El exceso de mortalidad se dispara: julio quintuplica los fallecimientos por covid
Los expertos apuntan que, aunque las causas pueden ser varias, estos decesos podrían ser efectos colaterales del confinamiento
El exceso de mortalidad en julio ha alcanzado máximos históricos. Un desconcertante número de fallecimientos inesperados con 11.264 óbitos por encima de lo habitual, esto es, seis veces más con respecto a la serie histórica de la media de este mes (1.844) desde que el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) la recoge en las estadísticas en el MoMo, el sistema de Monitorización de la Mortalidad, dependiente del Ministerio del Interior. Un pico de muertes, además, muy por encima de las provocadas por covid oficialmente en el mismo periodo (2.602) y de las atribuidas a las altas temperaturas (2.223).
Así, a razón de más de 360 decesos diarias, sobre cuáles son las razones hay más hipótesis que certezas, no obstante, los expertos señalan que el confinamiento pudo crear mucha enfermedad –hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular, enfermedad mental…– y junto con los retrasos en los diagnósticos de patologías potencialmente mortales, el resultado está dando la cara ahora. «Estamos pagando las consecuencias de una situación que se ha cronificado», apunta a THE OBJECTIVE Rafael Toledo, catedrático en inmunoparisitología de la Universidad de Valencia, que agrega: «La situación que hemos vivido desde 2020 ha sido extraordinaria y pensar que las consecuencias no lo iban a ser es, al menos, ilusorio».
En este sentido, vemos que la detección de casos en 2020 de determinadas enfermedades respecto a la media de 2017-2019 bajó en la mayoría de las patologías, excepto en los casos de ansiedad, donde se detectaron un 16% más. Según un estudio realizado por el Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (Idibaps), el Consorci d’Atenció Primària de Salut de l’Eixample y el Hospital Clínic de Barcelona, en 2020 se diagnosticaron un 50% menos de casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, un 48% menos de cardiopatía isquémica, un 46% menos de hipotirodismo y un 45% menos de casos de melanomas.
El Ministerio de Sanidad no han sabido responder ante lo que está sucediendo. Ninguna de las administraciones consultadas por THE OBJECTIVE ha sabido dar una respuesta a qué se debe este exceso de mortalidad. Hasta el momento, la única referencia pública a este tema por parte de los representantes políticos tuvo lugar en diciembre de 2021 cuando la ministra de Sanidad, Carolina Darias, tras ser preguntada por este asunto en la comisión de salud del Congreso de los Diputados, dijo que a ella también «le gustaría saber por qué» se están produciendo estas muertes.
Atención Primaria, a medio gas
La pandemia ha abierto las tripas al sistema sanitario. Al retraso en los diagnósticos, en los tratamientos y en las operaciones (123 días de media de espera para una intervención quirúrgica), hay que sumar que la decadencia de la Atención Primaria, a pesar del esfuerzo los sanitarios, es imperante. La plataforma Salvemos la Atención Primaria, que agrupa a 115 organizaciones sociales, sindicales y profesionales, ha denunciado que el tiempo que transcurre desde que se pide una cita en Atención Primaria hasta que se consigue la consulta con el médico de familia es de casi 11 días, plazo que supone el doble del que se precisaba en 2019.
En este sentido se pronuncia la médica y bioeticista Mónica Lalanda, quien hace hincapié en el «poco interés» de las Comunidades Autónomas por «recomponer» la situación, por lo que llama a recordar: «No hay una buena sanidad sin una buena Atención Primaria. Esto, a su vez colapsa aun más los ya sufridos servicios de urgencia».
Una situación que confirma el catedrático Rafael Toledo, que asegura que está «harto de ver» en ambulatorio «atenciones solo con cita previa». «Esto no pasaba antes. Y los principales usuarios de esos servicios son la gente mayor y más sensibles a las alteraciones», hace hincapié. Según las estadísticas del MoMo, el exceso de fallecimiento se da en gran mayoría en personas por encima de los 85 años (7.383), y también entre los 75 y los 85 (2.637). «Que la atención sanitaria no se haya revertido a la situación prepandemia es un tema puramente político y económico. Y, aunque se restaurara, ya hay un daño hecho», hace hincapié el experto. Y es que en los primeros siete meses de 2022 el exceso de muertes ya supera a las que tuvieron lugar en todo 2021, cuando se registraron 24.490 defunciones por causas desconocidas. En lo que va de año se han contabilizado 29.827.
Efectos colaterales de las mascarillas y la vacunación
Según los expertos, no hay una sola causa y, por eso, ningún posible motivo en ese abanico «debe ser tampoco desdeñado sin estudiarlo a fondo». «¿Y qué otras cosas completamente inusuales han ocurrido durante estos años además del confinamiento y correspondiendo con el aumento severísimo de la mortalidad?», se pregunta la doctora Lalanda, quien responde: «Pues las obvias: menos contacto social, el uso de mascarillas y las vacunaciones masivas». «España ha estado a la cabeza en las tres. Si bien todas han tenido un efecto positivo sobre el control del covid, es imprescindible tener la valentía de valorar posibles efectos colaterales de estas medidas», apunta.
Y es que si observamos el EuroMoMo, las estadísticas muestran un pequeño repunte de la mortalidad en el resto del continente, pero sin parangón con los datos registrados en España, Portugal o Reino Unido, países donde las medidas contra el coronavirus fueron de las más restrictivas y donde más cambios se implantaron en el sistema sanitario y, además, durante más tiempo. Por el contrario, países como República Checa (0,3), Croacia (1,5), Francia (4,4) y Lituania (4,6) presentan pequeños repuntes de exceso de fallecimientos, e Italia valores incluso inferiores a las medias mensuales de 2016-2019, un 1% menos.
En este sentido también se pronuncia el catedrático en inmunoparisitología, que si bien cree que el uso de las mascarillas han podido debilitar nuestro sistema inmunitario con la falta de contacto y la alteración de la normal circulación de virus y bacterias, no cree que la vacuna contra el coronavirus haya influido en el exceso de mortalidad. «La mortalidad debido a la vacuna es la misma que en otras vacunas, y aunque los efectos adversos son mayores en valores absolutos, porcentualmente son iguales que otras», explica Toledo, que apunta que si las causas de estos fallecimientos estuvieran relacionadas con estas inoculaciones «las muertes no tendrían lugar por olas, sino de forma continuada a lo largo de todo el año conforme se han ido poniendo las inyecciones».
Ahora, la ciencia deberá ser capaz de afrontar ciertas cuestiones complejas, sin embargo, concluyen los expertos, «mientras no se realice un estudio serio y científico, sin prejuicios y sin derivaciones políticas de esta aterradora situación, estaremos en tinieblas».