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Sociedad

China aprueba por primera vez el uso comercial de una vacuna contra el coronavirus

Tingshu Wang | Reuters

Las autoridades chinas han dado por primera vez luz verde a la comercialización de una de las vacunas contra la COVID-19 desarrolladas en el país, la de Sinopharm y su subsidiaria Instituto de Productos Biológicos de Pekín.

En contexto: aunque China dé su visto bueno ahora a la salida al mercado de esta vacuna, ya se aprobó en junio la utilización de varias de las candidatas a vacuna desarrolladas en el país para ser administradas en casos «de urgencia», es decir, personas altamente expuestas a riesgo de contagio.

Ambas compañías solicitaron este miércoles mismo la autorización a la Administración Nacional de Productos Médicos (NMPA) tras informar de que la eficacia de la vacuna era del 79,34%, según datos provisionales derivados de la fase 3 de ensayos clínicos.

En una rueda de prensa celebrada en Pekín, el número dos de la NMPA, Chen Shifei, ha explicado que la institución ha llegado a la conclusión de que «los beneficios conocidos y potenciales de esta vacuna superan a sus riesgos conocidos y potenciales» y que cumple con los estándares marcados para la aprobación condicional de su comercialización.

La condición es que Sinopharm siga llevando a cabo sus ensayos clínicos con arreglo a los plazos acordados y enviando los datos recabados a las autoridades médicas del país para su verificación y registro final. Chen ha señalado que, según las leyes locales, se puede aprobar de forma condicional una vacuna cuando son «necesarias urgentemente para responder a grandes emergencias sanitarias públicas».

El escueto anuncio de los resultados de la fase 3 de pruebas, efectuado el miércoles, no aportaba datos como el número de participantes que sí contrajeron el virus o los efectos secundarios reportados.

En la rueda de prensa tampoco se han dado estos datos, que serán publicados «más adelante en publicaciones médicas chinas y de otros países», según el presidente de CNBG -subsidiaria de Sinopharm de la que depende el Instituto de Productos Biológicos de Pekín-, Wu Yonglin.

Wu ha asegurado que las pruebas se llevaron a cabo con estándares «que superan a los existentes, incluso a los de la OMS (Organización Mundial de la Salud)».