Luis Tosar no quiere tener amigos hombres
Tosar vive en un mundo donde sus relaciones con los hombres o son muy superficiales o se las imagina

Luis Tosar en una imagen de archivo. | Claudia Alba (EP)
La semana pasada el actor Luis Tosar concedió una entrevista a El Español donde quiso dejar claro su complejo por ser hombre, varón, de pertenecer al sexo masculino, como ustedes prefieran para que quede clara la cosa. Un sentimiento de inferioridad que se tendría que hacer mirar para poder tener una vida mejor. Visitar a un psicólogo, o en este caso mucho mejor si es una psicóloga, pues está claro que le haría más caso a sus consejos. Que le diga que no debe fustigarse por haber nacido en el cuerpo y la mente de un hombre, ni tener que pedir perdón por ello. Que es algo que solo está en su cabeza y en una parte de la sociedad que sí que está enferma.
Todo esto viene por unas declaraciones que hizo en esa entrevista y que son las siguientes: «Al final, lo único de lo que hablamos los hombres es de fútbol y de darnos hostias. Nunca he tenido una pandilla de amigos hombres, y eso es sano: me aburren sus temas de conversación. Somos mejores con amigas». Como gilipollez, estas frases son inmejorables. Un servidor no conoce la vida personal de Luis Tosar, pero por lo que veo hay mucho acomplejamiento y sufrimiento. Ahora es cuando se entiende lo de La flaqueza del bolchevique. No sé con qué tipo de hombres se habrá topado en su vida, pero conociendo su credo ideológico, pues lo ha hecho público en muchas entrevistas, es un hombre que vota a partidos donde los referentes masculinos han sido Pablo Iglesias, el que azotaría hasta sangrar a Mariló Montero, Íñigo Errejón, del que se ha conocido que tenía una «peculiar» manera de relacionarse con las mujeres, Monedero, del que algunas alumnas suyas se han quejado por su poca «clase» fuera del aula, o los casos en el partido socialista con Paco Salazar a la cabeza.
Un servidor cree que se debe de estar refiriendo a estos, pues son los que ha tenido cerca en las manifestaciones y actos públicos donde ha estado el actor. Esta gente tan sectaria no se suele juntar con nadie que no piense de la misma manera que ellos, y es por eso que dicen estas sandeces tan enormes. También están sus compañeros de profesión, algunos también de manifa, que por lo que él dice tampoco deben ser sus amigos. Un servidor pensaba que cuando este actor se juntaba en cualquier sitio con, por ejemplo, Juan Diego Botto, Javier Bardem, o Willy Toledo, hablarían de la sanidad pública, de Palestina, de Franco, pero no es así, le hablan de Mbappé, Lamine Yamal y de si Xabi Alonso se va a comer los turrones en Madrid. Y cuando acaba este tema hablan de cuando van a quedar para pegarse de hostias. Lo dicho, queridos lectores, Luis Tosar se mueve en unos ambientes muy extraños para la mayoría de los hombres españoles. Que a Willy Toledo le gusta la gresca lo sabíamos, que a Javier Bardem le han gustado los deportes de contacto y que practicó el rugby es algo conocido, pero de eso a hablar de darse golpes y puñetazos va un buen trecho, y estoy convencido de que no es el caso. Yo creo que hay que llegar a la conclusión de que Luis Tosar vive en un mundo donde sus relaciones con los hombres o son muy superficiales o se las imagina, o por alguna razón no las entiende por encontrarse en frecuencias distintas.
Es una pena que un gran actor como Luis Tosar, las cosas como son, no quiera o no sepa entender a los hombres, o que haya tenido la mala suerte de acercarse solo a forofos del fútbol y a buscabroncas. Un servidor le puede hablar de mi experiencia, que seguro que coincide con la gran mayoría de hombres, y de cómo somos los varones cuando nos relacionamos con los demás. Y esto no es una excepción, sino la norma. Con los amigos hombres hablamos de todo. Lo importante aquí es la palabra «amigo» a la que le damos su peso. Si lo catalogamos así, hablaremos con él de nuestros sentimientos, de nuestros amores y frustraciones, de nuestros sueños y anhelos. Buscamos lo que nos une, la música, la literatura, la política o el fútbol. También hablamos de mujeres, con más respeto de lo que usted quiera creer. De cuando hacemos las cosas mal con ellas. De cuando son ellas las canallas. De cuando las echamos de menos, o de cuando queremos tenerlas lo más cerca posible. Y también, por supuesto, de si una jugada fue fuera de juego. Y es que nada humano nos es ajeno, al contrario de lo que a usted le pasa, señor Tosar, como ha querido dejar claro con las tonterías que ha dicho.
