THE OBJECTIVE
Opinión

A Kanye West le gusta más una esvástica a que a un tonto un lápiz

«Podemos considerarlo una obra maestra de la estupidez humana: no hay un tipo más mentecato entre las ‘celebrities’»

A Kanye West le gusta más una esvástica a que a un tonto un lápiz

Ilustración de Alejandra Svriz.

Hay mucha gente tonta. También mucho imbécil. Por no decir que sobran gilipollas en este mundo. Pero lo de Kanye West, señoras y señores, es otro nivel: lo suyo alcanza cotas tan inalcanzables de cretinismo que son claramente fruto de un plan tan elaborado, con tanto detalle y tantos matices, que podemos considerarlo una obra maestra de la estupidez humana: no hay, posiblemente, un tipo más mentecato entre nuestras celebrities (Perdón, esperen, que estoy recapacitando y me vienen a la cabeza imágenes de Elon Musk en pleno viaje de ketamina con la motosierra…).

Hijo de una profesora universitaria, Kanye mostró una precoz sensibilidad artística en distintos campos: a los cinco años escribía poesía, a los nueve se dedicaba a pintar, a los trece escribió su primera canción y a los quince produjo su primer sampler. Pero aquel niño cargado de sueños ha terminado por caer del pedestal de la gloria como en una pesadilla. No le puede echar la culpa a nadie, todo ha sido culpa suya. De nadie más.

Productor, compositor y rapero, la popularidad real, esa que te impide salir a la calle sin que se te echen encima los cazadores de selfies como alimañas hambrientas le llegó con su matrimonio con Kim Kardashian, de profesión, ella misma, ella como concepto, como producto, es decir, Kim haciendo cosas, comprando, maquillándose, peleándose con su familia, hasta que descubrió el filón: Kim vendiendo cosas diseñadas –supuestamente, que es mucho suponer– por Kim, como fajas, ropa, perfume o productos de belleza. Kim como industria en sí misma. La idea encendió una bombilla en la mente de Kanye, que se puso a diseñar zapatillas y ropa deportiva como si no hubiera un mañana. Y las marcas de lujo matándose por contar con él. Hay fenómenos de nuestro que escapan a mi entendimiento: soy muy cortito, lo sé. Pero, oigan, al final el tiempo me ha dado la razón y allí donde había exclusividad ahora solo hay saldos: la ropa de Kanye ha terminado en Aliexpress.

Kanye ha ido dando tumbos por la vida: que si ahora me llamo Ye, que si me presento a las elecciones como candidato a la presidencia de los Estados Unidos, que si me invento el eslogan White Lives Matter (Las vidas blancas importan) para la Semana de la Moda en París y provoco que Adidas anule el contrato de 100 millones de dólares, que si me levanto con el pie izquierdo y publico un tuit tan antisemita que la propia red social me lo acaba borrando por «lenguaje de odio», que si me declaro nazi y admirador de Adolf Hitler, que si lanzo una camiseta con una esvástica y la pongo a la venta en la web de mi tienda virtual a 19,95 euros (ojo que retiró todos los demás productos, es decir, sólo vendía esa camiseta), que si ya no sé qué hacer para llamar la atención y me consideren un monstruo de lo políticamente correcto.

A todo esto, Kanye llevaba un tiempo montando el circo con la que fuera su novia, Bianca Censori, a la que trataba como un mono de feria. La vestía de manera provocadora para que los paparazzi disfrutaran de momentos surrealistas y la vimos con modelos imposibles, aunque el culmen llegó en la alfombra roja de los Grammy, de la que fue invitada a retirarse al quedar casi desnuda tras recibir la señal de su novio para que se desprendiera del abrigo y quedara solo con una especie de malla transparente. Eso y no llevar nada era lo mismo. Curiosamente, cuanta más carne enseñaba ella, más se cubría el caballero, una conducta bastante común en estos tipejos.

Se desmorona su imperio económico, otrora boyante y valorado en miles de millones de euros, entre anulaciones de contratos, demandas y, ahora, por si fuera poco, nos enteramos de la denuncia que le ha interpuesto su exmujer, Kim Kardashian, que exige la custodia de sus cuatro hijos al descubrir que Kanye ha grabado con su hija North, sin su consentimiento, una canción junto a Sean Diddy Combs, el villano número uno de la industria musical, acusado de agresiones sexuales, pedofilia y otros crímenes. Kanye no da pie con bola. Eres tonto, chaval. Y parece que mala persona.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D