¿Por qué la respuesta individual a la infección por el virus COVID-19 varía tanto de una persona a otra? ¿Por qué algunas personas jóvenes desarrollan formas graves de la enfermedad a pesar de no considerarse un grupo de riesgo? Un estudio publicado este jueves en la revista Science –en el que han participado varios hospitales españoles– ha encontrado una respuesta: El 15% de los casos graves deben el desarrollo de la enfermedad a factores genéticos a inmunológicos.
Los datos: el 3,5% de los pacientes con neumonía grave tienen mutaciones genéticas que impiden la actividad de los interferones de tipo I, unas moléculas clave para luchar contra el SARS-CoV-2, según ha revelado uno de los estudios. La otra investigación, paralela, ha demostrado que un 10% de los casos graves tienen una respuesta autoinmune frente a estos interferones de tipo I, lo que significa que su propio sistema inmunitario impide una respuesta adecuada contra el virus y, además, podría explicar la mayor vulnerabilidad de los hombres y los mayores de 65 años.
En el primer estudio, los investigadores analizaron variaciones genéticas a partir de muestras de sangre de más de 650 pacientes que habían sido hospitalizados por neumonía grave por COVID-19, un 14% de los cuales murieron, e incluyeron también muestras de otro grupo de más de 530 pacientes asintomáticos o con infección leve. Los investigadores buscaron diferencias entre los dos grupos, analizando 13 genes conocidos por ser importantes para la defensa contra el virus de la gripe mediante los interferones de tipo I.
«Los interferones de tipo I son uno de los principales mecanismos que la inmunidad innata tiene para luchar contra las infecciones virales», ha explicado el investigador del Grupo de Investigación en Inmunología Diagnóstica del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), Roger Colobran, que ha participado en el estudio publicado. «Lo que nos ha sorprendido en este estudio es la elevada frecuencia con la que hemos encontrado estas alteraciones en pacientes con COVID-19 grave».
Una pista sobre la vulnerabilidad de hombres y mayores de 65 años
La segunda investigación ha descrito una respuesta autoinmune contra los interferones de tipo I. En este caso, los investigadores examinaron 987 pacientes con neumonía grave por COVID-19 y encontraron que más del 10% tenían anticuerpos propios contra los interferones al inicio de la infección.
En algunos casos, estos anticuerpos fueron detectados en muestras de sangre tomadas antes de que los pacientes se infectaran y, en otros casos, se encontraron en estadios iniciales de la infección, y de los 101 pacientes con estos anticuerpos contra los interferones de tipo I, 95 eran hombres. «Este sesgo de género sugiere la presencia de algún factor genético, que podría estar localizado en el cromosoma X, que de alguna forma favorezca la aparición de este fenómeno autoinmune de forma más prevalente en hombres. Esta es una de las hipótesis que se está trabajando dentro del consorcio COVID Human Genetic Effort», según Colobran.
Además, cerca de la mitad de los pacientes que tenían estos anticuerpos tenían más de 65 años, mientras que solo se encontraban en un 38% de los menores de 65 años, por lo cual parece que la frecuencia de estos anticuerpos aumenta con la edad.
Los investigadores analizaron también la presencia de autoanticuerpos en la población general sana, y en estos casos, solo 4 de las 1.227 personas analizadas tenían este tipo de anticuerpos.
«Estos hallazgos refuerzan la idea de que estos autoanticuerpos tienen un papel como causa de estas formas graves y que no son una consecuencia», ha sentenciado Andrea Martín, investigadora del Grupo de Investigación de Infección en el Paciente Pediátrico Inmunodeprimido del VHIR.