La vacuna contra la COVID-19 desarrollada por Moderna, que cuenta con el irrevocable apoyo financiero y logístico del Gobierno estadounidense, induce una «robusta respuesta inmunológica» sin efectos adversos, según un estudio publicado este martes por la New England Journal of Medicine y realizado a primates.
Por qué te lo contamos: estas conclusiones positivas se suman a las ya publicadas en la misma revista científica hace dos semanas sobre la fase 1 de ensayos clínicos en humanos, que de manera preliminar también mostraban una respuesta inmunológica favorable.
El estudio realizado en tres grupos de ocho macacos rhesus cada uno con inyecciones de la vacuna contra la COVID-19 mRNA-1273 muestra «altos niveles de anticuerpos neutralizadores» en el virus SARS-CoV-2, incluso en el grupo que recibió solo 10 microgramos, una dosis baja comparada con la de 100 microgramos que reciben los voluntarios humanos.
Los macacos fueron expuestos al nuevo coronavirus causante de la COVID-19 a las cuatro semanas de haber sido vacunados y la mayoría no desarrolló una infección en los pulmones y ninguno la desarrolló en las vías respiratorias superiores.
«Este estudio preclínico muestra que la mRNA-1273 protege contra altas dosis de infección por SARS-CoV-2 en primates y previene la enfermedad pulmonar en animales, lo cual apoya los avances que estamos haciendo con la vacuna mRNA-1273», aseguró Stephen Hoge, presidente de Moderna en un comunicado.
Según indicaron en un comunicado los Institutos Nacionales de Salud (NIH), «esta es la primera vez que una vacuna experimental de COVID-19 probada en no humanos ha mostrado un control tan rápido de las vías respiratorias superiores». La respuesta registrada en los primates es especialmente favorable, ya que al reducir la carga viral tanto en pulmones como en fosas nasales se minimiza la posibilidad de transmisión por vía aérea.
Moderna comenzó este lunes la fase 3, la final, de pruebas clínicas en humanos para demostrar la efectividad de la vacuna con pruebas en un grupo de 30.000 personas. Las primeras conclusiones sobre si la vacuna es apta para su producción en masa podrían llegar en unos tres meses y supondrían un récord en el desarrollo de una vacuna exitosa en tan poco tiempo.