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Localizar los «tumores invisibles» con un análisis, el siguiente paso contra el cáncer

El grupo de oncólogos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York ha presentado el estudio durante el último congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica

Localizar los «tumores invisibles» con un análisis, el siguiente paso contra el cáncer

La detección temprana del cáncer es cave para su tratamiento | Pixabay

La detección temprana es una de las principales claves para el tratamiento del cáncer. Diagnosticar el tumor antes de que dé síntomas y tratarlo cuando aún no está fuerte en el organismo. Por ello, cientos de investigaciones sobre los tumores malignos buscan lograr precisamente esto.

Ahora, esa meta está un poco más cerca gracias a un equipo de oncólogos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York . Los médicos han presentado en Parías, durante el último congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), un análisis de sangre que es capaz de detectar hasta 50 tipos de cáncer diferentes en estadios muy tempranos, incluso antes de que aparezcan síntomas.

Este análisis busca trazas de ADN cancerígeno en la sangre de las personas, en forma de porciones de ADN de la célula tumoral que se separa del torrente sanguíneo cuando esta célula se destruye. El análisis permitió identificar cánceres de páncreas y de ovario, cuyo diagnóstico suele ser tardío.

Por tanto, este análisis permitiría empezar con las terapias antes de que el cáncer entre en una fase de desarrollo avanzada. Es por ello que esto puede suponer una gran diferencia en la eficacia del tratamiento de este tipo de tumores, así como en sus opciones de supervivencia.

Desarrollo del análisis

En el estudio PATHFINDER participaron más de 6.600 pacientes y, de ellos, el 1,4% dio positivo. De este total, finalmente fueron diagnosticados con cáncer el 38%. Por otra parte, de los 6.290 pacientes que no tenían cáncer el 99,1% dieron negativo en la prueba.

La mediana de tiempo que tardaron los científicos en obtener el diagnóstico en los pacientes positivos (es decir, diagnosticar definitivamente el cáncer o decidir que no había evidencia de malignidad) fue de 79 días. No obstante, en los que finalmente acabaron siendo descartados el tiempo fue más largo. Esto se debe a que los médicos optaron por repetir las pruebas diagnósticas meses más tarde aunque, en casi todos los casos, fueron pruebas no invasivas.

Esta técnica ya está en uso en Estados Unidos, donde se ha comercializado como Galleri. Aunque está disponible con receta médica por 949 dólares, al no estar aprobado por la FDA la mayoría de seguros no lo cubren aún.

¿Qué podría suponer este avance contra el cáncer?

El análisis también ha dado falsos positivos.
El análisis también ha dado falsos positivos. Foto: Unsplash

La secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga médica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid Mónica Granja considera el estudio «esperanzador». Argumenta que su importancia reside en que podría permitir luchar contra el cáncer cuando es más débil o cuando aún no ha cobrado fuerza en el organismo.

La importancia de diagnosticarlo precozmente queda reflejada en «determinados tumores como los de colon o los de mama, entre otros, en los que disminuye la mortalidad por cáncer al diagnosticar los tumores en etapas tempranas donde las posibilidades de curación son mayores que en etapas más tardías. En otras palabras, permite la detección de un cáncer en su fase inicial y como consecuencia, la posibilidad de tratarlo eficazmente con mayores garantías de alcanzar la curación», ha asegurado la oncóloga a Nius.

El director científico de CRIS contra el Cáncer, Joaquín Martínez, añade también que si, como ha demostrado el estudio inicial, esta forma permite diagnosticar cánceres de páncreas o pulmón, esto podría ayudar a los pacientes afectados por ello. «Son tumores que se detectan tardíamente, porque no dan síntomas hasta que no están muy avanzados. Y cuando un tumor se ha extendido o ha creado metástasis en otros órganos es más difícil luchar contra él», asegura Martínez.

Además, el científico explica que, en su opinión, «hay técnicas de imagen que ya proporcionan diagnósticos precoces, pero son también muy costosas y sobre todo no son inocuas. Este análisis va ayudar a la lucha contra el cáncer, pero no va a cambiar sustancialmente el futuro». Y es que uno de los factores clave en la supervivencia de pacientes con tumores sólidos es la fase en la que esté. De hecho, «el cáncer de mama localizado, por ejemplo, es curable. El de colon también. Saberlo cuanto antes mejora el pronóstico».

Aún queda investigación por delante

Según Mónica Granja, «la importancia fundamental de este estudio es que se trata de la primera investigación en pacientes con tumores aún no diagnosticados y que no presentaban una sospecha clínica ya que estudios previos habían demostrado validez en pacientes ya diagnosticados».

No obstante, Joaquín Martínez añade que no será posible saber con seguridad cuántos casos de cáncer no ha llegado a detectar este análisis hasta que no pase el tiempo. «Puede que en ese porcentaje de personas a las que no detectó restos tumorales en el ADN haya gente que un futuro desarrolle cáncer. Así que hay que hacer un seguimiento a largo plazo», asegura.

Además, coincide con Granja en que todavía hay que probar que esta técnica de análisis cumple con su verdadera finalidad: «Todavía hay que demostrar que gracias a este análisis llegamos al objetivo primario de la detección precoz del cáncer, es decir, la disminución de la mortalidad».

La oncóloga asegura que los resultados son «alentadores», pero el alto número de falsos positivos que obtuvieron en las pruebas resaltan la necesidad de «definir parámetros como la sensibilidad y especificidad de la prueba, así como el porcentaje de falsos positivos y falsos negativos» que permita «detectar a los pacientes con tumores tempranos sin someter a pruebas diagnósticas innecesarias a aquellos que no presentan enfermedades oncológicas».

Es precisamente superar ese alto porcentaje de falsos positivos uno de los retos que debe superar esta técnica. En algunos pacientes encontraron restos de ADN tumoral pero, después, no llegaron a diagnosticar ningún cáncer. «No debemos obviar que del porcentaje de pacientes positivos (el 1,4% del total de la población incluida en el estudio) se confirmó el diagnóstico tumoral en el 38% de los casos, en otras palabras, a un porcentaje de pacientes se les sometió a pruebas diagnósticas para finalmente no llegar a un diagnóstico oncológico», señala Granja.

A esto, Martínez añade dos factores clave: tanto el análisis como las pruebas posteriores son caras para el sistema sanitario y, además, añadieron estrés y dolor a personas que, al final, no tenían cáncer. Es por eso que él, que además es experto en cánceres de sangre, considera que este tipo de pruebas de diagnóstico solo deberían hacerse en personas que tengan riesgo de desarrollar un tumor: gente con antecedentes familiares, mutaciones genéticas o «grandes fumadores, por ejemplo».

No obstante, antes de que acabe el año, las autoridades sanitarias británicas harán públicos los resultados de un estudio más amplio. En él han participado un total de 165.000 voluntarios.

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