La Agencia Estatal del Medicamento alerta sobre la combinación de estos fármacos
En España, las interacciones entre medicamentos provocan entre el 5 y el 15% de las hospitalizaciones en la población anciana
Según la Agencia Europea del Medicamento (AEM), una de cada cuatro personas, en algún momento, ha combinado diferentes fármacos sin consultar al médico. Esta práctica, junto con la automedicación, puede conllevar graves riesgos porque los medicamentos pueden producir efectos secundarios peligrosos.
Según recoge el Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF), en los países industrializados las reacciones secundarias a los medicamentos están entre la cuarta y la sexta causa de muerte. Hasta un tercio de estas reacciones adversas, además, podrían ser debido a interacciones entre medicamentos.
Qué es la interacción entre medicamentos
La interacción de medicamentos hace referencia a cuando tiene lugar un cambio en la forma en la que un medicamento actúa en el cuerpo debido a haberlo tomado con otros fármacos, alimentos o suplementos. En España, las interacciones entre medicamentos provocan entre el 5 y el 15% de las hospitalizaciones en la población anciana y más del 45% de los reingresos hospitalarios.
Cuando se mezclan varios medicamentos que reaccionan entre sí, provocando la interacción medicamentosa, puede provocar que el medicamento no actúe como está indicado. Una posibilidad es que el fármaco deje de funcionar o se vuelva menos efectivo; sin embargo, también puede ocurrir lo contrario: que los efectos sean más fuertes. Por ejemplo, tomar un medicamento para la tos y otro que ayude a dormir puede provocar que los medicamentos se afecten mutuamente.
Estos son los medicamentos que no hay que combinar
Aunque no todos los medicamentos tienen interacciones, el riesgo es mayor cuantos más fármacos haya implicados. De esta forma, en caso de tomar dos medicamentos el riesgo de interacción es del 15%; si son cinco medicamentos, asciende hasta el 40%; y del 80% en caso de que sean siete medicamentos.
Estas interacciones, como ya se ha mencionado, no solo incluyen efectos secundarios, sino que pueden potenciar los efectos, anularlos mutuamente o alterar la concentración de otro medicamento. Algunas de las combinaciones que más problemas pueden causar son:
- Anticoagulantes y aspirina: la combinación de estos medicamentos puede incrementar el riesgo de sangrado. Los anticoagulantes están dentro de una categoría de fármacos cuyo uso debe ser con máxima precaución. La dosificación es delicada y tiene que supervisarla un médico, ya que suelen ser medicamentos cuyo tratamiento suele ser prolongado. La aspirina, por otra parte, es uno de los fármacos más importantes que aumenta el efecto anticoagulante y que hay que evitar en caso de estar tomando este otro tipo de medicamentos.
- Relajantes musculares y ansiolíticos: los relajantes musculares suelen estar destinados al tratamiento de dolores musculares o contracturas, pero también tienen una serie de contraindicaciones que hay que tener en cuenta. La mezcla de ansiolíticos o algunos tipos de analgésicos puede provocar daños irreversibles en el sistema nervioso, ya que los relajantes musculares actúan sobre la médula espinal y, por tanto, afectan al sistema nervioso. Los síntomas que pueden causar son de tipo neurológico, como mareos o vómitos e incluso visión borrosa o pérdida de reflejos.
- Antialérgicos y benzodiacepinas: combinar estos dos fármacos provoca un aumento recíproco del efecto. Concretamente, los antialérgicos como doxilamina y las benzodiacepinas, fármacos empleados contra la ansiedad, aumentan sus efectos sedantes de forma recíproca.
- Antibióticos y anticonceptivos: estos últimos actúan impidiendo que tenga lugar la ovulación y, por tanto, evitan el embarazo. Sin embargo, al tomarlos con ciertos antibióticos, la efectividad de estos contraconceptivos puede variar, sobre todo si se combinan con rifamicinas como la rifampicina o la rifabutina. Por tanto, lo recomendable es tener precauciones especiales a la hora de combinar cualquier antibiótico con un anticonceptivo hormonal.
- Betabloqueantes e insulina: las personas que tengan un tratamiento para la diabetes tiene que tener en cuenta que muchos de los medicamentos (con o sin receta) recomendados para las afecciones más comunes pueden afectar en su trastorno, con un impacto importante en sus niveles de glucosa en sangre. Los betabloqueantes son medicamentos que alteran la acción o secreción de la insulina, con una acción antagónica y posible hiperglucemia. También pueden tener efectos similares los diuréticos, esteroides o estrógenos.
- Antidepresivos y analgésicos: las personas que toman algún antidepresivo tienen opciones limitadas de analgésicos que pueden tomar. Al combinarlos, el riesgo de sangrado gastrointestinal aumenta de forma considerable.
- Paracetamol con el antibiótico flucloxacilina: usar ambos medicamentos incrementa el riesgo de acidosis metabólica con alto desequilibro aniónico (HAGMA). Sobre todo es peligroso en aquellos pacientes con factores de riesgo como insuficiencia renal grave o desnutrición, así como aquellas personas que usan dosis máximas diarias de paracetamol, señala la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
En resumen, no es recomendable combinar dos fármacos que pertenecen a la misma familia, es decir, que tienen propiedades comunes. En caso de hacerlo tiene que ser bajo prescripción médica.