Un tribunal de Seúl ha condenado a dos años y medio de cárcel al heredero del imperio Samsung, Lee Jae-yong, en el nuevo juicio al que ha sido sometido por su participación en la trama de corrupción de la expresidenta Park Geun-hye.
En contexto: el Alto Tribunal de Seúl ha decidido imponer a Lee esta pena por sobornar a la amiga de la expresidenta Choi Soon-sil, apodada ‘la Rasputina’, dentro de una amplia red de favores que escandalizó al país y desencadenó la salida del poder y el encarcelamiento de Park.
Lee, quien estuvo presente en el veredicto, fue custodiado desde el tribunal hasta un centro de encarcelamiento, al que regresará menos de tres años después de ser liberado cuando fue anulada su sentencia anterior, según recoge la agencia local Yonhap.
Lee había sido condenado a cinco años de cárcel en agosto de 2017 por los sobornos dirigidos a obtener un trato favorable de las autoridades, malversar fondos, ocultar activos en el extranjero y cometer perjurio. Sin embargo, en febrero de 2018 un tribunal de apelación redujo su condena y le permitió abandonar la cárcel, aunque su caso volvió a dar un nuevo giro en agosto de 2019, cuando una instancia superior decidió imputarle nuevos cargos.
La fiscalía había solicitado nueve años de prisión para el heredero de Samsung en el nuevo juicio, con objeto de sentar ejemplo en este caso de alto perfil relacionado con la sonada trama de ‘la Rasputina’.
El empresario está siendo juzgado además por otra instancia de Seúl, por los cargos de fraude contable y manipulación de precios de activos bursátiles cometidos supuestamente durante la polémica fusión de dos compañías del grupo en 2015.
A esa fusión de 2015 se le atribuyen varias irregularidades, entre ellas un supuesto delito de fraude contable cuyo objetivo era consolidar el liderazgo de Lee poco después de que su padre, el presidente del grupo Lee Kun-hee, sufriera un infarto que le había dejado en coma hasta su fallecimiento el pasado octubre.
Este escándalo saca a relucir de nuevo las conexiones entre el poder político y las grandes familias que controlan los chaebols, los conglomerados que favorecieron la prodigiosa recuperación después de la Guerra de Corea.