Mónica García se rodea de dos expertos partidarios de un confinamiento duro
El nuevo director de Salud Pública defendía un segundo aislamiento: «Espero que no les tiemble la mano a la autoridades»
Pedro Gullón, nuevo director general de Salud Pública, y Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad. | Ilustración de Alejandra Svriz
El organigrama del Ministerio de Sanidad, dirigido por Mónica García, va cogiendo forma. A su mano derecha y número dos, Javier Padilla, se suman desde este martes otros nombramientos. Entre ellos, Belén González Callado, como primera directora del recién creado Comisionado de Salud Mental, Jacobo Fernández Álvarez, como secretario general técnico del Ministerio y Pedro Gullón, un médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública que sustituye a Pilar Aparicio como nuevo director general de Salud Pública.
Gullón, además de sanitario y especialista en Políticas Públicas y Derecho a la Ciudad, fue un férreo defensor de un confinamiento duro en pandemia, al igual que Padilla. Gullón, además, era partidario de un secundo aislamiento: «Yo espero que si necesitamos un segundo confinamiento no les tiemble la mano a la autoridades», señalaba en una entrevista en 2020 en el periódico El Día. La Opinión de Tenerife.
El nuevo director general de Salud Pública también abogaba por el uso de las mascarillas en exteriores, en contra de la evidencia científica. «No conozco las circunstancias por las que una persona decide no llevar la mascarilla en un momento de riesgo. Desde nuestro lado, tenemos que mejorar la información que damos, que sea sencilla y accesible», decía en este medio al preguntarle sobre qué le diría a quien va por la calle sin llevar tapabocas.
Menos viajes
En declaraciones a El Independiente, también por 2020, aseguraba que la pandemia del coronavirus no sería ni la primera ni la última por la «dependencia a los viajes», defendiendo la teoría de que deberíamos viajar menos. «Si no cambiamos nuestra dependencia de los viajes y la invasión de los ecosistemas, siempre habrá posibilidad de sufrir más pandemias», sostenía Pedro Gullón, quien realizó su doctorado en el grupo de Epidemiología Social y Cardiovascular de la Universidad de Alcalá de Henares.
De igual forma se pronunciaba Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, en una entrevista en el medio local Valencia Plaza: «Una de las cosas que habría que hacer es disminuir nuestra capacidad para evadir ecosistemas, frenar la facilidad con la que nos movemos de un país a otro de forma masiva. Pero ese tipo de cosas forman parte consustancial de esta fase tardía del capitalismo en la que estamos».
Y es que Padilla y Gullón escribieron durante los primeros meses de pandemia el libro Epidemiocracia bajo la premisa de que «nadie está a salvo si no estamos todos a salvo», abanderando la teoría del confinamiento mientras hubiese un solo caso de coronavirus. En el libro, aseguran también que las pandemias son problemas económicos, políticos y sociales más que médicos.
Empresa farmacéutica pública
Ambos médicos también son férreos defensores de una empresa farmacéutica pública. «Una medida muy adecuada en nuestro contexto, y que se lleva debatiendo un tiempo, sería la creación de una farmacéutica pública que pudiese producir los fármacos esenciales», defiende el nuevo director general de Salud Pública.
Por su parte, como ya contó THE OBJECTIVE, el secretario de Estado de Sanidad publicaba hace apenas unos meses un extenso artículo con todo tipo de detalles, donde defiende la creación de una empresa farmacéutica pública con un coste para las arcas del Estado de 369 millones de euros.
El número dos de Mónica García en Sanidad considera que ya es hora de tener una opción pública en la industria farmacéutica que tenga la capacidad «para liderar los esfuerzos públicos y privados hacia lo que necesitan las sociedades». Para ello, en un artículo titulado «Una industria farmacéutica pública: ¿para qué y cómo?», propone una inversión de 858,87 millones de euros en cuatro años, siendo 369 millones de dinero público.
