitó las fiestas a «todos, incluidos los maravillosos chinos, que están trabajando amorosa, pero ilegalmente en el Canal de Panamá (donde perdimos 38.000 personas cuando se construyó hace 110 años), mientras se aseguran de que EEUU gaste miles de millones en ‘reparaciones’ sin tener absolutamente nada que decir sobre nada». Por supuesto, ha llovido tinta sobre el asunto, incluyendo la (remota) posibilidad de manda al ejército estadounidense a poner orden. Pues eso: un poco de miedo…

Pero cabe otra posibilidad intermedia. ¿Y si Trump realmente tiene un plan, más allá de negociaciones concretas, y está ensayando formas (exageradas: siempre hay tiempo de recular: el Trump negociador) de articularlo?. Un análisis de la prestigiosa revista conservadora británica The Statemen asegura que lo que podría estar barruntando es «la idea de una ‘Unión Angloamericana’». El arranque del artículo resulta, además, entre alarmante e hiriente por estos pagos: «¿Adiós UE, hola UA?».

«Gobierno tiránico» de Reino Unido

Antes de ahondar en el argumento de esta última hipótesis, recordemos que el arrebato de espíritu navideño de Trump no se limitó a Panamá: deseó una feliz Navidad al «gobernador (sic) de Canadá, Justin Trudeau» y aprovechó para asegurarle que si Canadá se convirtiera en el estado número 51 de los EEUU, bajaría los impuestos más del 60% y todas las empresas duplicarían inmediatamente su tamaño, entre otras cosas. Casualidades de la vida, el tal Trudeau dimitió como primer ministro (que eso era, no «gobernador») poco después. Trump no tuvo empacho en explicarlo como resultado de sus amenazas de aplicar aranceles exorbitados.

La última felicitación navideña fue para al «pueblo de Groenlandia, al que EEUU necesita por razones de seguridad nacional, y que quiere que EEUU esté allí —¡y allí estaremos!». Vidal-Folch subraya que eso que debería pertenecer a EEUU «por temas de Defensa» es una isla con unos «inmensos recursos minerales» que desde hace ya tiempo «engolosina» a Trump. Que, recordemos, es un hombre de negocios. De hecho, su gran baza en las elecciones, aparte de su pertenecer a esa progresía de la que tantos americanos están cada vez más hartos, es la gestión económica. Estamos hablando fundamentalmente de economía, no perdamos la perspectiva.

Con estos movimientos de jugador más bien bravucón de Risk en la mente, volvamos ahora a la tesis de la Unión Angloamericana. Esa mezcla de coleguilla de sujétame el cubata, hombre de indudable éxito en los negocios y consejero aúlico que es Elon Musk está diciendo muchas barbaridades en X, la antigua Twitter, que para eso la compró. Pero la que soltó el miércoles podría encajar con los órdagos de su amigo Trump. El miércoles preguntó si Estados Unidos debería liberar al Reino Unido de su «gobierno tiránico».

Inclinar la balanza hacia Occidente

Según The Statement, lo soltó «con picardía, pero con seriedad». En cualquier caso, el parlamentario británico Daniel Hannan entró al trapo proponiendo «reunir a las cinco grandes democracias de la anglosfera [Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda] en una unión diplomática, militar y económica, que incluya libre comercio sin trabas, libre movimiento de mano de obra y una alianza militar institucionalizada». La respuesta de Musk fue: «Buena idea».

Y ahora atención al giro: los expertos en geopolítica han convertido en una realidad inapelable el enfoque de EEUU hacia el Pacífico para mirar a China, la gran fuerza emergente. Sin embargo, parece que economía del gigante asiático navega por aguas turbulentas. Y el último informe al respecto de The Economist, por ejemplo, vaticina que va a seguir así este año. Además, tenemos al elefante en la habitación: China sigue siendo una dictadura comunista.

Y Trump y compañía tienen una alternativa a esa obsesión con mirar desde su costa del Pacífico. Frente a la propuesta china en 2013 de la Iniciativa Cinturón y Ruta para mejorar la conectividad y la cooperación a escala transcontinental (el Banco Mundial lo explica en este informe), el Gobierno de EEUU que viene quiere contraatacar con un equivalente en el Atlántico Norte. 

Ya explicamos por aquí cómo la capacidad económica de la UE está en las últimas, mientras que la estadounidense da muestra de volver a rugir. Trump lo sabe, pero quiere que la balanza vuelva a inclinarse definitivamente hacia Occidente. Por lo que sea, los británicos abandonaron el barco de la UE en su momento. En principio parecía una estupidez, algo así como una boutade nacionalista pasada de rosca. Y quizá lo fuera. Pero, a lo largo de la historia, no han tomado muchas malas decisiones.   

Una incorporación de Canadá a EEUU parece harto improbable, por mucho que en breve tiene que llegar un primer ministro conservador. Menos la absorción de Gran Bretaña como estado número 52. Eso sí que sería una buena broma de la Historia: Hegel probablemente se levantaría de la tumba. Pero recuerde: Trump es un negociante.

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